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à åÌáÀéåÉí òÆùÒÀøÄéí åÀàÇøÀáÌÈòÈä ìÇçÉãÆùÑ äÇæÌÆä, ðÆàÆñÀôåÌ áÀðÅé-éÄùÒÀøÈàÅì áÌÀöåÉí åÌáÀùÒÇ÷ÌÄéí, åÇàÂãÈîÈä, òÂìÅéäÆí.
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1 Y EL día veinticuatro del mismo mes se juntaron los hijos de Israel en ayuno, y con sacos, y tierra sobre sí.
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á åÇéÌÄáÌÈãÀìåÌ æÆøÇò éÄùÒÀøÈàÅì, îÄëÌÉì áÌÀðÅé ðÅëÈø; åÇéÌÇòÇîÀãåÌ, åÇéÌÄúÀåÇãÌåÌ òÇì-çÇèÌÉàúÅéäÆí, åÇòÂåÉðåÉú, àÂáÉúÅéäÆí.
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2 Y habíase ya apartado la simiente de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres.
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â åÇéÌÈ÷åÌîåÌ, òÇì-òÈîÀãÈí, åÇéÌÄ÷ÀøÀàåÌ áÌÀñÅôÆø úÌåÉøÇú éÀäåÈä àÁìÉäÅéäÆí, øÀáÄòÄéú äÇéÌåÉí; åÌøÀáÄòÄéú îÄúÀåÇãÌÄéí åÌîÄùÑÀúÌÇçÂåÄéí, ìÇéäåÈä àÁìÉäÅéäÆí. {ô}
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3 Y puestos de pie en su lugar, leyeron en el libro de la ley de Jehóva su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron y adoraron á Jehóva su Dios.
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ã åÇéÌÈ÷Èí òÇì-îÇòÂìÅä äÇìÀåÄéÌÄí, éÅùÑåÌòÇ åÌáÈðÄé ÷ÇãÀîÄéàÅì ùÑÀáÇðÀéÈä áÌËðÌÄé ùÑÅøÅáÀéÈä--áÌÈðÄé ëÀðÈðÄé; åÇéÌÄæÀòÂ÷åÌ áÌÀ÷åÉì âÌÈãåÉì, àÆì-éÀäåÈä àÁìÉäÅéäÆí.
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4 Levantáronse luego sobre la grada de los Levitas, Jesuá y Bunni, Serebias, Dani Cadmiel, Sebanías, Bani y Chênani, y clamaron en voz alta á Jehová su Dios.
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ä åÇéÌÉàîÀøåÌ äÇìÀåÄéÌÄí éÅùÑåÌòÇ åÀ÷ÇãÀîÄéàÅì áÌÈðÄé çÂùÑÇáÀðÀéÈä ùÑÅøÅáÀéÈä äåÉãÄéÌÈä, ùÑÀáÇðÀéÈä ôÀúÇçÀéÈä, ÷åÌîåÌ áÌÈøÀëåÌ àÆú-éÀäåÈä àÁìÉäÅéëÆí, îÄï-äÈòåÉìÈí òÇã-äÈòåÉìÈí; åÄéáÈøÀëåÌ ùÑÅí ëÌÀáÉãÆêÈ, åÌîÀøåÉîÇí òÇì-ëÌÈì-áÌÀøÈëÈä åÌúÀäÄìÌÈä.
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5 Y dijeron los Levitas, Jesuá y Cadmiel, Bani, Hosabnías, Serebías, Odaías, Sebanías y Pethaía: Levantaos, bendecid á Jehová vuestro Dios desde el siglo hasta el siglo: y bendigan el nombre tuyo, glorioso y alto sobre toda bendición y alabanza.
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å àÇúÌÈä-äåÌà éÀäåÈä, ìÀáÇãÌÆêÈ--àú (àÇúÌÈä) òÈùÒÄéúÈ àÆú-äÇùÌÑÈîÇéÄí ùÑÀîÅé äÇùÌÑÈîÇéÄí åÀëÈì-öÀáÈàÈí äÈàÈøÆõ åÀëÈì-àÂùÑÆø òÈìÆéäÈ äÇéÌÇîÌÄéí åÀëÈì-àÂùÑÆø áÌÈäÆí, åÀàÇúÌÈä îÀçÇéÌÆä àÆú-ëÌËìÌÈí; åÌöÀáÈà äÇùÌÑÈîÇéÄí, ìÀêÈ îÄùÑÀúÌÇçÂåÄéí.
