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äÄìÀëÌåÉú ãÌÅòåÉú Las Leyes de Comportamiento según la Torá

ôÌÅøÆ÷ ä Capítulo Cinco

à ëÌÀùÑÅí ùÑÆäÆçÈëÈí ðÄëÌÈø áÌÀçÈëÀîÈúåÉ åÌáÀãÅòåÉúÈéå, åÀäåÌà îËáÀãÌÈì áÌÈäÆï îÄùÌÑÀàÈø äÈòÈí--ëÌÈêÀ öÈøÄéêÀ ùÑÆéÌÄäÀéÆä ðÄëÌÈø áÌÀîÇòÂùÒÈéå, áÌÀîÇàÂëÈìåÉ åÌáÀîÇùÑÀ÷ÅäåÌ åÌáÄáÀòÄéìÈúåÉ åÌáÇòÂùÒÄéÌÇú öÀøÈëÈéå åÌáÀãÄáÌåÌøåÉ åÌáÀäÄìÌåÌëåÉ åÌáÀîÇìÀáÌåÌùÑåÉ åÌáÀëÄìÀëÌåÌì ãÌÀáÈøÈéå åÌáÀîÇùÌÒÈàåÉ åÌáÀîÇúÌÈðåÉ: åÀéÄäÀéåÌ ëÌÈì äÇîÌÇòÂùÒÄéí äÈàÅìÌåÌ, ðÈàÄéí åÌîÀúË÷ÌÈðÄéí áÌÀéåÉúÅø. 1 Así como se le distingue al “Jakham” por su sabiduría y por sus cualidades ya que le diferencian del resto del pueblo; debe asimismo distinguírsele por sus acciones, su comer y beber, su modo de cohabitar y de hacer sus necesidades, su modo de hablar y andar, su vestimenta y su administración financiera, y su modo de negociar. Siendo todas esas acciones agradables y extremadamente correctas.
á ëÌÅéöÇã--úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí ìÉà éÄäÀéÆä âÌÇøÀâÌÀøÈï, àÅìÈà àåÉëÅì îÇàÂëÈì äÈøÈàåÌé ìÀäÇáÀøåÉú âÌåÌôåÉ, åÀìÉà éÉàëÇì îÄîÌÆðÌåÌ àÂëÄéìÈä âÌÇñÌÈä. åÀìÉà éÀäÆà øåÉãÅó ìÀîÇìÌÉàú áÌÄèÀðåÉ, ëÌÀàÅìÌåÌ ùÑÆîÌÄúÀîÇìÌÀàÄéï îÄîÌÇàÂëÈì åÌîÇùÑÀ÷Æä òÇã ùÑÆúÌÈôåÌçÇ ëÌÀøÅñÈï; åÇòÂìÅéäÆí îÀôÉøÈùÑ áÌÇ÷ÌÇáÌÈìÈä, "åÀæÅøÄéúÄé ôÆøÆùÑ òÇì-ôÌÀðÅéëÆí, ôÌÆøÆùÑ çÇâÌÅéëÆí" (îìàëé á,â)--àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, àÅìÌåÌ áÌÀðÅé àÈãÈí ùÑÆàåÉëÀìÄéï åÀùÑåÉúÄéï åÀòåÉùÒÄéï ëÌÈì éÀîÅéäÆí ëÌÀçÇâÌÄéí. 2 ¿A qué se refiere? un Sabio no será glotón sino come aquello que es bueno para su cuerpo, no comiéndolo exageradamente. No buscará llenar su panza como aquellos que se llenan de alimentos y bebidas hasta que se les hincha la barriga; habiéndo dicho a su respecto la Qabalá: "y esparciré estiercol sobre vuestros rostros, el estiercol de vuestras fiestas" (Ml. 2:3). Dijeron los Sabios: “se trata de las personas que comen y beben convirtiendo sus días en fiestas”.
â åÀäÆí äÈàåÉîÀøÄéí "àÈëåÉì åÀùÑÈúåÉ, ëÌÄé îÈçÈø ðÈîåÌú" (éùòéäå ëá,éâ). åÀæÆä äåÌà îÇàÂëÇì äÈøÀùÑÈòÄéí; åÀùÑËìÀçÈðåÉú àÅìÌåÌ, äÆí ùÑÆâÌÄðÌÈä äÇëÌÈúåÌá åÀàÈîÇø "ëÌÄé ëÌÈì-ùÑËìÀçÈðåÉú, îÈìÀàåÌ ÷Äéà öÉàÈä, áÌÀìÄé, îÈ÷åÉí" (éùòéäå ëç,ç). àÂáÈì äÆçÈëÈí àÅéðåÌ àåÉëÅì àÅìÈà úÌÇáÀùÑÄéì àÆçÈã àåÉ ùÑÀðÇéÄí, åÀàåÉëÅì îÄîÌÆðÌåÌ ëÌÀãÅé çÇéÌÈéå åÀãÇéÌåÉ; äåÌà ùÑÆàÈîÇø ùÑÀìÉîÉä, "öÇãÌÄé÷--àÉëÅì, ìÀùÒÉáÇò ðÇôÀùÑåÉ" (îùìé éâ,ëä). 3 Diciendo ellos: "¡come y bebe que mañana moriremos!" (Is. 22:13). Siendo tal el alimento de los malvados, y tales son las mesas que repudió la Escritura diciendo: "Estando todas las mesas llenas de vomito, estiercol, sin lugar" (Is. 28:8). Sin embargo el Sabio no come sino uno o dos caldos, bastándole comer de él para su subsistencia, habiéndose referido a esto Shelomó al decir: "El justo come para satisfacer su alma" (Pr. 13:25).
