äÄìÀëÌåÉúÈéå çÈîÅùÑ, åÀæÆä äåÌà ñÄãÌåÌøÈï: äÄìÀëÌåÉú ùÒÀëÄéøåÌú, äÄìÀëÌåÉú ùÑÀàÅìÈä åÌôÄ÷ÌÈãåÉï, äÄìÀëÌåÉú îÇìÀåÆä åÀìåÉåÆä, äÄìÀëÌåÉú èåÉòÅï åÀðÄèÀòÈï, äÄìÀëÌåÉú ðÀçÈìåÉú.
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Trata cinco leyes, siendo éste su orden: Las Leyes del Alquiler, Las Leyes de los Préstamos y las Prendas,
Las Leyes del Prestamista y el Deudor,
Las Leyes del Acusador y el Acusado y Las Leyes de las Herencias.
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äÄìÀëÌåÉú ùÒÀëÄéøåÌú. éÅùÑ áÌÄëÀìÈìÈï ùÑÆáÇò îÄöÀååÉú--ùÑÈìåÉùÑ îÄöÀååÉú òÂùÒÅä, åÀàÇøÀáÌÇò îÄöÀååÉú ìÉà úÇòÂùÒÆä; åÀæÆä äåÌà ôÌÀøÈèÈï: (à) ãÌÄéï ùÒÈëÄéø åÀùÑåÉîÅø ùÒÈëÈø; (á) ìÄúÌÅï ùÒÀëÇø ùÒÈëÄéø áÌÀéåÉîåÉ; (â) ùÑÆìÌÉà éÀàÇçÇø ùÒÀëÇø ùÒÈëÄéø àÇçÇø æÀîÇðÌåÉ; (ã) ùÑÆéÌÉàëÇì äÇùÌÒÈëÄéø îÄï äÇîÌÀçËáÌÈø ùÑÆéÌÇòÂùÒÆä áÌåÉ; (ä) ùÑÆìÌÉà éÉàëÇì äÇùÌÒÈëÄéø îÄï äÇîÌÀçËáÌÈø ùÑÆìÌÉà áÌÀùÑÈòÇú âÌÀîÈø îÀìÈàëÈä; (å) ùÑÆìÌÉà éåÉìÄéêÀ äÇùÌÒÈëÄéø áÌÀéÈãåÉ éÈúÅø òÇì îÇä ùÑÆàÈëÇì; (æ) ùÑÆìÌÉà éÇçÀñÉí ùÑåÉø áÌÀãÄéùÑåÉ, åÀëÅï ùÑÀàÈø äÇáÌÀäÅîÈä.
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Las Leyes del Alquiler incluyen siete preceptos, tres positivos y cuatro negativos, a saber: (1)
la ley del jornalero y del depositario asalariado; (2)
darle su sueldo al jornalero en su día; (3)
no demorar el pago al jornalero una vez llegado su plazo; (4)
que el asalariado coma de aquello aún no cosechado de lo cual se ocupa; (5)
que el asalariado no coma de aquello no arrancado si no esté finalizando su tarea
; (6)
que el asalariado no se lleve sino lo que ha comido; (7)
no abozalar ni a un buey ni a otro animal mientras trille.
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äÄìÀëÌåÉú ùÑÀàÅìÈä åÌôÄ÷ÌÈãåÉï. éÅùÑ áÌÄëÀìÈìÈï ùÑÀúÌÅé îÄöÀååÉú òÂùÒÅä: (à) ãÌÄéï äÇùÌÑåÉàÅì; (á) ãÌÄéï ùÑåÉîÅø çÄðÌÈí.
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Las Leyes de los Préstamos y las Prendas incluyen dos preceptos positivos: (1)
la ley de quien pide prestado; (2)
la ley del depositario gratuito.
