à
ãÌÆøÆêÀ áÌÀøÄéÌÈúåÉ ùÑÆìÌÈàÈãÈí--ìÄäÀéåÉú ðÄîÀùÑÈêÀ áÌÀãÅòåÉúÈéå åÌáÀîÇòÂùÒÈéå àÇçÇø øÅòÈéå åÇçÂáÅøÈéå, åÀðåÉäÅâ áÌÀîÄðÀäÇâ àÇðÀùÑÅé îÀãÄéðÈúåÉ. ìÀôÄéëÌÈêÀ öÈøÄéêÀ àÈãÈí ìÀäÄúÀçÇáÌÇø ìÇöÌÇãÌÄé÷Äéí åÀìÅéùÑÅá àÅöÆì äÇçÂëÈîÄéí úÌÈîÄéã, ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÄìÀîÉã îÄîÌÇòÂùÒÅéäÆí; åÀéÄúÀøÇçÇ÷ îÄï äÈøÀùÑÈòÄéí äÇäåÉìÀëÄéí áÌÇçÉùÑÆêÀ, ëÌÀãÅé ùÑÆìÌÉà éÄìÀîÉã îÄîÌÇòÂùÒÅéäÆí. äåÌà ùÑÆùÌÑÀìÉîÉä àåÉîÅø, "äåÉìÅêÀ àÆú-çÂëÈîÄéí, éÆçÀëÌÈí; åÀøÉòÆä ëÀñÄéìÄéí, éÅøåÉòÇ" (îùìé éâ,ë). åÀàåÉîÅø, "àÇùÑÀøÅé äÈàÄéùÑ . . ." (úäéìéí à,à).
|
1
Es propio de la naturaleza humana el ser influenciado por el comportamiento y las acciones de amigos y prójimos y comportarse según lo acostumbran sus conciudadanos. Por eso siempre debe el hombre unirse a los justos y hallarse en compañía de los Sabios para que aprenda de sus acciones, y se alejará de los malvados que andan en la oscuridad para que no aprenda de sus acciones. A ésto se refiere Shelomó al decir:
"Quien ande con los Sabios, sabio será; mas quien apaciente con los necios se perjudicará"
(Pr. 13:20). Y dice:
"Feliz aquel..."
(Sal. 1:1).
|
á
åÀëÅï àÄí äÈéÈä áÌÄîÀãÄéðÈä ùÑÆîÌÄðÀäÂâåÉúÆéäÈ øÈòÄéí, åÀàÅéï àÂðÈùÑÆéäÈ äåÉìÀëÄéí áÌÀãÆøÆêÀ éÀùÑÈøÈä--éÅìÅêÀ ìÄîÀ÷åÉí ùÑÆàÂðÈùÑÈéå öÇãÌÄé÷Äéí, åÀðåÉäÂâÄéí áÌÀãÆøÆêÀ èåÉáÄéí. åÀàÄí äÈéåÌ ëÌÈì äÇîÌÀãÄéðåÉú ùÑÀäåÌà éåÉãÀòÈï åÀùÑåÉîÅòÇ ùÑÀîåÌòÈúÈï ðåÉäÂâÄéí áÌÀãÆøÆêÀ ìÉà èåÉáÈä, ëÌÀîåÉ æÀîÇðÌÅðåÌ æÆä, àåÉ ùÑÀàÅéðåÌ éÈëåÉì ìÅéìÅêÀ ìÄîÀãÄéðÈä ùÑÆîÌÄðÀäÂâåÉúÆéäÈ èåÉáÄéí, îÄôÌÀðÅé äÇâÌÀéÈñåÉú àåÉ îÄôÌÀðÅé äÇçÉìÄé--éÅùÑÅá ìÀáÇãÌåÉ éÀçÄéãÄé, ëÌÀòÄðÀéÈï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "éÅùÑÅá áÌÈãÈã åÀéÄãÌÉí" (àéëä â,ëç). åÀàÄí äÈéåÌ øÈòÄéí åÀçÇèÌÈàÄéí, ùÑÀàÅéï îÇðÌÄéçÄéï àåÉúåÉ ìÅéùÑÅá áÌÇîÌÀãÄéðÈä àÅìÈà àÄí ëÌÅï ðÄúÀòÈøÇá òÄîÌÈäÆï åÀðåÉäÅâ áÌÀîÄðÀäÈâÈï äÈøÈò--éÅöÅà ìÇîÌÀòÈøåÉú åÀìÇçÂåÈçÄéí åÌìÇîÌÄãÀáÌÈøåÉú åÀàÇì éÇðÀäÄéâ òÇöÀîåÉ áÌÀãÆøÆêÀ çÇèÌÈàÄéí, ëÌÀòÄðÀéÈï ùÑÆðÌÆàÁîÈø "îÄé-éÄúÌÀðÅðÄé áÇîÌÄãÀáÌÈø . . ." (éøîéäå è,à).