ã [á] ëÌÀùÑÆäÆçÈëÈí àåÉëÅì îÀòÇè æÆä äÈøÈàåÌé ìåÉ, ìÉà éÉàëÀìÆðÌåÌ àÅìÈà áÌÀáÅéúåÉ òÇì ùÑËìÀçÈðåÉ. ìÉà éÉàëÇì áÌÇçÂðåÌú åÀìÉà áÌÇùÌÑåÌ÷ àÅìÈà ìÀôÄé öÉøÆêÀ âÌÈãåÉì, ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÄúÀâÌÇðÌÆä áÌÄôÀðÅé äÇáÌÀøÄéÌåÉú; åÀìÉà éÉàëÇì àÅöÆì òÇîÌÅé äÈàÈøÆõ, åÀìÉà òÇì àåÉúÈï äÇùÌÑËìÀçÈðåÉú äÇîÌÀìÅàÄéí ÷Äéà öåÉàÈä. åÀìÉà éÇøÀáÌÆä ñÀòåÉãåÉúÈéå áÌÀëÈì îÈ÷åÉí, åÀàÇôÄìÌåÌ òÄí äÇçÂëÈîÄéí. åÀìÉà éÉàëÇì áÌÄñÀòåÉãåÉú ùÑÆéÌÅùÑ áÌÈäÆï ÷ÄáÌåÌõ äÇøÀáÌÅä; åÀàÅéï øÈàåÌé ìåÉ ìÆàÁëÉì àÅìÈà áÌÄñÀòåÉãÈä ùÑÆìÌÀîÄöÀåÈä áÌÄìÀáÈã, ëÌÀâåÉï ñÀòåÉãÇú àÅøåÌñÄéï åÀðÄùÌÒåÌàÄéï--åÀäåÌà ùÑÆéÌÄäÀéÆä úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí, ùÑÆðÌÈùÒÈà áÌÇú úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí. åÀäÇöÌÇãÌÄé÷Äéí äÇçÂñÄéãÄéí äÈøÄàùÑåÉðÄéí ìÉà àÈëÀìåÌ îÅòåÉìÈí, îÄñÌÀòåÉãÈä ùÑÀàÅéðÈäÌ ùÑÆìÌÈäÆí. 4 Cuando un Sabio coma esta pequeñez que le es apropiada, no lo hará sino en su casa a su mesa. No comerá ni en un restaurante ni en un mercado, a menos que sea ello imprescindible, para no deshonrarse ante la gente; tampoco comerá en lo de los ignorantes ni tampoco a esas mesas llenas de “vomito, estiercol”. Ni ha de consumir muchas comidas, ni siquiera con los Sabios. Ni ha de participar de comidas multitudinarias, no siéndole apropiado sino participar de comidas de índole espiritual como un banquete de compromiso y boda, al tratarse de un “talmid hakhamim” que desposa a la hija de un semejante. Los antiguos justos y piadosos no comían nunca de una comida que no fuera la suya.
ä [â] ëÌÀùÑÆäÆçÈëÈí ùÑåÉúÆä éÇéÄï, àÅéðåÌ ùÑåÉúÆä àÅìÈà ëÌÀãÅé ìÄùÑÀøåÉú àÂëÄéìÈä ùÑÆáÌÀîÅòÈéå. åÀëÈì äÇîÌÄùÑÀúÌÇëÌÅø, äÂøÅé æÆä çåÉèÆà åÌîÀâËðÌÆä åÌîÇôÀñÄéã çÈëÀîÈúåÉ; åÀàÄí îÄùÑÀúÌÇëÌÅø áÌÄôÀðÅé òÇîÌÅé äÈàÈøÆõ, äÂøÅé æÆä çÄìÌÇì àÆú äÇùÌÑÅí. åÀàÈñåÌø ìÄùÑÀúÌåÉú áÌÇöÌÈäÃøÇéÄí åÀàÇôÄìÌåÌ îÀòÇè, àÅìÈà àÄí äÈéÈä áÌÄëÀìÇì äÈàÂëÄéìÈä, ùÑÆäÇùÌÑÀúÄéÌÈä ùÑÆáÌÄëÀìÇì äÈàÂëÄéìÈä àÅéðÈäÌ îÀùÑÇëÌÆøÆú, åÀàÅéï ðÄæÀäÈøÄéï àÅìÈà îÄéÌÇéÄï ùÑÆìÌÀàÇçÇø äÇîÌÈæåÉï. 5 Cuando el Sabio bebe vino no lo hace sino para mojar la comida que está en su vientre. Y considérase a todo el que se embriague un transgresor y un repudiable, perdiendo su sabiduría; y si lo hace ante ignorantes, profana el Nombre. Está prohibido beber a mediodía, incluso un poco, a menos que sea parte de la comida ya que tal bebida no embriaga, no hemos de cuidarnos sino del vino posterior a la comida.
