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| Todo el Mishné Torá | El Libro de los Perjuicios : Las Leyes de los Daños a la Propiedad , Las Leyes del Hurto , Las Leyes del Asalto y la Pérdida , Las Leyes del Asaltante y el Perjudicador , Las Leyes del Asesino y la Salvaguardia de la Vida
 
áÌÀùÑÅí ä', àÅì òåÉìÈí. (áøàùéú ëà,ìâ) En el nombre de Adonay ¡El Dios Eterno! (Genesis 21,33)

 äÇè-ìÄáÌÄé, àÆì-òÅãÀå‍ÉúÆéêÈ;    åÀàÇì àÆì-áÌÈöÇò. (úäéìéí ÷éè,ìå) Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia. (Sal. 119:36)

ñÅôÆø àÇçÇã òÈùÒÈø åäåÌà ñÅôÆø ðÀæÈ÷Äéí
El Undécimo Libro

El Libro de los Perjuicios

äÄìÀëÌåÉúÈéå çÈîÅùÑ, åÀæÆä äåÌà ñÄãÌåÌøÈï:  äÄìÀëÌåÉú ðÄæÀ÷Åé îÈîåÉï, äÄìÀëÌåÉú âÌÀðÅáÈä, äÄìÀëÌåÉú âÌÀæÅìÈä åÇàÂáÅãÈä, äÄìÀëÌåÉú çåÉáÅì åÌîÇæÌÄé÷, äÄìÀëÌåÉú øåÉöÅçÇ åÌùÑÀîÄéøÇú ðÆôÆùÑ. Trata cinco leyes, siendo éste su orden: Las Leyes de los Daños a la Propiedad, Las Leyes del Hurto, Las Leyes del Asalto y la Pérdida, Las Leyes del Asaltante y el Perjudicador y Las Leyes del Asesino y la Salvaguardia de la Vida.
äÄìÀëÌåÉú ðÄæÀ÷Åé îÈîåÉï.  éÅùÑ áÌÄëÀìÈìÈï àÇøÀáÌÇò îÄöÀååÉú òÂùÒÅä; åÀæÆä äåÌà ôÌÀøÈèÈï:  (à) ãÌÄéï äÇùÌÑåÉø; (á) ãÌÄéï äÇäÆáÀòÅø; (â) ãÌÄéï äÇáÌåÉø; (ã) ãÌÄéï äÇäÇáÀòÈøÈä. Las Leyes de los Daños a la Propiedad incluyen cuatro preceptos positivos, a saber: (1) la ley del buey; (2) la ley del pacer; (3) la ley del hoyo; (4) la ley del fuego.
äÄìÀëÌåÉú âÌÀðÅáÈä.  éÅùÑ áÌÄëÀìÈìÈï ùÑÆáÇò îÄöÀååÉú--ùÑÀúÌÅé îÄöÀååÉú òÂùÒÅä, åÀçÈîÅùÑ îÄöÀååÉú ìÉà úÇòÂùÒÆä; åÀæÆä äåÌà ôÌÀøÈèÈï:  (à) ùÑÆìÌÉà ìÄâÀðÉá îÈîåÉï; (á) ãÌÄéï äÇâÌÇðÌÈá; (â) ìÀöÇãÌÇ÷ äÇîÌÉàæÀðÇéÄí òÄí äÇîÌÄùÑÀ÷ÈìåÉú; (ã) ùÑÆìÌÉà éÇòÂùÒÆä òÈåÆì áÌÇîÌÄãÌåÉú åÌáÇîÌÄùÑÀ÷ÈìåÉú; (ä) ùÑÆìÌÉà éÄäÀéÆä ìÈàÈãÈí àÆáÆï åÈàÆáÆï àÅéôÈä åÀàÅéôÈä, àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀàÅéðåÌ ìåÉ÷ÅçÇ åÀðåÉúÅï áÌÈäÆí; (å) ùÑÆìÌÉà éÇñÌÄéâ âÌÀáåÌì; (æ) ùÑÆìÌÉà ìÄâÀðÉá ðÀôÈùÑåÉú. Las Leyes del Hurto incluyen siete preceptos, dos positivos y cinco negativos, a saber: (1) no robar una propiedad; (2) la ley del ladrón; (3) ajustar la balanza con los pesos; (4) que no se pervierta ni las medidas ni los pesos; (5) que una persona no posea medidas incorrectas a pesar de que no las utilice para comerciar ; (6) no abarcar un límite; (7) no secuestrar.