|
2
Asimismo si se hallara en una ciudad cuyas costumbres son malas, cuyos habitantes no siguiesen el buen camino; se irá a un lugar cuya gente sea justa, que sigan el buen camino. Pero si todas las ciudades que conoce, y de las que haya oído, no fueran buenas, como en nuestros días, o si las huestes o una enfermedad le impidieran ir a una ciudad cuyas costumbres son buenas, vivirá solo, tal como está escrito: "Habitará solo y callará"
(Lm. 3:28). Y si fueran tan malvados y pecadores que no le dejasen vivir en tal ciudad a menos que adoptara sus malas costumbres. Entonces irá a las cuevas, los yermos o los desiertos, no ha de seguir el camino de los pecadores, tal como está escrito: "¿Quién me diera en el desierto...?"
(Jr. 9:1).
|
â
[á] îÄöÀåÇú òÂùÒÅä ìÀäÄãÌÈáÅ÷ áÌÇçÂëÈîÄéí, ëÌÀãÅé ìÄìÀîÉã îÄîÌÇòÂùÒÅéäÆí: ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÌáåÉ úÄãÀáÌÈ÷" (ãáøéí é,ë), åÀëÄé àÄôÀùÑÈø ìÈàÈãÈí ìÀäÄãÌÈáÅ÷ áÌÇùÌÑÀëÄéðÈä; àÅìÈà ëÌÈêÀ àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí áÌÀôÅøåÌùÑ îÄöÀåÈä æåÉ, äÄãÌÈáÅ÷ áÌÇçÂëÈîÄéí åÀúÇìÀîÄéãÅéäÆí. ìÀôÄéëÌÈêÀ öÈøÄéêÀ àÈãÈí ìÀäÄùÑÀúÌÇãÌÇì ùÑÆéÌÄùÌÒÈà áÌÇú úÌÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí, åÀéÇùÌÒÄéà áÌÄúÌåÉ ìÀúÇìÀîÄéã çÂëÈîÄéí, åÀìÆàÁëÉì åÀìÄùÑÀúÌåÉú òÄí úÌÇìÀîÄéãÅé çÂëÈîÄéí, åÀìÇòÂùÒåÉú ôÌÀøÇ÷ÀîÇèÀéÈä ìÀúÇìÀîÄéãÅé çÂëÈîÄéí, åÌìÀäÄúÀçÇáÌÇø ìÈäÆï áÌÀëÈì îÄéðÅé çÄáÌåÌø--ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÌìÀãÈáÀ÷Èä-áåÉ" (ãáøéí éà,ëá; ãáøéí ì,ë; éäåùåò ëá,ä). åÀëÅï öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí åÀàÈîÀøåÌ, åÄäÀåÄé îÄúÀàÇáÌÅ÷ áÌÇòÂôÇø øÇâÀìÅéäÆí, åÀùÑåÉúÆä áÌÇöÌÈîÈà àÆú ãÌÄáÀøÅéäÆí.
|
3
Es un
Precepto Positivo ligarse a los Sabios para aprender de sus actos, como está escrito: "a Él te ligarás"
(Dt. 10:20), ¿es acaso posible ligarse a la Shekhiná? así explicaron los Sabios este Precepto:
¡lígate a los Sabios y sus discípulos!. Por lo tanto debe un hombre procurar desposar a la hija de un “talmid jakhamim” y casar a su hija con un “talmid jakhamim”, comer y beber con “talmidé jakhamim”, hacer negocios con “talmidé jakhamim” y ligárseles de toda manera posible, como está escrito: "y ligársele"
(Dt. 11:22, Dt. 30:20, Jos. 22:5). Asimismo, ordenaron los Sabios diciendo: “¡empólvate con
el polvo de sus pies y bebe sedientamente sus palabras!”.