å [ã] àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÆàÄùÑÀúÌåÉ ùÑÆìÌÈàÈãÈí îËúÌÆøÆú ìåÉ úÌÈîÄéã, øÈàåÌé ìåÉ ìÀúÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí ùÑÆéÌÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ áÌÄ÷ÀãËùÌÑÈä: åÀìÉà éÀäÆà îÈöåÌé àÅöÆì àÄùÑÀúÌåÉ ëÌÇúÌËøÀðÀâåÉì, àÅìÈà îÄìÌÅéìÅé ùÑÇáÌÈú ìÀìÅéìÅé ùÑÇáÌÈú, àÄí éÅùÑ áÌåÉ ëÌåÉçÇ. åÀëÄùÑÀäåÌà îÀñÇôÌÅø òÄîÌÈäÌ, ìÉà éÀñÇôÌÇø ìÉà áÌÄúÀçÄìÌÇú äÇìÌÇéÀìÈä ëÌÄùÑÀäåÌà ùÒÈáÅòÇ åÌáÄèÀðåÉ îÀìÅàÈä, åÀìÉà áÌÀñåÉó äÇìÌÇéÀìÈä ëÌÄùÑÀäåÌà øÈòÅá--àÅìÈà áÌÀàÆîÀöÇò äÇìÌÇéÀìÈä, ëÌÀùÑÆéÌÄúÀàÇëÌÇì äÇîÌÈæåÉï ùÑÆáÌÀîÅòÈéå. 6 A pesar de que su esposa le está siempre permitida a un hombre, es propio de un “talmid jakhamim” que se comporte con santidad, no hallándose con su mujer como un gallo sino de noche de Shabat a noche de Shabat, de serle físicamente posible. Y cuando “converse” con ella, no lo hará ni al princio de la noche, cuando esté satisfecho y su barriga esté llena, ni a su final, cuando esté hambriento, sino a mitad de la noche, cuando digiera la comida que hay en sus entrañas.
æ åÀìÉà éÅ÷Çì øÉàùÑåÉ áÌÀéåÉúÅø, åÀìÉà éÀðÇáÌÇì àÆú ôÌÄéå áÌÀãÄáÀøÅé äÂáÈàé, åÀàÇôÄìÌåÌ áÌÅéðåÉ ìÀáÅéðÈäÌ; äÂøÅé äåÌà àåÉîÅø áÌÇ÷ÌÇáÌÈìÈä, "îÇâÌÄéã ìÀàÈãÈí îÇä-ùÌÒÅçåÉ" (òîåñ ã,éâ)--àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, àÇôÄìÌåÌ ùÒÄéçÈä ÷ÇìÌÈä ùÑÆáÌÅéï àÄéùÑ ìÀàÄùÑÀúÌåÉ, òÂúÄéã ìÄúÌÅï òÈìÆéäÈ àÆú äÇãÌÄéï. 7 Y no ha de ser extremadamente irrespetuoso ni ensuciará su boca con banalidades, ni siquiera entre él y ella, como lo dice Él en la Qabalá: "y le declara al hombre su conversación" (Am. 4:13). Dijeron los Sabios: “en el futuro ha de darse cuenta incluso acerca de una simple charla entre un varón y su esposa”.
ç åÀìÉà éÄäÀéåÌ ùÑÀðÅéäÆí ìÉà ùÑÄëÌåÉøÄéí, åÀìÉà òÇöÀìÈðÄéï, åÀìÉà òÇöÀáÌÈðÄéï; åÀìÉà àÆçÈã îÅäÆï. åÀìÉà úÄäÀéÆä éÀùÑÅðÈä; åÀìÉà éÆàÁðÉñ àåÉúÈäÌ, åÀäÄéà àÅéðÈäÌ øåÉöÈä--àÅìÈà áÌÄøÀöåÉï ùÑÀðÅéäÆí, åÌáÀùÒÄîÀçÈúÈï. éÀñÇôÌÇø îÀòÇè åÄéùÒÇçÇ÷ òÄîÌÈäÌ îÀòÇè, ëÌÀãÅé ùÑÆúÌÄúÀéÇùÌÑÇá ðÇôÀùÑåÉ; åÀéÄáÀòÉì áÌÀáåÌùÑÈä åÀìÉà áÌÀòÇæÌåÌú, åÀéÄôÀøÉùÑ îÄéÌÈã. 8 No estarán ambos ni bebidos ni ociosos ni nerviosos, ni siquiera uno de ellos. Y ella no estará dormida; y, si ella no quiere, no la forzará. Sino por voluntad y felicidad mutuas. Hablará un poco y jugará con ella un poco para relajarse, y penetrará con pudor, no con osadía, y se apartará inmediatamente.
è [ä] ëÌÈì äÇðÌåÉäÅâ îÄðÀäÈâ æÆä--ìÉà ãÌÇé ìåÉ ùÑÆ÷ÌÄãÌÇùÑ ðÇôÀùÑåÉ, åÀèÄäÇø òÇöÀîåÉ, åÀúÄ÷ÌÇï ãÌÅòåÉúÈéå; àÅìÈà ùÑÀàÄí äÈéåÌ ìåÉ áÌÈðÄéí--äåÉåÄéï áÌÈðÄéí ðÈàÄéí åÌáÇéÀùÑÈðÄéí, øÀàåÌéÄéï ìÀçÈëÀîÈä åÀìÇçÂñÄéãåÌú. åÀëÈì äÇðÌåÉäÅâ áÌÀîÄðÀäÂâåÉú ùÑÀàÈø äÈòÈí, äÇäåÉìÀëÄéí áÌÇçÉùÑÆêÀ--äåÉåÄéï ìåÉ áÌÈðÄéí ëÌÀîåÉ àåÉúÈï äÈòÈí. 9 Quien acostumbre a comportarse así no solo ha santificado su alma y se ha purificado y corregido sus cualidades sino que los niños que le nazcan serán agradables y vergonzosos, adecuados para la sabiduría y para la jasidut. Y a quien acostumbre a comportarse como el resto del pueblo, que anda en la oscuridad, le nacerán niños como tal.