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äÄìÀëÌåÉú îÇìÀåÆä åÀìåÉåÆä. éÅùÑ áÌÄëÀìÈìÈï ùÑÀúÌÅéí òÆùÒÀøÅä îÄöÀååÉú--àÇøÀáÌÇò îÄöÀååÉú òÂùÒÅä, åÌùÑÀîåÉðÆä îÄöÀååÉú ìÉà úÇòÂùÒÆä; åÀæÆä äåÌà ôÌÀøÈèÈï: (à) ìÀäÇìÀååÉú ìÀòÈðÄé åÈîÈêÀ; (á) ùÑÆìÌÉà éÄâÌÉùÒ àåÉúåÉ; (â) ìÄðÀâÉùÒ àÆú äÇðÌÈëÀøÄé; (ã) ùÑÆìÌÉà éÀîÇùÑÀëÌÇï áÌÇòÇì çåÉá áÌÄæÀøåÉòÇ; (ä) ìÀäÇçÀæÄéø äÇîÌÇùÑÀëÌåÉï ìÄáÀòÈìÈéå, áÌÄæÀîÈï ùÑÀäåÌà öÈøÄéêÀ ìåÉ; (å) ùÑÆìÌÉà éÀàÇçÇø äÇîÌÇùÑÀëÌåÉï îÄáÌÀòÈìÈéå äÆòÈðÄé, áÌÀòÅú ùÑÀäåÌà öÈøÄéêÀ ìåÉ; (æ) ùÑÆìÌÉà éÇçÂáÉì àÇìÀîÈðÈä; (ç) ùÑÆìÌÉà éÇçÂáÉì ëÌÅìÄéí ùÑÆòåÉùÒÄéï áÌÈäÆï àÉëÆì ðÆôÆùÑ; (è) ùÑÆìÌÉà éÄúÌÅï äÇîÌÇìÀåÆä áÌÀøÄáÌÄéú; (é) ùÑÆìÌÉà éÄìÀåÆä äÇìÌåÉåÆä áÌÀøÄáÌÄéú; (éà) ùÑÆìÌÉà éÄúÀòÇñÌÇ÷ àÈãÈí áÌÅéï îÇìÀåÆä åÀìåÉåÆä áÌÀøÄáÌÄéú, ìÉà éÈòÄéã áÌÅéðÅéäÆí åÀìÉà éÄëÀúÌÉá ùÑÀèÈø åÀìÉà éÇòÂøÉá; (éá) ìÄìÀååÉú îÄï äÇðÌÈëÀøÄé åÌìÀäÇìÀååÉúåÉ áÌÀøÄáÌÄéú.
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Las Leyes del Prestamista y el Deudor incluyen doce preceptos, cuatro positivos y ocho negativos,
a saber: (1)
prestarle al pobre y necesitado; (2)
no oprimirle; (3)
oprimir al gentil; (4)
que el acreedor no hipoteque por la fuerza; (5)
devolverle la prenda a su dueño cuando la necesite; (6)
no demorar el retorno de la prenda de su pobre dueño cuando éste la necesite; (7)
no hipotecar a una viuda; (8)
no hipotecar utensilios de cocina; (9)
que el prestamista no imponga interés; (10)
que no se pida prestado con interés; (11)
que una persona no se inmiscuya en casos de préstamos con interés ni testimoniando ni
redactando documentación ni siendo garante.; (12)
tanto pedirle prestado como prestarle al gentil con interés.
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äÄìÀëÌåÉú èåÉòÅï åÀðÄèÀòÈï. îÄöÀåÇú òÂùÒÅä àÇçÇú, åÀäÄéà ãÌÄéï èåÉòÅï åÌîåÉãÆä àåÉ ëÌåÉôÅø.
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Las Leyes del Acusador y el Acusado incluyen un precepto positivo, tratándose de
la ley acerca del reclamante y quien admite u objeta.
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äÄìÀëÌåÉú ðÀçÈìåÉú. îÄöÀåÇú òÂùÒÅä àÇçÇú, åÀäÄéà ãÌÄéï ñÅãÆø ðÀçÈìåÉú.
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Las Leyes de las Herencias incluyen un precepto positivo, tratándose del
orden de las herencias.
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ðÄîÀöÀàåÌ ëÌÈì äÇîÌÄöÀååÉú äÇðÌÄëÀìÈìåÉú áÌÀñÅôÆø æÆä, ùÑÈìåÉùÑ åÀòÆùÒÀøÄéí--îÅäÆï àÇçÇú òÆùÒÀøÅä îÄöÀååÉú òÂùÒÅä, åÌùÑÀúÌÅéí òÆùÒÀøÅä îÄöÀååÉú ìÉà úÇòÂùÒÆä.
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Todos los preceptos incluidos en este libro son, por lo tanto, veintitres--once positivos y doce negativos.
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