|
ã
[â] îÄöÀåÈä òÇì ëÌÈì àÈãÈí ìÆàÁäÉá àÆú ëÌÈì àÆçÈã åÀàÆçÈã îÄéÌÄùÒÀøÈàÅì ëÌÀâåÌôåÉ, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀàÈäÇáÀúÌÈ ìÀøÅòÂêÈ ëÌÈîåÉêÈ" (åé÷øà éè,éç). ìÀôÄéëÌÈêÀ öÈøÄéêÀ ùÑÆéÌÀñÇôÌÇø áÌÄùÑÀáÈçåÉ åÀìÈçåÌñ òÇì îÈîåÉðåÉ, ëÌÀîåÉ ùÑÀäåÌà çÈñ òÇì îÈîåÉï òÇöÀîåÉ åÀøåÉöÆä áÌÄëÀáåÉã òÇöÀîåÉ; åÀäÇîÌÄúÀëÌÇáÌÅã áÌÄ÷ÀìåÉï çÂáÅøåÉ, àÅéï ìåÉ çÅìÆ÷ ìÈòåÉìÈí äÇáÌÈà.
|
4
Cada persona debe cumplir con
el Precepto de amar a cada israelita como se ama a sí mismo, como está escrito:
"amarás a tu prójimo como a tí mismo"
(Lev. 19:18). Por lo tanto debe enaltecerle y preocuparse por sus posesiones como lo hace respecto de sus propios bienes y desea que
se le elogie; y aquel que disfruta de la vergüenza ajena no tiene parte en el mundo venidero.
|
ä
[ã] àÇäÂáÇú äÇâÌÅø ùÑÆáÌÈà åÀðÄëÀðÇñ úÌÇçÇú ëÌÇðÀôÅé äÇùÌÑÀëÄéðÈä, ùÑÀúÌÅé îÄöÀååÉú òÂùÒÅä: àÇçÇú îÄôÌÀðÅé ùÑÀäåÌà áÌÄëÀìÇì øÅòÄéí, åÀàÇçÇú îÄôÌÀðÅé ùÑÀäåÌà âÌÅø åÀäÇúÌåÉøÈä àÈîÀøÈä "åÇàÂäÇáÀúÌÆí, àÆú-äÇâÌÅø" (ãáøéí é,éè). öÄåÌÈä òÇì àÇäÂáÇú äÇâÌÅø ëÌÀîåÉ ùÑÆöÌÄåÌÈä òÇì àÇäÂáÇú ùÑÀîåÉ, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀàÈäÇáÀúÌÈ, àÅú ä' àÁìÉäÆéêÈ" (ãáøéí å,ä; ãáøéí éà,à); äÇ÷ÌÈãåÉùÑ áÌÈøåÌêÀ äåÌà òÇöÀîåÉ àåÉäÅá âÌÅøÄéí, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀàÉäÅá âÌÅø" (ãáøéí é,éç).
|
5
Al amar a un prosélito, que se ha cobijado bajo las alas de la “Shekhiná”, se cumplen dos Preceptos Positivos, uno porque él forma parte de los “prójimos” y otro porque es un prosélito y la Torá dijo:
"Amaréis, pues, al prosélito"
(Dt. 10:19).
Ordenó respecto del amor al prosélito como lo hizo respecto de su Nombre, como está escrito:
"Amarás al Señor, tu Dios"
(Dt. 6:5, Dt. 11:1); el mismísimo Santo, Bendito Sea, ama a los prosélitos, como está escrito:
"ama al prosélito"
(Dt. 10:18).