é [å] öÀðÄéòåÌú âÌÀãåÉìÈä ðåÉäÂâÄéí úÌÇìÀîÄéãÅé çÂëÈîÄéí áÌÀòÇöÀîÈï: ìÉà éÄúÀáÌÇæÌåÌ, åÀìÉà éÀâÇìÌåÌ øÉàùÑÈï åÀìÉà âÌåÌôÈï. åÀàÇôÄìÌåÌ áÌÀùÑÈòÈä ùÑÆéÌÄëÌÈðÀñåÌ ìÀáÅéú äÇëÌÄñÌÅà, éÀäÆà öÈðåÌòÇ, åÀìÉà éÀâÇìÌÆä áÌÀâÈãÈéå òÇã ùÑÆéÌÅùÑÅá, åÀìÉà éÀ÷ÇðÌÇç áÌÀéÈîÄéï. åÀéÄúÀøÇçÇ÷ îÄëÌÈì àÈãÈí åÀéÄëÌÈðÅñ çÆãÆø áÌÀçÆãÆø ìÄôÀðÄéí îÄï äÇîÌÀòÈøÈä, åÀðÄôÀðÈä ùÑÈí; åÀàÄí ðÄôÀðÈä àÂçåÉøÅé âÌÈãÅø, éÇøÀçÄé÷ ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÄùÑÀîÇò çÂáÅøåÉ ÷åÉìåÉ àÄí ðÄúÀòÇèÌÇùÑ, åÀàÄí ðÄôÀðÈä áÌÀáÄ÷ÀòÈä, éÇøÀçÄé÷ ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÄøÀàÆä çÂáÅøåÉ ôÌÅøåÌòåÉ. åÀìÉà éÀãÇáÌÇø ëÌÄùÑÀäåÌà ðÄôÀðÆä, àÇôÄìÌåÌ ìÀöÉøÆêÀ âÌÈãåÉì. åÌëÀãÆøÆêÀ ùÑÆðÌåÉäÅâ öÀðÄéòåÌú áÌÀáÅéú äÇëÌÄñÌÅà áÌÇéÌåÉí, ëÌÈêÀ ðåÉäÅâ áÌÇìÌÇéÀìÈä. åÌìÀòåÉìÈí éÀìÇîÌÇã àÈãÈí òÇöÀîåÉ ìÀäÄôÌÈðåÉú ùÑÇçÀøÄéú åÀòÇøÀáÌÄéú áÌÄìÀáÈã, ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÄúÀøÇçÇ÷. 10 Grande es la decencia propia de los Sabios, no se denigrarán, ni descubrirán ni su cabeza ni su cuerpo. Incluso cuando entre al baño será pudoroso no descubriéndose hasta sentarse ni se limpiará con la mano derecha. Se alejará hasta el recinto más interno de una cueva y allí hará sus necesidades; y si lo hiciera detras de un cerco, se alejará para que otros no oigan si estornuda. Y si lo hiciera en un valle, se alejará de modo tal que nadie le vea descubrirse. No hablará al evacuar, ni siquiera por gran necesidad. Tal como es cauto en el baño por la noche lo será durante el día. Uno siempre acostumbrará a evacuar por la mañana y por la noche para que no se aleje.
éà [æ] úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí--ìÉà éÀäÆà öåÉòÅ÷ åÀöåÉåÅçÇ áÌÀùÑÈòÇú ãÌÄáÌåÌøåÉ, ëÌÇáÌÀäÅîåÉú åÀëÇçÇéÌåÉú; åÀìÉà éÇâÀáÌÄéäÌÇ ÷åÉìåÉ áÌÀéåÉúÅø, àÅìÈà ãÌÄáÌåÌøåÉ áÌÀðÇçÇú òÄí ëÌÈì äÇáÌÀøÄéÌåÉú. åÌëÀùÑÆéÌÀãÇáÌÇø áÌÀðÇçÇú, éÄæÌÈäÅø ùÑÆìÌÉà éÄúÀøÇçÇ÷ òÇã ùÑÆéÌÅøÈàÆä ëÌÀãÄáÀøÅé âÌÇñÌÅé äÈøåÌçÇ. åÌîÇ÷ÀãÌÄéí ìÄùÑÀìåÉí ëÌÈì àÈãÈí, ëÌÀãÅé ùÑÆúÌÀäÆà øåÌçÈï ðåÉçÈä äÄîÌÆðÌåÌ. åÀãÈï àÆú ëÌÈì äÈàÈãÈí ìÀëÇó æÀëåÌú--îÀñÇôÌÅø áÌÄùÑÀáÈç çÂáÅøåÉ, åÀàÅéðåÌ îÀñÇôÌÅø áÌÄâÀðåÌúåÉ ëÌÀìÈì. àåÉäÅá ùÑÈìåÉí, åÀøåÉãÅó ùÑÈìåÉí. 11 Un “talmid jakhamim” no gritará ni chillará al hablar como lo hacen los animales y las bestias; ni elevará excesivamente su voz sino hablará suavemente con todos. Y al hablar suavemente cuidará de no parecer altanero. Se interesará por el bienestar de todos para que todos le aprecien. Juzgará a todos positivamente. Mencionará las virtudes de su prójimo, evitando mencionar lo que le denigra en absoluto. Ama la paz y la procura.