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6 Tú, oh Jehová, eres solo; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, y toda su milicia, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.
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æ àÇúÌÈä-äåÌà, éÀäåÈä äÈàÁìÉäÄéí, àÂùÑÆø áÌÈçÇøÀúÌÈ áÌÀàÇáÀøÈí, åÀäåÉöÅàúåÉ îÅàåÌø ëÌÇùÒÀãÌÄéí; åÀùÒÇîÀúÌÈ ùÌÑÀîåÉ, àÇáÀøÈäÈí.
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7 Tú, eres oh Jehová, el Dios que escogiste á Abram, y lo sacaste de Ur de los Caldeos, y pusístele el nombre Abraham;
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ç åÌîÈöÈàúÈ àÆú-ìÀáÈáåÉ, ðÆàÁîÈï ìÀôÈðÆéêÈ, åÀëÈøåÉú òÄîÌåÉ äÇáÌÀøÄéú ìÈúÅú àÆú-àÆøÆõ äÇëÌÀðÇòÂðÄé äÇçÄúÌÄé äÈàÁîÉøÄé åÀäÇôÌÀøÄæÌÄé åÀäÇéÀáåÌñÄé åÀäÇâÌÄøÀâÌÈùÑÄé, ìÈúÅú ìÀæÇøÀòåÉ; åÇúÌÈ÷Æí, àÆú-ãÌÀáÈøÆéêÈ, ëÌÄé öÇãÌÄé÷, àÈúÌÈä.
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8 Y hallaste fiel su corazón delante de ti, é hiciste con él alianza para darle la tierra del Cananeo, del Hetheo, y del Amorreheo, y del Pherezeo, y del Jebuseo, y del Gergeseo, para darla á su simiente: y cumpliste tu palabra, porque eres justo.
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è åÇúÌÅøÆà àÆú-òÃðÄé àÂáÉúÅéðåÌ, áÌÀîÄöÀøÈéÄí; åÀàÆú-æÇòÂ÷ÈúÈí ùÑÈîÇòÀúÌÈ, òÇì-éÇí-ñåÌó.
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9 Y miraste la aflicción de nuestos padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el mar Bermejo;
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é åÇúÌÄúÌÅï àÉúÉú åÌîÉôÀúÄéí áÌÀôÇøÀòÉä åÌáÀëÈì-òÂáÈãÈéå, åÌáÀëÈì-òÇí àÇøÀöåÉ--ëÌÄé éÈãÇòÀúÌÈ, ëÌÄé äÅæÄéãåÌ òÂìÅéäÆí; åÇúÌÇòÇùÒ-ìÀêÈ ùÑÅí, ëÌÀäÇéÌåÉí äÇæÌÆä.
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10 Y diste señales y maravillas en Faraón, y en todos sus siervos, y en todo el pueblo de su tierra; porque sabías que habían hecho soberbiamente contra ellos; é hicíste nombre grande, como este día.
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éà åÀäÇéÌÈí áÌÈ÷ÇòÀúÌÈ ìÄôÀðÅéäÆí, åÇéÌÇòÇáÀøåÌ áÀúåÉêÀ-äÇéÌÈí áÌÇéÌÇáÌÈùÑÈä; åÀàÆú-øÉãÀôÅéäÆí äÄùÑÀìÇëÀúÌÈ áÄîÀöåÉìÉú, ëÌÀîåÉ-àÆáÆï--áÌÀîÇéÄí òÇæÌÄéí.
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11 Y dividiste la mar delante de ellos y pasaron por medio de ella en seco; y á sus perseguidores echaste en los profundos, como una piedra en grandes aguas.
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éá åÌáÀòÇîÌåÌã òÈðÈï, äÄðÀçÄéúÈí éåÉîÈí; åÌáÀòÇîÌåÌã àÅùÑ, ìÇéÀìÈä, ìÀäÈàÄéø ìÈäÆí, àÆú-äÇãÌÆøÆêÀ àÂùÑÆø éÅìÀëåÌ-áÈäÌ.
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12 Y con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir.
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éâ åÀòÇì äÇø-ñÄéðÇé éÈøÇãÀúÌÈ, åÀãÇáÌÅø òÄîÌÈäÆí îÄùÌÑÈîÈéÄí; åÇúÌÄúÌÅï ìÈäÆí îÄùÑÀôÌÈèÄéí éÀùÑÈøÄéí, åÀúåÉøåÉú àÁîÆú--çË÷ÌÄéí åÌîÄöÀåÉú, èåÉáÄéí.
