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äÄìÀëÌåÉú ãÌÅòåÉú Las Leyes de Comportamiento Según la Torá

ôÌÅøÆ÷ à Capítulo Uno

à ãÌÅòåÉú äÇøÀáÌÅä éÅùÑ ìÀëÈì àÆçÈã åÀàÆçÈã îÄáÌÀðÅé àÈãÈí, åÀæåÉ îÀùÑËðÌÈä îÄæÌåÉ åÌøÀçåÉ÷Èä îÄîÌÆðÌÈä áÌÀéåÉúÅø: éÅùÑ àÈãÈí ùÑÀäåÌà áÌÇòÇì çÅîÈä, ëÌåÉòÅñ úÌÈîÄéã; åÀéÅùÑ àÈãÈí ùÑÆãÌÇòÀúÌåÉ îÀéËùÌÑÆáÆú òÈìÈéå, åÀàÅéðåÌ ëÌåÉòÅñ ëÌÀìÈì--åÀàÄí ëÌÈòÇñ, éÄëÀòÉñ ëÌÇòÇñ îÀòÇè áÌÀëÇîÌÈä ùÑÈðÄéí. åÀéÅùÑ àÈãÈí ùÑÀäåÌà âÌÀáÇäÌ ìÅá áÌÀéåÉúÅø, åÀéÅùÑ ùÑÀäåÌà ùÑÀôÇì øåÌçÇ òÇã îÀàåÉã. åÀéÅùÑ ùÑÀäåÌà áÌÇòÇì úÌÇàÂåÈä, ìÉà úÄùÒÀáÌÇò ðÇôÀùÑåÉ îÅäÂìÉêÀ áÌÀúÇàÂåÈúÈäÌ; åÀéÅùÑ ùÑÀäåÌà èÀäåÉø âÌåÌó áÌÀéåÉúÅø, ìÉà éÄúÀàÇåÌÆä àÇôÄìÌåÌ ìÄãÀáÈøÄéí îÀòåÌèÄéí ùÑÆäÇâÌåÌó öÈøÄéêÀ ìÈäÆí. 1 Todos los seres humanos poseen cualidades diferentes y enormemente distantes las unas de las otras. Algunos son irascibles, siempre se enfadan; y algunos son apacibles, no enfadándose en absoluto, y si lo hacen, se enfadarán muy poco cada tantos años. Algunos son extremadamente soberbios mientras otros son muy sumisos. Algunos son viciosos, no satisfaciéndose su alma de vicios; y algunos son extremadamente virtuosos, no deseando ni siquiera aquellas cosas ínfimas que el cuerpo necesita.
á åÀéÅùÑ áÌÇòÇì ðÆôÆùÑ øÀçÈáÈä, ùÑÆìÌÉà úÄùÒÀáÌÇò ðÇôÀùÑåÉ îÄëÌÈì îÈîåÉï äÈòåÉìÈí, ëÌÀòÄðÀéÈï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "àÉäÅá ëÌÆñÆó ìÉà-éÄùÒÀáÌÇò ëÌÆñÆó" (÷åäìú ä,è); åÀéÅùÑ îÀ÷ÇöÌÅø, ùÑÆãÌÇéÌåÉ àÇôÄìÌåÌ ãÌÈáÈø îåÌòÈè ùÑÆìÌÉà éÀñÇôÌÇ÷ ìåÉ, åÀìÉà éÄøÀãÌÉó ìÀäÇùÌÒÄéâ ëÌÈì öÈøÀëÌåÉ. 2 Algunos son ambiciosos, no satisfaciéndoles ni siquiera todo el dinero del mundo, como se lo expresara al decir: "Quien ama el dinero, no se hartará del dinero" (Qo. 5:9); y algunos son mesurados, bastándoles incluso las cosas que no les fueran suficientes y optando por no obtener todas sus necesidades.