éá àÄí øÈàÈä îÀ÷åÉí ùÑÆãÌÀáÈøÈéå îåÉòÄéìÄéï åÀðÄùÑÀîÈòÄéï, àåÉîÅø; åÀàÄí ìÈàå, ùÑåÉúÅ÷. ëÌÅéöÇã: ìÉà éÀøÇöÌÆä çÂáÅøåÉ áÌÀùÑÈòÇú ëÌÇòÀñåÉ, åÀìÉà éÄùÑÀàÇì ìåÉ òÇì ðÄãÀøåÉ áÌÀùÑÈòÈä ùÑÆðÌÈãÇø òÇã ùÑÆúÌÄúÀ÷ÈøÇø ãÌÇòÀúÌåÉ åÀéÈðåÌçÇ; åÀìÉà éÀðÇçÂîÆðÌåÌ áÌÀùÑÈòÈä ùÑÆîÌÅúåÉ îËèÌÈì ìÀôÈðÈéå, îÄôÌÀðÅé ùÑÀäåÌà áÌÈäåÌì òÇã ùÑÆéÌÄ÷ÌÈáÅø. åÀëÅï ëÌÈì ëÌÇéÌåÉöÆà áÌÀàÅìÌåÌ. åÀìÉà éÅøÈàÆä ìÇçÂáÅøåÉ áÌÀùÑÈòÇú ÷ÇìÀ÷ÈìÈúåÉ, àÅìÈà éÇòÀìÄéí òÅéðÈéå îÄîÌÆðÌåÌ. 12 Si, dada la situación, sus palabras serían de provecho, las dice, de lo contrario calla. ¿por ejemplo? no apaciguará a su prójimo mientras esté enfadado ni le indagará acerca de su promesa cuando la esté formulando sino aguardará a que se sosiegue y descanse; tampoco le reconfortará mientras su muerto esté ante él ya que permanece abrumado hasta el entierro. Y asimismo respecto de cosas por el estilo. Tampoco ha de aparecérsele a su prójimo cuando esté errando sino hará como si no le viera.
éâ åÀìÉà éÀùÑÇðÌÆä áÌÀãÄáÌåÌøåÉ, åÀìÉà éåÉñÄéó åÀìÉà éÄâÀøÇò àÅìÈà áÌÀãÄáÀøÅé ùÑÈìåÉí åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï. ëÌÀìÈìåÉ ùÑÆìÌÇãÌÈáÈø--àÅéðåÌ îÀãÇáÌÅø àÅìÈà àåÉ áÌÄâÀîÄéìåÌú çÂñÈãÄéí, àåÉ áÌÀãÄáÀøÅé çÈëÀîÈä, åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï. åÀìÉà éÀñÇôÌÇø òÄí àÄùÌÑÈä áÌÇùÌÑåÌ÷, àÇôÄìÌåÌ äÄéà àÄùÑÀúÌåÉ àåÉ àÂçåÉúåÉ àåÉ áÌÄúÌåÉ. 13 No alterará sus palabras ni añadiéndoles ni menguándoles sino debido a la paz o algo por el estilo. La regla general es: “que no hable sino acerca de propiciar el bien o de sabiduría y cosas por el estilo”. Y no ha de dialogar con un mujer en público incluso si se tratará de su esposa, su hermana o su hija.
éã [ç] ìÉà éÀäÇìÌÇêÀ úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí áÌÀ÷åÉîÈä æÀ÷åÌôÈä åÀâÈøåÉï ðÈèåÌé, ëÌÀòÄðÀéÇï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÇúÌÅìÇëÀðÈä ðÀèåÌéåÉú âÌÈøåÉï, åÌîÀùÒÇ÷ÌÀøåÉú òÅéðÈéÄí" (éùòéäå â,èæ); åÀìÉà éÀäÇìÌÇêÀ òÈ÷Åá áÌÀöÇã âÌËãÌÈì áÌÀðÇçÇú ëÌÀîåÉ äÇðÌÈùÑÄéí åÀâÇñÌÅé äÈøåÌçÇ, ëÌÀòÄðÀéÇï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "äÈìåÉêÀ åÀèÈôÉó úÌÅìÇëÀðÈä, åÌáÀøÇâÀìÅéäÆí úÌÀòÇëÌÇñÀðÈä" (ùí). 14 Un “talmid jakhamim” no andará erguido y cuellierguido, tal cual está escrito: "andando cuellierguidas y mirando atrevidamente" (Is. 3:16). Ni andará a pasos cortos como las mujeres y los altaneros, tal cual está escrito: "andando ritmicamente y haciendo sonar los adornos de sus pies." (Ibídem).
èå åÀìÉà éÈøåÌõ áÌÄøÀùÑåÌú äÈøÇáÌÄéí, åÀéÄðÀäÉâ áÌÀùÑÄâÌÈòåÉï. åÀìÉà éÄëÀôÌÉó ÷åÉîÈúåÉ ëÌÀáÇòÂìÅé çÂèÉøÆú; àÅìÈà îÄñÀúÌÇëÌÅì ìÀîÇèÌÈä ëÌÀîåÉ ùÑÀäåÌà òåÉîÅã áÌÇúÌÀôÄìÌÈä, åÌîÀäÇìÌÅêÀ áÌÀùÑåÉåÆä ëÌÀàÈãÈí ùÑÀäåÌà èÈøåÌã áÌÇòÂñÈ÷Èéå. 15 Ni correrá en lugares públicos, comportándose alocadamente. Tampoco se encorvará como los jorobados sino mirará hacia abajo como lo hace al orar, caminando normalmente como un hombre preocupado por sus asuntos.
èæ âÌÇí áÌÀîÇäÀìÈëåÉ ùÑÆìÌÈàÈãÈí, ðÄëÌÈø àÄí çÈëÈí áÌÇòÇì ãÌÅòÈä äåÌà, àåÉ ùÑåÉèÆä åÀñÈëÈì; åÀëÅï àÈîÇø ùÑÀìÉîÉä áÌÀçÈëÀîÈúåÉ, "åÀâÇí-áÌÇãÌÆøÆêÀ ëÌÀùÑÆñÌÈëÈì äÉìÅêÀ, ìÄáÌåÉ çÈñÅø; åÀàÈîÇø ìÇëÌÉì, ñÈëÈì äåÌà" (÷åäìú é,â)--îåÉãÄéòÇ ìÇëÌÉì òÇì òÇöÀîåÉ ùÑÀäåÌà ñÈëÈì. 16 Incluso el andar de un hombre indica si se trata de un sabio juicioso o de un necio e ignorante, así lo dijo Shelomó en su sabiduría “Y aún al emprender su camino el necio, falto de corazón, les dice a todos que es un necio. (Qo. 10:3). Les anuncia a todos, acerca de sí mismo, que es un necio.