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13 Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y dísteles juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos:
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éã åÀàÆú-ùÑÇáÌÇú ÷ÈãÀùÑÀêÈ, äåÉãÇòÀúÈ ìÈäÆí; åÌîÄöÀååÉú åÀçË÷ÌÄéí, åÀúåÉøÈä, öÄåÌÄéúÈ ìÈäÆí, áÌÀéÇã îÉùÑÆä òÇáÀãÌÆêÈ.
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14 Y notificásteles el sábado tuyo santo, y les prescribiste, por mano de Moisés tu siervo, mandamientos y estatutos y ley.
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èå åÀìÆçÆí îÄùÌÑÈîÇéÄí ðÈúÇúÌÈä ìÈäÆí, ìÄøÀòÈáÈí, åÌîÇéÄí îÄñÌÆìÇò äåÉöÅàúÈ ìÈäÆí, ìÄöÀîÈàÈí; åÇúÌÉàîÆø ìÈäÆí, ìÈáåÉà ìÈøÆùÑÆú àÆú-äÈàÈøÆõ, àÂùÑÆø-ðÈùÒÈàúÈ àÆú-éÈãÀêÈ, ìÈúÅú ìÈäÆí.
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15 Y dísteles pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la piedra; y dijísteles que entrasen á poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano que se la habías de dar.
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èæ åÀäÅí åÇàÂáÉúÅéðåÌ, äÅæÄéãåÌ; åÇéÌÇ÷ÀùÑåÌ, àÆú-òÈøÀôÌÈí, åÀìÉà ùÑÈîÀòåÌ, àÆì-îÄöÀåÉúÆéêÈ.
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16 Mas ellos y nuestros padres hicieron soberbiamente, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos,
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éæ åÇéÀîÈàÂðåÌ ìÄùÑÀîÉòÇ, åÀìÉà-æÈëÀøåÌ ðÄôÀìÀàÉúÆéêÈ àÂùÑÆø òÈùÒÄéúÈ òÄîÌÈäÆí, åÇéÌÇ÷ÀùÑåÌ àÆú-òÈøÀôÌÈí, åÇéÌÄúÌÀðåÌ-øÉàùÑ ìÈùÑåÌá ìÀòÇáÀãËúÈí áÌÀîÄøÀéÈí; åÀàÇúÌÈä àÁìåÉäÌÇ ñÀìÄéçåÉú çÇðÌåÌï åÀøÇçåÌí, àÆøÆêÀ-àÇôÌÇéÄí åÀøÇá-åçñã (çÆñÆã)--åÀìÉà òÂæÇáÀúÌÈí.
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17 Y no quisieron oir, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse á su servidumbre. Tú empero, eres Dios de perdones, clemente y piadoso, tardo para la ira, y de mucha misericordia, que no los dejaste.
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éç àÇó, ëÌÄé-òÈùÒåÌ ìÈäÆí òÅâÆì îÇñÌÅëÈä, åÇéÌÉàîÀøåÌ, æÆä àÁìÉäÆéêÈ àÂùÑÆø äÆòÆìÀêÈ îÄîÌÄöÀøÈéÄí; åÇéÌÇòÂùÒåÌ, ðÆàÈöåÉú âÌÀãÉìåÉú.
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18 Además, cuando hicieron para sí becerro de fundición, y dijeron: Este es tu Dios que te hizo subir de Egipto; y cometieron grandes abominaciones;
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éè åÀàÇúÌÈä áÌÀøÇçÂîÆéêÈ äÈøÇáÌÄéí, ìÉà òÂæÇáÀúÌÈí áÌÇîÌÄãÀáÌÈø; àÆú-òÇîÌåÌã äÆòÈðÈï ìÉà-ñÈø îÅòÂìÅéäÆí áÌÀéåÉîÈí, ìÀäÇðÀçÉúÈí áÌÀäÇãÌÆøÆêÀ, åÀàÆú-òÇîÌåÌã äÈàÅùÑ áÌÀìÇéÀìÈä ìÀäÈàÄéø ìÈäÆí, åÀàÆú-äÇãÌÆøÆêÀ àÂùÑÆø éÅìÀëåÌ-áÈäÌ.
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19 Tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto: la columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.