|
å
[ä] ëÌÈì äÇùÌÒåÉðÅà àÆçÈã îÄéÌÄùÒÀøÈàÅì áÌÀìÄáÌåÉ--òåÉáÅø áÌÀìÉà úÇòÂùÒÆä, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ìÉà-úÄùÒÀðÈà àÆú-àÈçÄéêÈ, áÌÄìÀáÈáÆêÈ" (åé÷øà éè,éæ); åÀàÅéï ìåÉ÷Äéï òÇì ìÈàå æÆä, ìÀôÄé ùÑÀàÅéï áÌåÉ îÇòÂùÒÆä. åÀìÉà äÄæÀäÄéøÈä úÌåÉøÈä, àÅìÈà òÇì ùÒÄðÀàÈä ùÑÆáÌÇìÌÅá; àÂáÈì äÇîÌÇëÌÆä àÆú çÂáÅøåÉ, åÀäÇîÌÀçÈøÅó àÆú çÂáÅøåÉ--àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀàÅéðåÌ øÇùÌÑÈàé, àÅéðåÌ òåÉáÅø îÄùÌÑåÉí "ìÉà-úÄùÒÀðÈà".
|
6
Quien odia a un israelita en su corazón transgrede un
Precepto Positivo, como está escrito: "No odiarás a tu hermano en tu corazón"
(Dt. 19:17), no flagelándosele por ello ya que
carece de acción. Y no advirtió la Torá sino respecto del odio de corazón; empero quien golpea a su prójimo o le insulta, a pesar de que
le está vedado, no transgrede respecto de
“No odiarás”.
|
æ
[å] ëÌÀùÑÆéÌÆçÁèÈà àÄéùÑ ìÀàÄéùÑ--ìÉà éÄùÒÀèÀîÆðÌåÌ åÀéÄùÑÀúÌÉ÷, ëÌÀîåÉ ùÑÆðÌÆàÁîÈø áÌÈøÀùÑÈòÄéí "åÀìÉà-ãÄáÌÆø àÇáÀùÑÈìåÉí òÄí-àÇîÀðåÉï, ìÀîÅøÈò åÀòÇã-èåÉá: ëÌÄé-ùÒÈðÅà àÇáÀùÑÈìåÉí, àÆú-àÇîÀðåÉï" (ùîåàì á éâ,ëá); àÅìÈà îÄöÀåÈä òÈìÈéå ìÀäåÉãÄéòåÉ åÀìåÉîÇø ìåÉ, ìÈîÌÈä òÈùÒÄéúÈ ìÄé ëÌÈêÀ åÀëÌÈêÀ åÀìÈîÌÈä çÈèÈàúÈ ìÄé áÌÀãÈáÈø ôÌÀìåÉðÄé: ùÑÆðÌÆàÁîÈø "äåÉëÅçÇ úÌåÉëÄéçÇ àÆú-òÂîÄéúÆêÈ, åÀìÉà-úÄùÌÒÈà òÈìÈéå çÅèÀà" (åé÷øà éè,éæ). åÀàÄí çÈæÇø åÌáÄ÷ÌÇùÑ îÄîÌÆðÌåÌ ìÄîÀçÉì ìåÉ, öÈøÄéêÀ ùÑÆéÌÄîÀçÉì; åÀìÉà éÀäÆà äÇîÌåÉçÅì àÇëÀæÈøÄé, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÇéÌÄúÀôÌÇìÌÅì àÇáÀøÈäÈí, àÆì-äÈàÁìÉäÄéí" (áøàùéú ë,éæ).
|
7
Cuando una persona peque contra otra, no le guardará rencor y
callará, como está escrito respecto de los malvados:
"Y no le hablaba Avshalom a Amnón ni para bien ni para mal ya que odiaba Avshalom a Amnón"
(2 S. 13:22), sino
es un precepto para él comunicárselo, diciéndole: “¡¿por qué me has hecho tal cosa y por qué has pecado contra mí respecto de tal cosa?!”, como está escrito: "reprenderás a tu prójimo para que
no lleves un pecado por su causa"
(Lv. 19:17), y si se arrepintiera y le pidiera que le perdonara, debe perdonarle, no siendo quien perdona cruel, como está escrito: "Entonces Avraham oró a Dios"
(Gn. 20:17).