éæ [è] îÇìÀáÌåÌùÑ úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí, îÇìÀáÌåÌùÑ ðÈàÆä ðÈ÷Äé; åÀàÈñåÌø ìåÉ ùÑÆéÌÄîÌÈöÅà áÌÀáÄâÀãåÉ ëÌÆúÆí àåÉ ùÑÇîÀðåÌðÄéú åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÌ. åÀìÉà éÄìÀáÌÉùÑ ìÉà îÇìÀáÌåÌùÑ îÀìÈëÄéí, ëÌÀâåÉï áÌÄâÀãÅé æÈäÈá åÀàÇøÀâÌÈîÈï ùÑÆäÇëÌÉì îÄñÀúÌÇëÌÀìÄéï áÌÈäÆï, åÀìÉà îÇìÀáÌåÌùÑ òÂðÄéÌÄéí, ùÑÀäåÌà îÀáÇæÌÆä àÆú ìåÉáÀùÑÈéå--àÅìÈà áÌÀâÈãÄéí áÌÅéðåÉðÄéÌÄéí ðÈàÄéí. 17 La ropa de un “talmid jakhamim” es agradable y limpia; prohibiéndosele que se halle en ella una mancha o un pringón o algo por el estilo. Tampoco ha de vestir ropa regia como la de oro y púrpura que atrae las miradas ni ropa de indigentes que oprobia a quien la lleva sino prendas regulares agradables.
éç åÀìÉà éÀäÆà áÌÀùÒÈøåÉ ðÄøÀàÆä îÄúÌÇçÇú îÇãÌÈéå, ëÌÀîåÉ áÌÄâÀãÅé äÇôÌÄùÑÀúÌÈï äÇ÷ÌÇìÌÄéí áÌÀéåÉúÅø ùÑÆòåÉùÒÄéï áÌÀîÄöÀøÇéÄí. åÀìÉà éÄäÀéåÌ áÌÀâÈãÈéå ñÀçåÌáÄéí òÇì äÈàÈøÆõ, ëÌÀîåÉ áÌÄâÀãÅé âÌÇñÌÅé äÈøåÌçÇ, àÅìÈà òÇã òÂ÷ÅáåÉ; åÌáÅéú éÈã ùÑÆìÌåÉ, òÇã øÈàùÑÅé àÆöÀáÌÀòåÉúÈéå. åÀìÉà éÀùÑÇìÀùÑÇì èÇìÌÄéúåÉ, îÄôÌÀðÅé ùÑÆðÌÄøÀàÆä ëÌÀâÇñÌÅé äÈøåÌçÇ, àÅìÈà áÌÇùÌÑÇáÌÈú áÌÄìÀáÈã, àÄí àÅéï ìåÉ ìÀäÇçÀìÄéó. åÀìÉà éÄìÀáÌÉùÑ îÇðÀòÈìÄéí îÀèËìÌÈàÄéí ëÌÀáÆâÆã èÀìÈàé òÇì âÌÇáÌÅé èÀìÈàé, áÌÄéîåÉú äÇçÇîÌÈä; àÂáÈì áÌÄéîåÉú äÇâÌÀùÑÈîÄéí, îËúÌÈø àÄí äÈéÈä òÈðÄé. 18 No se le verá la carne por debajo de sus prendas como sucede con las prendas de lino muy livianas que hacen en Egipto. Tampoco han de estar sus prendas arrastrándose por el suelo como las de los orgullosos sino hasta su talón; y su manga hasta las puntas de los dedos. Tampoco ha de bajarse la ropa superior, ya que parecería un orgulloso, sino solo en Shabat, de no tener que ponerse. Tampoco ha de calzar calzados remendados como una prenda con remiendo sobre remiendo, en verano; pero en invierno le está permitido, de ser pobre.
éè ìÉà éÅöÅà îÀáËùÌÒÈí ìÇùÌÑåÌ÷, åÀìÉà áÌÄáÀâÈãÄéí îÀáËùÌÒÈîÄéí; åÀìÉà éÈùÒÄéí áÌÉùÒÆí áÌÄùÒÀòÈøåÉ. àÂáÈì àÄí îÈùÑÇç áÌÀùÒÈøåÉ áÌÀáÉùÒÆí ëÌÀãÅé ìÀäÇòÀáÌÄéø àÆú äÇæÌËäÀîÈä, îËúÌÈø. åÀëÅï ìÉà éÅöÅà éÀçÄéãÄé áÌÇìÌÇéÀìÈä, àÅìÈà àÄí äÈéÈä ìåÉ æÀîÈï ÷ÈáåÌòÇ ìÈöÅàú áÌåÉ ìÀúÇìÀîåÌãåÉ. ëÌÈì àÅìÌåÌ, îÄôÌÀðÅé äÇçÂùÑÈã. 19 No saldrá perfumado al mercado ni con ropa perfumada ni se perfumará el cabello, pero si se perfumó para quitarse hedor le está permitido. Tampoco saldrá solo por la noche a menos que tenga un horario fijo para su estudio. Todo esto debido a la sospecha.