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ë åÀøåÌçÂêÈ, äÇèÌåÉáÈä, ðÈúÇúÌÈ, ìÀäÇùÒÀëÌÄéìÈí; åÌîÇðÀêÈ ìÉà-îÈðÇòÀúÌÈ îÄôÌÄéäÆí, åÌîÇéÄí ðÈúÇúÌÈä ìÈäÆí ìÄöÀîÈàÈí.
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20 Y diste tu espíritu bueno para enseñarlos, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste en su sed.
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ëà åÀàÇøÀáÌÈòÄéí ùÑÈðÈä ëÌÄìÀëÌÇìÀúÌÈí áÌÇîÌÄãÀáÌÈø, ìÉà çÈñÅøåÌ; ùÒÇìÀîÉúÅéäÆí ìÉà áÈìåÌ, åÀøÇâÀìÅéäÆí ìÉà áÈöÅ÷åÌ.
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21 Y sustentástelos cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad: sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies.
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ëá åÇúÌÄúÌÅï ìÈäÆí îÇîÀìÈëåÉú åÇòÂîÈîÄéí, åÇúÌÇçÀìÀ÷Åí ìÀôÅàÈä; åÇéÌÄéøÀùÑåÌ àÆú-àÆøÆõ ñÄéçåÉï, åÀàÆú-àÆøÆõ îÆìÆêÀ çÆùÑÀáÌåÉï, åÀàÆú-àÆøÆõ, òåÉâ îÆìÆêÀ-äÇáÌÈùÑÈï.
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22 Y dísteles reinos y pueblos, y los distribuiste por cantones: y poseyeron la tierra de Sehón, y la tierra del rey Hesbón, y la tierra de Og rey de Basán.
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ëâ åÌáÀðÅéäÆí äÄøÀáÌÄéúÈ, ëÌÀëÉëÀáÅé äÇùÌÑÈîÈéÄí; åÇúÌÀáÄéàÅí, àÆì-äÈàÈøÆõ, àÂùÑÆø-àÈîÇøÀúÌÈ ìÇàÂáÉúÅéäÆí, ìÈáåÉà ìÈøÈùÑÆú.
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23 Y multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y metístelos en la tierra, de la cual habías dicho á sus padres que habían de entrar á poseerla.
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ëã åÇéÌÈáÉàåÌ äÇáÌÈðÄéí, åÇéÌÄéøÀùÑåÌ àÆú-äÈàÈøÆõ, åÇúÌÇëÀðÇò ìÄôÀðÅéäÆí àÆú-éÉùÑÀáÅé äÈàÈøÆõ äÇëÌÀðÇòÂðÄéí, åÇúÌÄúÌÀðÅí áÌÀéÈãÈí; åÀàÆú-îÇìÀëÅéäÆí åÀàÆú-òÇîÀîÅé äÈàÈøÆõ, ìÇòÂùÒåÉú áÌÈäÆí ëÌÄøÀöåÉðÈí.
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24 Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos á los moradores del país, á los Cananeos, los cuales entregaste en su mano, y á sus reyes, y á los pueblos de la tierra, para que hiciesen de ellos á su voluntad.
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ëä åÇéÌÄìÀëÌÀãåÌ òÈøÄéí áÌÀöåÌøÉú, åÇàÂãÈîÈä ùÑÀîÅðÈä, åÇéÌÄéøÀùÑåÌ áÌÈúÌÄéí îÀìÅàÄéí-ëÌÈì-èåÌá áÌÉøåÉú çÂöåÌáÄéí ëÌÀøÈîÄéí åÀæÅéúÄéí åÀòÅõ îÇàÂëÈì, ìÈøÉá; åÇéÌÉàëÀìåÌ åÇéÌÄùÒÀáÌÀòåÌ åÇéÌÇùÑÀîÄéðåÌ, åÇéÌÄúÀòÇãÌÀðåÌ áÌÀèåÌáÀêÈ äÇâÌÈãåÉì.
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25 Y tomaron ciudades fortalecidas, y tierra pingüe, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles de comer; y comieron, y hartáronse, y engrosáronse, y deleitáronse en tu grande bondad.