â åÀéÅùÑ ùÑÀäåÌà îÀñÇâÌÅó òÇöÀîåÉ áÌÀøÈòÈá åÀ÷åÉáÅõ òÇì éÈãåÉ, åÀàÅéðåÌ àåÉëÅì ôÌÀøåÌèÈä îÄùÌÑÆìÌåÉ àÅìÈà áÌÀöÇòÇø âÌÈãåÉì; åÀéÅùÑ ùÑÀäåÌà îÀàÇáÌÅã ëÌÈì îÈîåÉðåÉ áÌÀéÈãåÉ, ìÀãÇòÀúÌåÉ. åÀòÇì ãÌÀøÈëÄéí àÅìÌåÌ--ùÑÀàÈø ëÌÈì äÇãÌÅòåÉú, ëÌÀâåÉï îÀäåÉìÅì åÀàåÉðÅï, åÀëÄéìÇé åÀùÑåÉòÇ, åÀàÇëÀæÈøÄé åÀøÇçÀîÈï, åÀøÇêÀ ìÅáÈá åÀàÇîÌÄéõ ìÅá, åÀëÈì ëÌÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï. 3 Y algunos se atormentan hambreándose y acumulando para no comer siquiera un céntimo propio sino con gran pesar. Y algunos derrochan adrede. Y asimismo varían el resto de las personalidades como la del desmadrado y la del afligido, la del avaro y la del generoso, la del cruel y la del compasivo, la del cobarde y la del valiente, y así sucede con las restantes.
ã [á] åÀéÅùÑ áÌÅéï ëÌÈì ãÌÅòÈä åÀãÅòÈä äÈøÀçåÉ÷Èä îÄîÌÆðÌÈä áÌÇ÷ÌÈöÆä äÈàÇçÅø, ãÌÅòåÉú áÌÅéðåÉðÄéÌåÉú æåÉ øÀçåÉ÷Èä îÄæÌåÉ. åÀëÈì äÇãÌÅòåÉú--éÅùÑ îÅäÆï ãÌÅòåÉú ùÑÀäÆï ìÈàÈãÈí îÄúÌÀçÄìÌÇú áÌÀøÄéÌÈúåÉ, ìÀôÄé èÆáÇò âÌåÌôåÉ; åÀéÅùÑ îÅäÆï ãÌÅòåÉú ùÑÆèÌÄáÀòåÉ ùÑÆìÌÀàÈãÈí æÆä îÀëËåÌÈï åÇòÂúÄéã ìÀ÷ÇáÌÇì àåÉúÈí, áÌÄîÀäÅøÈä éÈúÅø îÄùÌÑÀàÈø äÇãÌÅòåÉú; åÀéÅùÑ îÅäÆï ùÑÀàÅéðÈï ìÈàÈãÈí îÄúÌÀçÄìÌÇú áÌÀøÄéÌÈúåÉ, àÅìÈà ìÈîÇã àåÉúÈï îÅàÂçÅøÄéí àåÉ ùÑÆðÌÄôÀðÈä ìÈäÆï îÅòÇöÀîåÉ, ìÀôÄé îÇçÀùÑÈáÈä ùÑÆòÈìÀúÈä áÌÀìÄáÌåÉ àåÉ ùÑÆùÌÑÈîÇò ùÑÆæÌåÉ äÇãÌÅòÈä èåÉáÈä ìåÉ åÌáÈäÌ øÈàåÌé ìÅéìÅêÀ, åÀäÄðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ áÌÈäÌ òÇã ùÑÆðÌÄ÷ÀáÌÀòÈä. 4 Entre cada una de las cualidades opuestas existen otras intermedias distantes de igual manera la una de la otra. En todos los casos, algunas le son innatas a una persona según la naturaleza de su cuerpo; mientras hay otras que corresponden por naturaleza a cierta persona y en el futuro las adquirirá con mayor facilidad que al resto y hay otras que no le son innatas a una persona sino las aprendió de alguien o se predispuso a ellas por sí mismo, por propia reflexión, o escuchó que ella es buena y es apropiado adquirirla y se condujo a su son hasta que se la apropió.