ë [é] úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí, îÀëÇìÀëÌÅì ãÌÀáÈøÈéå áÌÀîÄùÑÀôÌÈè, àåÉëÅì åÀùÑåÉúÆä åÀæÈï àÆú àÇðÀùÑÅé áÌÅéúåÉ ëÌÀôÄé îÈîåÉðåÉ åÀäÇöÀìÈçÈúåÉ, åÀìÉà éÇèÀøÄéçÇ òÇì òÇöÀîåÉ éåÉúÅø îÄãÌÇé. 20 Un “talmid jakhamim” administra sus bienes juiciosamente, come, bebe y alimenta a su familia según sus bienes y su éxito, no exigiéndose exageradamente.
ëà öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí áÌÀãÇøÀëÅé àÆøÆõ, ùÑÆìÌÉà éÉàëÇì àÈãÈí áÌÈùÒÈø àÅìÈà ìÀúÅàÈáåÉï, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ëÌÄé-úÀàÇåÌÆä ðÇôÀùÑÀêÈ ìÆàÁëÉì áÌÈùÒÈø" (ãáøéí éá,ë). ãÌÇé ìÇáÌÈøÄéà ìÀàÈëÀìåÉ îÅòÆøÆá ùÑÇáÌÈú ìÀòÆøÆá ùÑÇáÌÈú; åÀàÄí äÈéÈä òÈùÑÄéø ëÌÀãÅé ìÆàÁëÉì áÌÈùÒÈø áÌÀëÈì éåÉí, àåÉëÅì. 21 Los Sabios ordenaron, como buen proceder, que no comiese uno carne sino por atetito, como está escrito: "ya que desea tu alma comer carne" (Dt. 12:20). Le es suficiente al sano comerla cada víspera de Shabat; y de ser rico como para comerla cada día, lo hará.
ëá öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí åÀàÈîÀøåÌ, ìÀòåÉìÈí éÉàëÇì àÈãÈí ôÌÈçåÌú îÄï äÈøÈàåÌé ìåÉ ìÀôÄé îÈîåÉðåÉ, åÀéÄìÀáÌÉùÑ ëÌÈøÈàåÌé ìåÉ; åÄéëÇáÌÇã àÄùÑÀúÌåÉ åÌáÈðÈéå, éÈúÅø îÄï äÈøÈàåÌé ìåÉ. 22 Ordenaron los Sabios diciendo “siempre comerá uno menos de lo que le corresponda según sus bienes y se vestirá según le corresponda y honrará a su esposa e hijos allende sus posibilidades ”.
ëâ [éà] ãÌÆøÆêÀ áÌÇòÂìÅé ãÌÅòÈä, ùÑÆéÌÄ÷ÀáÌÇò ìåÉ àÈãÈí îÀìÈàëÈä äÇîÌÀôÇøÀðÆñÆú àåÉúåÉ úÌÀçÄìÌÈä, åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ éÄ÷ÀðÆä áÌÅéú ãÌÄéøÈä, åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ éÄùÌÒÈà àÄùÌÑÈä--ùÑÆðÌÆàÁîÈø "îÄé-äÈàÄéùÑ àÂùÑÆø-ðÈèÇò ëÌÆøÆí, åÀìÉà çÄìÌÀìåÉ . . . àÂùÑÆø áÌÈðÈä áÇéÄú-çÈãÈùÑ . . . àÂùÑÆø-àÅøÇùÒ àÄùÌÑÈä" (øàä ãáøéí ë,ä-æ). 23 Los hombre sensatos primero adquieren una tarea que les sustente, luego se compran una vivienda y luego desposan a una mujer; como está escrito: "¿quién es el varón que ha plantado una viña y no la ha disfrutado...que ha construido una casa nueva...que se ha comprometido con una mujer?". (Vea Dt. 20:5-7).
ëã àÂáÈì äÇèÌÄôÌÀùÑÄéí, îÇúÀçÄéìÄéï ìÄùÌÒÈà àÄùÌÑÈä, åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ àÄí úÌÄîÀöÈà éÈãåÉ éÄ÷ÀðÆä áÌÇéÄú, åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ áÌÀñåÉó éÈîÈéå éÇçÀæÉø ìÀáÇ÷ÌÇùÑ àËîÌÈðåÌú àåÉ éÄúÀôÌÇøÀðÇñ îÄï äÇöÌÀãÈ÷Èä; åÀëÅï äåÌà àåÉîÅø áÌÇ÷ÌÀìÈìåÉú, "àÄùÌÑÈä úÀàÈøÅùÒ . . . áÌÇéÄú úÌÄáÀðÆä . . . ëÌÆøÆí úÌÄèÌÇò" (ãáøéí ëç,ì)--ëÌÀìåÉîÇø éÄäÀéåÌ îÇòÂùÒÆéêÈ äÂôåÌëÄéï, ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà úÇöÀìÄéçÇ ãÌÀøÈëÆéêÈ. åÌáÇáÌÀøÈëÈä îÇä äåÌà àåÉîÅø, "åÇéÀäÄé ãÈåÄã ìÀëÈì-ãÌÀøÈëÈå, îÇùÒÀëÌÄéì; åÇä', òÄîÌåÉ" (ùîåàì à éç,éã). 24 Empero, los necios desposan a una mujer y luego, si lo lográn, compran una casa y luego, al final de sus días, procurán una labor o se sustentan de la limosna; habiéndolo dicho Él en las maldiciones: "Te comprometerás con una mujer...construirás una casa...plantarás una viña" (Dt. 28:30). Es decir “¡qué tus acciones sean contrarias!” para que tu camino sea un fracaso. Mas al bendecir Él dice: "David alcanzaba todas sus metas ya que el Señor estaba con él" (1 S. 18:14).