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ëå åÇéÌÇîÀøåÌ åÇéÌÄîÀøÀãåÌ áÌÈêÀ, åÇéÌÇùÑÀìÄëåÌ àÆú-úÌåÉøÈúÀêÈ àÇçÂøÅé âÇåÌÈí, åÀàÆú-ðÀáÄéàÆéêÈ äÈøÈâåÌ, àÂùÑÆø-äÅòÄéãåÌ áÈí ìÇäÂùÑÄéáÈí àÅìÆéêÈ; åÇéÌÇòÂùÒåÌ, ðÆàÈöåÉú âÌÀãåÉìÉú.
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26 Empero te irritaron, y rebeláronse contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos á ti; é hicieron grandes abominaciones.
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ëæ åÇúÌÄúÌÀðÅí áÌÀéÇã öÈøÅéäÆí, åÇéÌÈöÅøåÌ ìÈäÆí; åÌáÀòÅú öÈøÈúÈí, éÄöÀòÂ÷åÌ àÅìÆéêÈ, åÀàÇúÌÈä îÄùÌÑÈîÇéÄí úÌÄùÑÀîÈò, åÌëÀøÇçÂîÆéêÈ äÈøÇáÌÄéí úÌÄúÌÅï ìÈäÆí îåÉùÑÄéòÄéí åÀéåÉùÑÄéòåÌí îÄéÌÇã öÈøÅéäÆí.
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27 Y entregástelos en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron: y en el tiempo de su tribulación clamaron á ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tus muchas miseraciones les dabas salvadores, que los salvasen de mano de sus enemigos.
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ëç åÌëÀðåÉçÇ ìÈäÆí--éÈùÑåÌáåÌ, ìÇòÂùÒåÉú øÇò ìÀôÈðÆéêÈ; åÇúÌÇòÇæÀáÅí áÌÀéÇã àÉéÀáÅéäÆí, åÇéÌÄøÀãÌåÌ áÈäÆí, åÇéÌÈùÑåÌáåÌ åÇéÌÄæÀòÈ÷åÌêÈ, åÀàÇúÌÈä îÄùÌÑÈîÇéÄí úÌÄùÑÀîÇò åÀúÇöÌÄéìÅí ëÌÀøÇçÂîÆéêÈ øÇáÌåÉú òÄúÌÄéí.
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28 Mas en teniendo reposo, se volvían á hacer lo malo delante de ti; por lo cual los dejaste en mano de sus enemigos, que se enseñorearon de ellos: pero convertidos clamaban otra vez á ti, y tú desde los cielos los oías, y según tus miseraciones muchas veces los libraste.
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ëè åÇúÌÈòÇã áÌÈäÆí ìÇäÂùÑÄéáÈí àÆì-úÌåÉøÈúÆêÈ, åÀäÅîÌÈä äÅæÄéãåÌ åÀìÉà-ùÑÈîÀòåÌ ìÀîÄöÀåÉúÆéêÈ åÌáÀîÄùÑÀôÌÈèÆéêÈ çÈèÀàåÌ-áÈí, àÂùÑÆø-éÇòÂùÒÆä àÈãÈí, åÀçÈéÈä áÈäÆí; åÇéÌÄúÌÀðåÌ ëÈúÅó ñåÉøÆøÆú, åÀòÈøÀôÌÈí äÄ÷ÀùÑåÌ åÀìÉà ùÑÈîÅòåÌ.
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29 Y protestásteles que se volviesen á tu ley; mas ellos hicieron soberbiamente, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá; y dieron hombro renitente, y endurecieron su cerviz, y no escucharon.
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ì åÇúÌÄîÀùÑÉêÀ òÂìÅéäÆí ùÑÈðÄéí øÇáÌåÉú, åÇúÌÈòÇã áÌÈí áÌÀøåÌçÂêÈ áÌÀéÇã-ðÀáÄéàÆéêÈ åÀìÉà äÆàÁæÄéðåÌ; åÇúÌÄúÌÀðÅí, áÌÀéÇã òÇîÌÅé äÈàÂøÈöÉú.
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30 Y alargaste sobre ellos muchos años, y protestásteles con tu espíritu por mano de tus profetas, mas no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra.
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ìà åÌáÀøÇçÂîÆéêÈ äÈøÇáÌÄéí ìÉà-òÂùÒÄéúÈí ëÌÈìÈä, åÀìÉà òÂæÇáÀúÌÈí: ëÌÄé àÅì-çÇðÌåÌï åÀøÇçåÌí, àÈúÌÈä.
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31 Empero por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los dejaste; porque eres Dios clemente y misericordioso.