|
ç
[æ] äÈøåÉàÆä àÆú çÂáÅøåÉ ùÑÆçÈèÈà, àåÉ ùÑÀäåÌà äåÉìÅêÀ áÌÀãÆøÆêÀ ìÉà èåÉáÈä--îÄöÀåÈä ìÀäÇçÀæÄéøåÉ ìÇîÌåÌèÈá, åÌìÀäåÉãÄéòåÉ ùÑÀäåÌà çåÉèÆà òÇì òÇöÀîåÉ áÌÀîÇòÂùÒÈéå äÈøÈòÄéí: ùÑÆðÌÆàÁîÈø "äåÉëÅçÇ úÌåÉëÄéçÇ àÆú-òÂîÄéúÆêÈ" (åé÷øà éè,éæ).
|
8
Es un Precepto, para quien viera que su prójimo ha pecado o va por el mal camino, devolverlo al bueno y advertirle que él peca contra sí mismo debido a sus malos actos; como está escrito:
"reprenderás a tu prójimo"
(Lv. 19:17).
|
è
äÇîÌåÉëÄéçÇ àÆú çÂáÅøåÉ--áÌÅéï áÌÄãÀáÈøÄéí ùÑÆáÌÅéðåÉ ìÀáÅéðåÉ, áÌÅéï áÌÄãÀáÈøÄéí ùÑÆáÌÅéðåÉ ìÀáÅéï äÇîÌÈ÷åÉí--öÈøÄéêÀ ìÀäåÉëÄéçåÉ áÌÅéðåÉ ìÀáÅéï òÇöÀîåÉ, åÄéãÇáÌÇø ìåÉ áÌÀðÇçÇú åÌáÀìÈùÑåÉï øÇëÌÈä, åÀéåÉãÄéòåÉ ùÑÀàÅéðåÌ àåÉîÅø ìåÉ àÅìÈà ìÀèåÉáÈúåÉ, åÀìÇäÂáÄéàåÉ ìÀçÇéÌÅé äÈòåÉìÈí äÇáÌÈà. àÄí ÷ÄáÌÇì îÄîÌÆðÌåÌ, îåÌèÈá; åÀàÄí ìÈàå, éåÉëÄéçÇ ôÌÇòÇí ùÑÀðÄéÌÈä åÌùÑÀìÄéùÑÄéú. åÀëÅï úÌÈîÄéã çÇéÌÈá ìÀäåÉëÄéçÇ, òÇã ùÑÆéÌÇëÌÅäåÌ äÇçåÉèÆà åÀéÉàîÇø ìåÉ àÅéðÄé ùÑåÉîÅòÇ; åÀëÈì ùÑÆàÄôÀùÑÈø áÌÀéÈãåÉ ìÀîÇçåÉú åÀàÅéðåÌ îÀîÇçÆä, äåÌà ðÄúÀôÌÈñ áÌÇòÂååÉï àÅìÌåÌ ëÌËìÌÈí ùÑÆàÄôÀùÑÈø ìåÉ ìÀîÇçåÉú áÌÈäÆï.
|
9
Quien amoneste a su prójimo, ya sea por cosas que haya entre el uno y el otro o por cosas que haya entre
él y Dios, debe amonestarle en privado, hablándole amable y suavemente, advirtiéndole que no lo hace sino por su bien, para llevarle al Mundo Venidero; si aceptara “bien”, de no hacerlo le amonestará por segunda y tercera vez. Así ha de amonestarle siempre, hasta que le golpee el pecador diciéndole: “no haga caso”; y todo aquel que pueda objetar y se abstiene, es presa de la iniquidad de aquellos a los que pudo objetar.
|
é
[ç] äÇîÌåÉëÄéçÇ àÆú çÂáÅøåÉ úÌÀçÄìÌÈä--ìÉà éÀãÇáÌÇø ìåÉ ÷ÈùÑåÉú òÇã ùÑÆéÌÇëÀìÄéîÆðÌåÌ, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀìÉà-úÄùÌÒÈà òÈìÈéå çÅèÀà" (åé÷øà éè,éæ). ëÌÈêÀ àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, éÈëåÉì àÇúÌÀ îåÉëÄéçåÉ, åÌôÈðÈéå îÄùÑÀúÌÇðÌåÉú--úÌÄìÀîÉã ìåÉîÇø, "åÀìÉà-úÄùÌÒÈà òÈìÈéå çÅèÀà"; îÄëÌÈàï ùÑÆàÈñåÌø ìÀäÇëÀìÄéí àÆú éÄùÒÀøÈàÅì, åÀëÈì ùÑÆëÌÅï áÌÈøÇáÌÄéí.
|
10
Quien reprenda a su prójimo no ha de hablarle duro hasta avergonzarle, como está escrito: "no lleves un pecado por su causa"
(Lv. 19:17). Así lo expresaron los Sabios: “¿acaso
ha de cambiarle el rostro tu reprimenda?”.