ä [â] ùÑÀðÅé ÷ÀöÈååÉú äÈøÀçåÉ÷åÉú æåÉ îÄæÌåÉ ùÑÆáÌÀëÈì ãÌÅòÈä åÀãÅòÈä, àÅéðÈï ãÌÆøÆêÀ èåÉáÈä; åÀàÅéï øÈàåÌé ìåÉ ìÈàÈãÈí ìÈìÆëÆú áÌÈäÆï, åÀìÉà ìÀìÇîÌÀãÈï ìÀòÇöÀîåÉ. åÀàÄí îÈöÈà èÄáÀòåÉ ðåÉèÆä ìÀàÇçÇú îÅäÆï, àåÉ îåÌëÈï ìÀàÇçÇú îÅäÆï, àåÉ ùÑÆëÌÀáÈø ìÈîÇã àÇçÇú îÅäÆï, åÀðÈäÇâ áÌÈäÌ--éÇçÀæÄéø òÇöÀîåÉ ìÇîÌåÌèÈá åÀéÅìÅêÀ áÌÀãÆøÆêÀ äÇèÌåÉáÄéí, åÀäÄéà ãÌÆøÆêÀ äÇéÌÀùÑÈøÈä. 5 Las actitudes extremadamente alejadas la una de la otra que forman parte de cada cualidad, no son las correctas, no siendo adecuado ni que una persona se comporte a su son ni que las adquiera. Y de hallarse naturalmente inclinado a una de ellas o predispuesto a la misma o si ya la hubiese adquirido y se comportó a su son, retornará al bien y seguirá la senda de los buenos que es el camino recto.
å [ã] äÇãÌÆøÆêÀ äÇéÌÀùÑÈøÈä--äÄéà îÄãÌÈä áÌÅéðåÉðÄéú ùÑÆáÌÀëÈì ãÌÅòÈä åÀãÅòÈä, îÄëÌÈì ãÌÅòåÉú ùÑÆéÌÅùÑ ìÈàÈãÈí; åÀäÄéà äÇãÌÅòÈä ùÑÀäÄéà øÀçåÉ÷Èä îÄùÌÑÀðÅé äÇ÷ÌÀöÈååÉú øÅçåÌ÷ ùÑåÉåÆä, åÀàÅéðÈäÌ ÷ÀøåÉáÈä ìÉà ìÀæåÉ åÀìÉà ìÀæåÉ. åÌìÀôÄéëÌÈêÀ öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí äÈøÄàùÑåÉðÄéí ùÑÆéÌÀäÆà àÈãÈí ùÑÈí ãÌÅòåÉúÈéå úÌÈîÄéã, åÌîÀùÑÇòÅø àåÉúÈï åÌîÀëÇåÌÅï àåÉúÈï áÌÇãÌÆøÆêÀ äÈàÆîÀöÈòÄéú, ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÀäÆà ùÑÈìÅí. 6 La senda recta es la actitud intermedia de cada cualidad de entre las que posee un hombre; siendo ella la actitud que se halla a igual distancia de las extremas, no hallándose ni más próxima a la una ni a la otra. Por lo tanto ordenaron los Sabios de la antigüedad que el hombre siempre sopese sus actitudes, las evalue y las encamine por el sendo medio para que alcance la perfección.
æ ëÌÅéöÇã--ìÉà éÄäÀéÆä áÌÇòÇì çÅîÈä ðåÉçÇ ìÄëÀòÉñ, åÀìÉà ëÌÀîÅú ùÑÀàÅéðåÌ îÇøÀâÌÄéùÑ; àÅìÈà áÌÅéðåÉðÄé: ìÉà éÄëÀòÉñ àÅìÈà òÇì ãÌÈáÈø âÌÈãåÉì ùÑÆøÈàåÌé ìÄëÀòÉñ òÈìÈéå, ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÅòÈùÒÆä ëÌÇéÌåÉöÆà áÌåÉ ôÌÇòÇí àÇçÆøÆú. 7 ¿Cómo se entiende eso? que no sea uno ni irascible, enfadándose fácilmente, ni como un muerto carente de sentimientos; sino equilibrado. No enfureciéndose sino debido a algo tremendo que lo justifica, para así evitar hacer algo semejante en otra ocasión.