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ìá åÀòÇúÌÈä àÁìÉäÅéðåÌ äÈàÅì äÇâÌÈãåÉì äÇâÌÄáÌåÉø åÀäÇðÌåÉøÈà, ùÑåÉîÅø äÇáÌÀøÄéú åÀäÇçÆñÆã--àÇì-éÄîÀòÇè ìÀôÈðÆéêÈ àÅú ëÌÈì-äÇúÌÀìÈàÈä àÂùÑÆø-îÀöÈàÇúÀðåÌ ìÄîÀìÈëÅéðåÌ ìÀùÒÈøÅéðåÌ åÌìÀëÉäÂðÅéðåÌ åÀìÄðÀáÄéàÅéðåÌ åÀìÇàÂáÉúÅéðåÌ, åÌìÀëÈì-òÇîÌÆêÈ: îÄéîÅé îÇìÀëÅé àÇùÌÑåÌø, òÇã äÇéÌåÉí äÇæÌÆä.
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32 Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenido en poco delante de ti todo el trabajo que nos ha alcanzando á nuestros reyes, á nuestros príncipes, á nuestros sacerdotes, y á nuestros profetas, y á nuestros padres, y á todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.
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ìâ åÀàÇúÌÈä öÇãÌÄé÷, òÇì ëÌÈì-äÇáÌÈà òÈìÅéðåÌ: ëÌÄé-àÁîÆú òÈùÒÄéúÈ, åÇàÂðÇçÀðåÌ äÄøÀùÑÈòÀðåÌ.
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33 Tú empero eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo:
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ìã åÀàÆú-îÀìÈëÅéðåÌ ùÒÈøÅéðåÌ ëÌÉäÂðÅéðåÌ åÇàÂáÉúÅéðåÌ, ìÉà òÈùÒåÌ úÌåÉøÈúÆêÈ; åÀìÉà äÄ÷ÀùÑÄéáåÌ, àÆì-îÄöÀåÉúÆéêÈ, åÌìÀòÅãÀåÉúÆéêÈ, àÂùÑÆø äÇòÄéãÉúÈ áÌÈäÆí.
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34 Y nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes, y nuestros padres, no pusieron por obra tu ley, ni atendieron á tus mandamiento y á tus testimonios, con que les protestabas.
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ìä åÀäÅí áÌÀîÇìÀëåÌúÈí åÌáÀèåÌáÀêÈ äÈøÈá àÂùÑÆø-ðÈúÇúÌÈ ìÈäÆí, åÌáÀàÆøÆõ äÈøÀçÈáÈä åÀäÇùÌÑÀîÅðÈä àÂùÑÆø-ðÈúÇúÌÈ ìÄôÀðÅéäÆí--ìÉà òÂáÈãåÌêÈ; åÀìÉà-ùÑÈáåÌ, îÄîÌÇòÇìÀìÅéäÆí äÈøÈòÄéí.
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35 Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y pingüe que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras.
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ìå äÄðÌÅä àÂðÇçÀðåÌ äÇéÌåÉí, òÂáÈãÄéí; åÀäÈàÈøÆõ àÂùÑÆø-ðÈúÇúÌÈä ìÇàÂáÉúÅéðåÌ, ìÆàÁëÉì àÆú-ôÌÄøÀéÈäÌ åÀàÆú-èåÌáÈäÌ--äÄðÌÅä àÂðÇçÀðåÌ òÂáÈãÄéí, òÈìÆéäÈ.
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36 He aquí que hoy somos siervos, henos aquí, siervos en la tierra que diste á nuestros padres para que comiesen sus fruto y su bien.
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ìæ åÌúÀáåÌàÈúÈäÌ îÇøÀáÌÈä, ìÇîÌÀìÈëÄéí àÂùÑÆø-ðÈúÇúÌÈä òÈìÅéðåÌ--áÌÀçÇèÌÉàåúÅéðåÌ; åÀòÇì âÌÀåÄéÌÉúÅðåÌ îÉùÑÀìÄéí åÌáÄáÀäÆîÀúÌÅðåÌ, ëÌÄøÀöåÉðÈí, åÌáÀöÈøÈä âÀãÉìÈä, àÂðÈçÀðåÌ. {ô}
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37 Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestras bestias, conforme á su voluntad, y estamos en grande angustia.
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38 A causa pues de todo eso nosotros hacemos fiel alianza, y la escribimos, signada de nuestros príncipes, de nuestros Levitas, y de nuestros sacerdotes.
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