Aprende a decir: “no lleves un pecado por su causa”; deducimos que se prohibe avergonzar a un israelita, más aún en público.
|
éà
àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÆäÇîÌÇëÀìÄéí àÆú çÂáÅøåÉ àÅéðåÌ ìåÉ÷Æä, òÈååÉï âÌÈãåÉì äåÌà: ëÌÈêÀ àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí, äÇîÌÇìÀáÌÄéï ôÌÀðÅé çÂáÅøåÉ áÌÈøÇáÌÄéí, àÅéï ìåÉ çÅìÆ÷ ìÈòåÉìÈí äÇáÌÈà. ìÀôÄéëÌÈêÀ öÈøÄéêÀ àÈãÈí ìÀäÄæÌÈäÅø áÌÀãÈáÈø æÆä, ùÑÆìÌÉà éÀáÇéÌÇùÑ çÂáÅøåÉ áÌÈøÇáÌÄéí, áÌÅéï ÷ÈèÈï áÌÅéï âÌÈãåÉì; åÀìÉà éÄ÷ÀøÈà ìåÉ áÌÀùÑÅí ùÑÀäåÌà áÌåÉùÑ îÄîÌÆðÌåÌ, åÀìÉà éÀñÇôÌÇø ìÀôÈðÈéå ãÌÈáÈø ùÑÀäåÌà áÌåÉùÑ îÄîÌÆðÌåÌ.
|
11
A pesar de que quien avergüenza a su prójimo no es flagelado, es ésta una grave falta. Así lo expresaron los Sabios: “quien avergüenza a su prójimo en público no tiene parte en el Mundo Venidero” Por lo tanto debe uno cuidarse de ésto, no sea que avergüence a su prójimo en público, ya sea un niño o un adulto; ni le llamará por un nombre que le avergüence ni relatará ante él algo de lo que se avergüence.
|
éá
áÌÇîÌÆä ãÌÀáÈøÄéí àÂîåÌøÄéí, áÌÄãÀáÈøÄéí ùÑÆáÌÅéï àÈãÈí ìÇçÂáÅøåÉ; àÂáÈì áÌÀãÄáÀøÅé ùÑÈîÇéÄí--àÄí ìÉà çÈæÇø áÌåÉ áÌÇñÌÅúÆø--îÇëÀìÄéîÄéï àåÉúåÉ áÌÈøÇáÌÄéí åÌîÀôÇøÀñÀîÄéï çÆèÀàåÉ åÌîÀçÈøÀôÄéï àåÉúåÉ áÌÀôÈðÈéå åÌîÀáÇæÌÄéï åÌîÀ÷ÇìÌÀìÄéï, òÇã ùÑÆéÌÇçÀæÉø ìÇîÌåÌèÈá: ëÌÀîåÉ ùÑÆòÈùÒåÌ ëÌÈì äÇðÌÀáÄéàÄéí ìÀéÄùÒÀøÈàÅì.
|
12
¿De qué casos se trata? de aquellos entre el hombre y su prójimo. En cambio en los concernientes a Dios, de no arrepentirse en privado, ha de avergonzársele en público divulgando su pecado, insultándole, afrentándole y maldiciéndole hasta que retorne al bien; tal como le hicieran todos los profetas a Israel.