ëä [éá] åÀàÈñåÌø ìÈàÈãÈí ìÀäÇôÀ÷Äéø àåÉ ìÀäÇ÷ÀãÌÄéùÑ ëÌÈì ðÀëÈñÈéå, åÀéÇèÀøÄéçÇ òÇì äÇáÌÀøÄéÌåÉú. åÀìÉà éÄîÀëÌÉø ùÒÈãÆä, åÀéÄ÷ÀðÆä áÌÇéÄú; åÀìÉà áÌÇéÄú, åÀéÄ÷ÀðÆä îÄèÌÇìÀèÀìÄéï àåÉ éÇòÂùÒÆä ñÀçåÉøÈä áÌÄãÀîÅé áÌÅéúåÉ; àÂáÈì îåÉëÅø äåÌà îÄèÌÇìÀèÀìÄéï, åÀ÷åÉðÆä ùÒÈãÆä. ëÌÀìÈìåÉ ùÑÆìÌÇãÌÈáÈø: éÈùÒÄéí îÀâÇîÌÈúåÉ ìÀäÇöÀìÄéçÇ ðÀëÈñÈéå--ìÉà ìÀäÄúÀðÈàåÉú îÀòÇè ìÀôÄé ùÑÈòÈä àåÉ ìÅäÈðåÉú îÀòÇè, åÀéÇôÀñÄéã äÇøÀáÌÅä. 25 Le está prohibido a uno desapropiarse de todas sus posesiones o consagrarlas convirtiéndose así en una carga para los demás. No venderá un campo y comprará una casa; ni una casa y comprará bienes muebles o comerciará con las ganancias por su casa; pero puede vender bienes muebles y comprar un campo. La regla es que su meta sea el éxito de sus posesiones, no un breve bienestar pasajero o un poco de placer para luego perder mucho.
ëå [éâ] îÇùÌÒÈàÈï åÌîÇúÌÈðÈï ùÑÆìÌÀúÇìÀîÄéãÅé çÂëÈîÄéí, áÌÆàÁîÆú åÌáÆàÁîåÌðÈä: àåÉîÅø òÇì ìÈàå ìÈàå, åÀòÇì äÄéï äÄéï. îÀãÇ÷ÀãÌÅ÷ òÇì òÇöÀîåÉ, áÌÀçÆùÑÀáÌåÉï; åÀðåÉúÅï åÌîÀåÇúÌÅø ìÇàÂçÅøÄéí ëÌÀùÑÆéÌÄ÷ÌÇç îÅäÆï, åÀìÉà éÀãÇ÷ÀãÌÇ÷ òÂìÅéäÆï. åÀðåÉúÅï ãÌÀîÅé äÇìÌÆ÷Çç ìÀàÇìÀúÌÇø. åÀàÅéðåÌ ðÇòÂùÒÆä ìÉà òÇøÌÈá åÀìÉà ÷ÇáÀìÈï, åÀìÉà éÈáåÉà áÌÀäÇøÀùÑÈàÈä. 26 Los “talmidé jakhamim” comercian veraz y fielmente. Niega o reafirma según corresponda. Es escrupuloso consigo mismo respecto de las cuentas a la vez que les da y cede a otros cuando les compra no siendo esctricto con ellos. Paga su compra al instante. No se convierte ni en garante ni en agente ni se inmiscuye en conseciones.
ëæ îÀçÇéÌÅá òÇöÀîåÉ áÌÀãÄáÀøÅé îÇ÷ÌÈç åÌîÄîÀëÌÈø, áÌÄîÀ÷åÉí ùÑÆìÌÉà çÄéÌÀáÈä àåÉúåÉ úÌåÉøÈä, ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÇòÂîÉã áÌÀãÄáÌåÌøåÉ, åÀìÉà éÀùÑÇðÌÅäåÌ. åÀàÄí ðÄúÀçÇéÌÀáåÌ ìåÉ àÂçÅøÄéí áÌÇãÌÄéï, îÇàÂøÄéêÀ ìÈäÆï åÌîåÉçÅì ìÈäÆï; åÌîÇìÀåÆä, åÀçåÉðÅï. åÀìÉà éÅøÅã ìÀúåÉêÀ àËîÌÈðåÌú çÂáÅøåÉ, åÀìÉà éÅöÇø ìÀàÈãÈí áÌÈòåÉìÈí áÌÀçÇéÌÈéå. 27 Se obliga a sí mismo al negociar, aunque la Torá le exima, para que cumpla con su palabra, no alterándola. Y si otros le han resultado culpables en un juicio, les será paciente y les perdonará; y presta y es piadoso. No le rivalizará a otro en su oficio ni apenará a nadie en el mundo.
ëç ëÌÀìÈìåÉ ùÑÆìÌÇãÌÈáÈø--éÄäÀéÆä îÄï äÇðÌÄøÀãÌÈôÄéï, åÀìÉà îÄï äÈøåÉãÀôÄéï; îÄï äÇðÌÆòÀìÈáÄéï, åÀìÉà îÄï äÈòåÉìÀáÄéï. åÀàÈãÈí ùÑÀäåÌà òåÉùÒÆä ëÌÈì äÇîÌÇòÂùÒÄéí äÈàÅìÌåÌ åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï, òÈìÈéå äÇëÌÈúåÌá àåÉîÅø "åÇéÌÉàîÆø ìÄé, òÇáÀãÌÄé-àÈúÌÈä--éÄùÒÀøÈàÅì, àÂùÑÆø-áÌÀêÈ àÆúÀôÌÈàÈø" (éùòéäå îè,â). 28 La regla es que sea de los perseguidos y no de los perseguidores; de los ofendidos y no de los ofensores. Y acerca de una persona que se comporta según lo descripto, y acciones semejantes, dice la Escritura: "Tú eres mi siervo Israel, en tí me glorificaré" (Is. 49:3).

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