ç åÀëÅï ìÉà éÄúÀàÇåÌÆä àÅìÈà ìÄãÀáÈøÄéí ùÑÆäÇâÌåÌó öÈøÄéêÀ ìÈäÆí åÀàÅé àÄôÀùÑÈø ìÄçÀéåÉú áÌÀæåÌìÈúÈï, ëÌÀòÄðÀéÈï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "öÇãÌÄé÷--àÉëÅì, ìÀùÒÉáÇò ðÇôÀùÑåÉ" (îùìé éâ,ëä). åÀëÅï ìÉà éÀäÆà òÈîÅì áÌÇòÂñÈ÷åÉ àÅìÈà ìÀäÇùÌÒÄéâ ãÌÈáÈø ùÑÆöÌÈøÄéêÀ ìåÉ ìÀçÇéÌÅé ùÑÈòÈä, ëÌÀòÄðÀéÈï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "èåÉá-îÀòÇè, ìÇöÌÇãÌÄé÷" (úäéìéí ìæ,èæ). åÀìÉà éÄ÷ÀáÌÉõ éÈãåÉ áÌÀéåÉúÅø, åÀìÉà éÀôÇæÌÇø ëÌÈì îÈîåÉðåÉ, àÅìÈà ðåÉúÅï öÀãÈ÷Èä ëÌÀôÄé îÄñÌÇú éÈãåÉ, åÌîÇìÀåÆä ëÌÈøÈàåÌé ìÀîÄé ùÑÆöÌÈøÄéêÀ. åÀìÉà éÀäÆà îÀäåÉìÅì åÀùÒåÉçÅ÷, åÀìÉà òÈöÅá åÀàåÉðÅï, àÅìÈà ùÒÈîÅçÇ ëÌÈì éÈîÈéå áÌÀðÇçÇú, áÌÀñÅáÆø ôÌÈðÄéí éÈôåÉú. åÀëÅï ùÑÀàÈø ãÌÅòåÉúÈéå. åÀãÆøÆêÀ æåÉ, äÄéà ãÌÆøÆêÀ äÇçÂëÈîÄéí. 8 Asimismo no deseará sino las cosas imprescindibles para la subsistencia del cuerpo, tal como está escrito: "El justo come para satisfacer su alma" (Pr. 13:25). Asimismo no se ocupará de su tarea sino para obtener lo necesario para subsistir, tal como está escrito: "Es mejor lo poco del justo" (Sal. 37:16). No acumulará excesivamente ni derrochará su dinero sino será caritativo según sus posibilidades, prestándole adecuadamente a quien lo necesite. No será ni desmadrado ni eufórico, ni triste ni afligido, sino feliz tranquilamente todos sus días, portando un buen semblante. Asimismo respecto del resto de sus cualidades, siendo tal la senda de los sabios.
è ëÌÈì àÈãÈí ùÑÆãÌÅòåÉúÈéå ëÌËìÌÈï ãÌÅòåÉú áÌÅéðåÉðÄéÌåÉú îÀîËöÌÈòåÉú, ðÄ÷ÀøÈà çÈëÈí; [ä] åÌîÄé ùÑÀäåÌà îÀãÇ÷ÀãÌÅ÷ òÇì òÇöÀîåÉ áÌÀéåÉúÅø åÀéÄúÀøÇçÇ÷ îÄãÌÅòÈä áÌÅéðåÉðÄéú îÀòÇè ìÀöÇã æÆä àåÉ ìÀöÇã æÆä, ðÄ÷ÀøÈà çÈñÄéã. 9 Toda persona cuyas cualidades son las medias promedias, es llamado sabio y aquel que es extremadamente riguroso consigo mismo, apartándose de toda cualidad media un poco hacia un lado o hacia el otro, es llamado “hasid”.