|
éâ
[è] îÄé ùÑÆçÈèÈà òÈìÈéå çÂáÅøåÉ åÀìÉà øÈöÈä ìÀäåÉëÄéçåÉ åÀìÉà ìÀãÇáÌÇø ìåÉ ëÌÀìåÌí, îÄôÌÀðÅé ùÑÆäÈéÈä äÇçåÉèÆà äÄãÀéåÉè áÌÀéåÉúÅø àåÉ ùÑÆäÈéÀúÈä ãÌÇòÀúÌåÉ îÀùÑËáÌÆùÑÆú, åÌîÈçÇì ìåÉ áÌÀìÄáÌåÉ, åÀìÉà ùÒÀèÈîåÉ åÀìÉà äåÉëÄéçåÉ--äÂøÅé æåÉ îÄãÌÇú çÂñÄéãåÌú: ìÉà äÄ÷ÀôÌÄéãÈä úÌåÉøÈä, àÅìÈà òÇì äÇîÌÇùÒÀèÅîÈä.
|
13
La víctima de un pecado de su prójimo que no quiera amonestarle ni mencionarle el asunto para nada, por ser el pecador una persona extremadamente
ignorante o mentalmente perturbada, y le haya perdonado en su corazón sin guardarle rencor ni amonestarle demuestra una característica de la
“jasidut” ya que la Torá no hizo hincapié sino respecto del rencor.
|
éã
[é] çÇéÌÈá àÈãÈí ìÀäÄæÌÈäÅø áÌÄéúåÉîÄéí åÀàÇìÀîÈðåÉú--îÄôÌÀðÅé ùÑÆðÌÇôÀùÑÈï ùÑÀôÈìÈä ìÄîÀàåÉã åÀøåÌçÈï ðÀîåÌëÈä, àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀäÆï áÌÇòÂìÅé îÈîåÉï: àÇôÄìÌåÌ àÇìÀîÀðÈúåÉ ùÑÆìÌÀîÆìÆêÀ åÄéúåÉîÈéå ùÑÆìÌÀîÆìÆêÀ--îËæÀäÈøÄéï àÈðåÌ òÂìÅéäÆï, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ëÌÈì-àÇìÀîÈðÈä åÀéÈúåÉí, ìÉà úÀòÇðÌåÌï" (ùîåú ëá,ëà).
|
14
Debe uno ser cuidadoso respecto de los huérfanos y las viudas ya que son de alma muy decaída y espíritu desanimado, incluso siendo adinerados. Incluso se nos advierte respecto de la viuda de un rey y sus huérfanos, como está escrito:
"A ninguna viuda ni huérfano afligiréis"
(Ex. 22:21).
|
èå
åÀäÅéàÇêÀ ðåÉäÂâÄéï òÄîÌÈäÆï--ìÉà éÀãÇáÌÇø àÂìÅéäÆí àÅìÈà øÇëÌåÉú, åÀìÉà éÄðÀäÉâ áÌÈäÆï àÅìÈà îÄðÀäÇâ ëÌÈáåÉã; åÀìÉà éÇëÀàÄéá âÌåÌôÈï áÌÇòÂáåÉãÈä åÀìÉà ìÄáÌÈï áÌÄãÀáÈøÄéí, åÀéÈçåÌñ òÇì îÈîåÉðÈí éåÉúÅø îÄîÌÈîåÉï òÇöÀîåÉ.
|
15
¿Cómo ha de tratárseles? no les hablará sino suavemente ni les tratará sino honrosamente; no les dañará ni su cuerpo con trabajo ni su corazón de ningún modo, y cuidará de sus bienes más de lo que lo hace con los suyos.
|
èæ
ëÌÈì äÇîÌÇ÷ÀðÄéèÈï, àåÉ äÇîÌÇëÀòÄéñÈï, àåÉ äÄëÀàÄéá ìÄáÌÈï, àåÉ øÈãÈä áÌÈäÆï, àåÉ àÄáÌÇã îÈîåÉðÈí--äÂøÅé æÆä òåÉáÅø áÌÀìÉà úÇòÂùÒÆä; åÀëÈì ùÑÆëÌÅï äÇîÌÇëÌÆä àåÉúÈï, àåÉ äÇîÌÀ÷ÇìÌÀìÈï. åÀìÈàå æÆä, àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀàÅéï ìåÉ÷Äéï òÈìÈéå, äÂøÅé òÈðÀùÑåÉ îÀôÉøÈùÑ áÌÇúÌåÉøÈä, "åÀçÈøÈä àÇôÌÄé, åÀäÈøÇâÀúÌÄé àÆúÀëÆí áÌÆçÈøÆá" (ùîåú ëá,ëâ).