äÄìÀëÌåÉú âÌÀæÅìÈä åÇàÂáÅãÈä.  éÅùÑ áÌÄëÀìÈìÈï ùÑÆáÇò îÄöÀååÉú--ùÑÀúÌÅé îÄöÀååÉú òÂùÒÅä, åÀçÈîÅùÑ îÄöÀååÉú ìÉà úÇòÂùÒÆä; åÀæÆä äåÌà ôÌÀøÈèÈï:  (à) ùÑÆìÌÉà ìÄâÀæÉì; (á) ùÑÆìÌÉà ìÇòÂùÑÉ÷; (â) ùÑÆìÌÉà ìÇçÂîÉã; (ã) ùÑÆìÌÉà ìÀäÄúÀàÇåÌåÉú; (ä) ìÀäÈùÑÄéá àÆú äÇâÌÀæÅìÈä; (å) ùÑÆìÌÉà éÄúÀòÇìÌÇí îÄï äÈàÂáÅãÈä; (æ) ìÀäÈùÑÄéá äÈàÂáÅãÈä. Las Leyes del Asalto y la Pérdida incluyen siete preceptos, dos positivos y cinco negativos, a saber: (1) no asaltar; (2) no explotar; (3) no codiciar; (4) no desear; (5) devolver lo robado; (6) que uno no desatienda un objeto perdido; (7) devolver lo perdido.
äÄìÀëÌåÉú çåÉáÅì åÌîÇæÌÄé÷.  îÄöÀåÇú òÂùÒÅä àÇçÇú, åÀäÄéà ãÌÄéï çåÉáÅì áÌÇçÂáÅøåÉ àåÉ îÇæÌÄé÷ îÈîåÉï çÂáÅøåÉ. Las Leyes del Asaltante y el Perjudicador incluyen un precepto positivo, tratándose de la ley acerca de quien daña a su prójimo o perjudica su propiedad.
äÄìÀëÌåÉú øåÉöÅçÇ åÌùÑÀîÄéøÇú ðÆôÆùÑ.  éÅùÑ áÌÄëÀìÈìÈï ùÑÀáÇò òÆùÒÀøÅä îÄöÀååÉú--ùÑÆáÇò îÄöÀååÉú òÂùÒÅä, åÀòÆùÒÆø îÄöÀååÉú ìÉà úÇòÂùÒÆä; åÀæÆä äåÌà ôÌÀøÈèÈï:  (à) ùÑÆìÌÉà ìÄøÀöÉçÇ; (á) ùÑÆìÌÉà ìÄ÷ÌÇç ëÌÉôÆø ìÀðÆôÆùÑ øåÉöÅçÇ, àÅìÈà éåÌîÈú; (â) ìÀäÇâÀìåÉú äÈøåÉöÅçÇ áÌÄùÑÀâÈâÈä; (ã) ùÑÆìÌÉà ìÄ÷ÌÇç ëÌÉôÆø ìÄîÀçËéÌÇá âÌÈìåÌú; (ä) ùÑÆìÌÉà éåÌîÈú äÈøåÉöÅçÇ ëÌÀùÑÆéÌÄøÀöÇç, ÷ÉãÆí òÂîÄéãÈä áÌÇãÌÄéï; (å) ìÀäÇöÌÄéì äÇðÌÄøÀãÌÈó áÌÀðÇôÀùÑåÉ ùÑÆìÌÈøåÉãÅó; (æ) ùÑÆìÌÉà ìÈçåÌñ òÇì äÈøåÉãÅó; (ç) ùÑÆìÌÉà ìÇòÂîÉã òÇì ãÌÈí; (è) ìÀäÇôÀøÄéùÑ òÈøÅé îÄ÷ÀìÈè åÌìÀëÇåÌÇï ìÈäÆí äÇãÌÆøÆêÀ; (é) ìÇòÂøÉó àÆú äÈòÆâÀìÈä áÌÀðÇçÇì; (éà) ùÑÆìÌÉà éÇòÂáÉã áÌÀàåÉúÈäÌ ÷ÇøÀ÷Èò åÀìÉà úÄæÌÈøÇò; (éá) ùÑÆìÌÉà ìÈùÒåÌí ãÌÈîÄéí; (éâ) ìÇòÂùÒåÉú îÇòÂ÷Æä; (éã) ùÑÆìÌÉà éÇëÀùÑÄéì úÌÈîÄéí áÌÀãÈáÈø; (èå) ìÄôÀøÉ÷ òÄí îÄé ùÑÆðÌÄëÀùÑÇì áÌÇãÌÆøÆêÀ; (èæ) ìÄèÀòÉï òÄîÌåÉ; (éæ) ùÑÆìÌÉà éÇðÌÄéçÆðÌåÌ áÌÇãÌÆøÆêÀ ðÄáÀäÈì áÌÀîÇùÌÒÈàåÉ åÀéÅìÅêÀ ìåÉ. Las Leyes del Asesino y la Salvaguardia de la Vida incluyen diecisiete preceptos, siete positivos y diez negativos, a saber: (1) no matar; (2) no aceptar fianza de un asesino sino matarle; (3) desterrar al asesino impremeditado; (4) no aceptar fianza de quien debe ser desterrado; (5) que el asesino no sea ejecutado antes de ser juzgado ; (6) salvar al perseguido a expensas de la vida del perseguidor; (7) no apiadarse del perseguidor; (8) no mostrarse apático ante una vida en peligro; (9) designar ciudades de refugio y señalizarlas; (10) desnucar a la ternera en un rápido; (11) no trabajar esa tierra ni cultivarla; (12) no arriesgar; (13) hacer un pretil; (14) no obstaculizar la acción de un despistado; (15) desmontar con quien tropiece en el camino; (16) recargar con él; (17) no dejarle alarmado por su carga en el camino e irse.
ðÄîÀöÀàåÌ ëÌÈì äÇîÌÄöÀååÉú äÇðÌÄëÀìÈìåÉú áÌÀñÅôÆø æÆä, ùÑÅùÑ åÌùÑÀìåÉùÑÄéí--îÅäÆï ùÑÅùÑ òÆùÒÀøÅä îÄöÀååÉú òÂùÒÅä, åÀòÆùÒÀøÄéí îÄöÀååÉú ìÉà úÇòÂùÒÆä. Todos los preceptos incluidos en este libro son, por lo tanto, treinta y seis--dieciseis positivos y veinte negativos.
äÄìÀëÌåÉú èËîÀàÇú àÉëÈìÄéï.  îÄöÀåÇú òÂùÒÅä àÇçÇú, åÀäÄéà ãÌÄéï èËîÀàÇú îÇùÑÀ÷Äéï åÀàÉëÈìÄéï åÀäÆëÀùÑÅøÈï. Las Leyes de la Impureza de los Alimentos incluyen un precepto positivo, tratándose tanto de la ley respecto de la impureza de los liquidos y comidas como aquella acerca de como se les convierte en susceptibles a impurificarse.
äÄìÀëÌåÉú ëÌÅìÄéí.  òÄðÀéÇï àÅìÌåÌ äÇäÂìÈëåÉú ìÅéãÇò ëÌÅìÄéí ùÑÆîÌÀ÷ÇáÌÀìÄéï èËîÀàÈä îÄëÌÈì àÅìÌåÌ äÇèÌÀîÈàåÉú, åÀëÅìÄéí ùÑÀàÅéðÈï îÄèÌÇîÌÀàÄéï, åÀëÅéöÇã îÄèÌÇîÌÀàÄéï äÇëÌÅìÄéí åÌîÀèÇîÌÀàÄéï. Las Leyes de los Recipientes tratan del reconocimiento de los recipientes susceptibles a ser impurificados por alguna de las impurezas ya especificadas y aquellos que no lo son y además del modo en que tales recipientes son impurificados e impurifican.
äÄìÀëÌåÉú îÄ÷ÀååÉú.  îÄöÀåÇú òÂùÒÅä àÇçÇú, åÀäÄéà ùÑÆéÌÄèÀáÌÉì ëÌÈì èÈîÅà áÌÀîÅé îÄ÷ÀåÆä åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ éÄèÀäÇø. Las Leyes de los Baños Rituales incluyen un precepto positivo que demanda la inmersión de todo impuro en las aguas de una “miqvé”, considerándosele luego puro.
ðÄîÀöÀàåÌ ëÌÈì äÇîÌÄöÀååÉú äÇðÌÄëÀìÈìåÉú áÌÀñÅôÆø æÆä, òÆùÒÀøÄéí--îÅäÆï ùÑÀîåÉðÆä òÆùÒÀøÅä îÄöÀååÉú òÂùÒÅä, åÌùÑÀúÌÅé îÄöÀååÉú ìÉà úÇòÂùÒÆä. Todos los preceptos incluidos en este libro son, por lo tanto, veinte--dieciocho positivos y dos negativos.

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