é ëÌÅéöÇã: îÄé ùÑÆéÌÄúÀøÇçÇ÷ îÄâÌÉáÇäÌ äÇìÌÅá òÇã äÇ÷ÌÈöÆä äÈàÇçÂøåÉï, åÀéÄäÀéÆä ùÑÀôÇì øåÌçÇ áÌÀéåÉúÅø--ðÄ÷ÀøÈà çÈñÄéã; åÀæåÉ äÄéà îÄãÌÇú çÂñÄéãåÌú. åÀàÄí ðÄúÀøÇçÇ÷ òÇã äÈàÆîÀöÈò áÌÄìÀáÈã, åÀéÄäÀéÆä òÈðÈå--ðÄ÷ÀøÈà çÈëÈí; åÀæåÉ äÄéà îÄãÌÇú çÈëÀîÈä. åÀòÇì ãÌÆøÆêÀ æåÉ, ùÑÀàÈø ëÌÈì äÇãÌÅòåÉú. åÇçÂñÄéãÄéí äÈøÄàùÑåÉðÄéí äÈéåÌ îÇèÌÄéï ãÌÅòåÉú ùÑÆìÌÈäÆï îÄãÌÆøÆêÀ äÈàÆîÀöÈòÄéú ëÌÀðÆâÆã ùÑÀúÌÅé äÇ÷ÌÀöÈååÉú: éÅùÑ ãÌÅòÈä ùÑÆîÌÇèÌÄéï àåÉúÈäÌ ëÌÀðÆâÆã äÇ÷ÌÈöÆä äÈàÇçÂøåÉï, åÀéÅùÑ ãÌÅòÈä ùÑÆîÌÇèÌÄéï àåÉúÈäÌ ëÌÀðÆâÆã äÇ÷ÌÈöÆä äÈøÄàùÑåÉï; åÀæÆä äåÌà ìÄôÀðÄéí îÄùÌÑåÌøÇú äÇãÌÄéï. 10 ¿Cómo se entiende eso? quien se aleje de la soberbia al extremo y sea extremadamente sumiso será llamado “jasid” ya que eso caracteriza a la “jasidut”. Si, sin embargo, sólo se aleja medianamente, siendo humilde, será llamado sabio, ya que eso caracteriza a la sabiduría. Y, asimismo, respecto del resto de las cualidades. Los antiguos “jasidim” corregían sus cualidades del medio hacia ambos extremos, en algunos casos hacia el último extremo y en otros hacia el primero; denominándose eso “allende lo exigido”.
éà åÌîÀöËåÌÄéï àÈðåÌ ìÈìÆëÆú áÌÄãÀøÈëÄéí àÅìÌåÌ äÇáÌÅéðåÉðÄéÌÄéí, åÀäÆí äÇãÌÀøÈëÄéí äÇèÌåÉáÄéí åÀäÇéÌÀùÑÈøÄéí, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀäÈìÇëÀúÌÈ, áÌÄãÀøÈëÈéå" (ãáøéí ëç,è). [å] ëÌÈêÀ ìÄîÌÀãåÌ áÌÀôÅøåÌùÑ îÄöÀåÈä æåÉ: îÇä äåÌà ðÄ÷ÀøÈà çÇðÌåÌï, àÇó àÇúÌÈä äÁéÅä çÇðÌåÌï; îÇä äåÌà ðÄ÷ÀøÈà øÇçåÌí, àÇó àÇúÌÈä äÁéÅä øÇçåÌí; îÇä äåÌà ðÄ÷ÀøÈà ÷ÈãåÉùÑ, àÇó àÇúÌÈä äÁéÅä ÷ÈãåÉùÑ. åÀòÇì ãÌÆøÆêÀ æåÉ ÷ÈøÀàåÌ äÇðÌÀáÄéàÄéí ìÈàÅì áÌÀëÈì àåÉúÈï äÇëÌÄðÌåÌéÄéï, àÆøÆêÀ àÇôÌÇéÄí åÀøÇá çÆñÆã öÇãÌÄé÷ åÀéÈùÑÈø úÌÈîÄéí âÌÄáÌåÉø åÀçÈæÈ÷ åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï--ìÀäåÉãÄéòÇ ùÑÆàÅìÌåÌ ãÌÀøÈëÄéí èåÉáÄéí åÄéùÑÈøÄéí äÆí, åÀçÇéÌÈá àÈãÈí ìÀäÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ áÌÈäÆï åÌìÀäÄãÌÇîÌåÉú ëÌÀôÄé ëÌåÉçåÉ. 11 Se nos ordena comportarnos según tales puntos intermedios ya que esos son los buenos y correctos, como está escrito: "y anduvieres por Sus caminos" (Dt. 28:9). Habiéndonos enseñado la explicación de este Precepto así:“tal como Él es Compasivo, también tú ¡se compasivo!; tal como Él es Misericordioso, también tú ¡se misericordioso!; tal como Él es Santo, también tú ¡se santo!” Por tal motivo le llaman los profetas a Dios utilizando tales motes, “de lenta cólera y gran piedad, justo y recto, íntegro, poderoso y fuerte” y otros por el estilo; para recalcar que esas son cualidades buenas y correctas, debiendo el hombre acostumbrarse a ellas y parecérsele según su capacidad.