|
16
Todo aquel que les exaspere o irrite o hiera su corazón o les subyugue o perjudique sus bienes transgrede un
Precepto Negativo; obviamente también quien les pegue o les maldiga. El castigo respecto de este Precepto Negativo, a pesar de que no se azote por su causa, figura explícito en la Torá:
"Encenderase mi ira y os mataré por espada"
(Ex. 22:23).
|
éæ
áÌÀøÄéú ëÌÈøÇú ìÈäÆï îÄé ùÑÆàÈîÇø åÀäÈéÈä äÈòåÉìÈí, ùÑÆëÌÈì æÀîÈï ùÑÀäÆï öåÉòÂ÷Äéï îÅçÈîÈñ--äÆï ðÇòÂðÄéï, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ëÌÄé àÄí-öÈòÉ÷ éÄöÀòÇ÷ àÅìÇé, ùÑÈîÉòÇ àÆùÑÀîÇò öÇòÂ÷ÈúåÉ" (ùîåú ëá,ëá).
|
17
Aquel que
lo dijera y el mundo se hiciera pactó con ellos que siempre que le clamaran debido a una injusticia se les
respondería, como está escrito:
"cuando elevare su clamor a mí, escucharé su clamor"
(Ex. 22:22).
|
éç
áÌÇîÌÆä ãÌÀáÈøÄéí àÂîåÌøÄéí, áÌÄæÀîÈï ùÑÆòÄðÌÈä àåÉúÈí ìÀöÉøÆêÀ òÇöÀîåÉ; àÂáÈì àÄí òÄðÌÈä àåÉúÈí äÈøÈá ëÌÀãÅé ìÀìÇîÌÀãÈí úÌåÉøÈä àåÉ àËîÌÈðåÌú, àåÉ ìÀäåÉìÄéëÈí áÌÀãÆøÆêÀ éÀùÑÈøÈä--äÂøÅé æÆä îËúÌÈø. åÀàÇó òÇì ôÌÄé ëÅï, ìÉà éÄðÀäÉâ áÌÈäÆí îÄðÀäÇâ ëÌÈì àÈãÈí; àÅìÈà éÇòÂùÒÆä ìÈäÆí äÆôÀøÅùÑ, åÄéðÇäÂìÅí áÌÀðÇçÇú åÌáÀøÇçÂîÄéí âÌÀãåÉìÄéí åÀëÈáåÉã, "ëÌÄé-ä', éÈøÄéá øÄéáÈí" (îùìé ëá,ëâ). àÆçÈã éÈúåÉí îÅàÈá, åÀàÆçÈã éÈúåÉí îÅàÅí; åÀòÇã àÅéîÈúÇé ðÄ÷ÀøÈàÄéí éÀúåÉîÄéí ìÀòÄðÀéÈï æÆä--òÇã ùÑÆìÌÉà éÄäÀéåÌ öÀøÄéëÄéï ìÀàÈãÈí âÌÈãåÉì ìÀäÄñÌÈîÅêÀ ìåÉ ìÀàÈîÀðÈí åÌìÀäÄèÌÇôÌÇì áÌÈäÆï, àÅìÈà éÄäÀéÆä òåÉùÒÆä ëÌÈì öÈøÀëÌÅé òÇöÀîåÉ ìÀòÇöÀîåÉ ëÌÄùÑÀàÈø ëÌÈì äÇâÌÀãåÉìÄéí.
|
18
¿A qué casos se hace referencia? a aquellos en que se les ha mortificado por propio beneficio, pero si les ha mortificado el instructor para enseñarles Torá o un oficio o para que siguieran el buen camino, le está permitido. A pesar de ello no ha de tratarles como a cualquier persona sino les diferenciará, conduciéndoles con suavidad y gran clemencia "Ya que el Señor luchará por su causa"
(Pr. 22:23).
Tanto al huérfano de padre como al de madre, y ¿hasta cúndo se les considera huérfanos al respecto? hasta que no necesite a un mayor como apoyo o para hacerse cargo de él sino se hará cargo de sus necesidades por sí mismo como el resto de los mayores.
|