éá [æ] åÀëÅéöÇã éÇøÀâÌÄéì àÈãÈí òÇöÀîåÉ áÌÀãÅòåÉú àÅìÌåÌ òÇã ùÑÆéÌÄ÷ÌÈáÀòåÌ áÌåÉ--éÇòÂùÒÆä åÀéÄùÑÀðÆä åÄéùÑÇìÌÇùÑ áÌÇîÌÇòÂùÒÄéí ùÑÆòåÉùÒÆä òÇì ôÌÄé äÇãÌÅòåÉú äÈàÆîÀöÈòÄéÌåÉú, åÀéÇçÀæÉø áÌÈäÆï úÌÈîÄéã, òÇã ùÑÆéÌÄäÀéåÌ îÇòÂùÒÅéäÆï ÷ÇìÌÄéí òÈìÈéå åÀìÉà éÄäÀéÆä áÌÈäÆí èÉøÇç, åÀéÄ÷ÌÈáÀòåÌ äÇãÌÅòåÉú áÌÀðÇôÀùÑåÉ. 12 Y ¿cómo se acostumbrará un hombre a tales cualidades hasta apropriárselas? se comportará una y otra vez, y por tercera vez, según tales cualidades intermedias, y las reiterará continuamente hasta que su práctica le resulta fácil y carente de esfuerzo, fijándosele las mismas en su ser.
éâ åÌìÀôÄé ùÑÆäÇùÌÑÅîåÉú äÈàÅìÌåÌ ùÑÆðÌÄ÷ÀøÈà áÌÈäÆï äÇéÌåÉöÅø, äÆï äÇãÌÆøÆêÀ äÇáÌÅéðåÉðÄéú ùÑÆàÈðåÌ çÇéÌÈáÄéï ìÈìÆëÆú áÌÈäÌ, ðÄ÷ÀøÅàú ãÌÆøÆêÀ æåÉ, ãÌÆøÆêÀ ä'. åÀäÄéà ùÑÆìÌÄîÌÀãÈäÌ àÇáÀøÈäÈí àÈáÄéðåÌ ìÀáÈðÈéå, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ëÌÄé éÀãÇòÀúÌÄéå, ìÀîÇòÇï àÂùÑÆø éÀöÇåÌÆä àÆú-áÌÈðÈéå åÀàÆú-áÌÅéúåÉ àÇçÂøÈéå, åÀùÑÈîÀøåÌ ãÌÆøÆêÀ ä', ìÇòÂùÒåÉú öÀãÈ÷Èä åÌîÄùÑÀôÌÈè" (áøàùéú éç,éè). 13 Y como esos nombres por los que se conoce al Creador representan al camino intermedio por el cual debemos andar, se llama tal camino “El Sendero de ha-Shem”. Siendo tal el que le enseñó Avraham, nuestro padre, a sus hijos, como está escrito: "Ya que le conocí para que le ordene a sus hijos y toda su casa que observen el camino del Señor comportándose recta y justamente" (Gn. 18:19).
éã åÀäÇäåÉìÅêÀ áÌÀãÆøÆêÀ æåÉ, îÅáÄéà èåÉáÈä åÌáÀøÈëÈä ìÀòÇöÀîåÉ, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ìÀîÇòÇï, äÈáÄéà ä' òÇì-àÇáÀøÈäÈí, àÅú àÂùÑÆø-ãÌÄáÌÆø, òÈìÈéå" (áøàùéú éç,éè). 14 Y quien sigue tal sendero obtiene para sí un bien y una bendición, como está escrito: "para que el Señor le dé a Avraham aquello que mencionó" (Gn. 18:19).

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