à
àÇøÀáÌÈòÈä âÌåÌôÄéí äÈàÅìÌåÌ ùÑÀäÆï àÅùÑ åÀøåÌçÇ åÌîÇéÄí åÀàÆøÆõ, äÆí éÀñåÉãåÉú ëÌÈì äÇðÌÄáÀøÈàÄéí ìÀîÇèÌÈä îÄï äÈøÈ÷ÄéòÇ; åÀëÈì ùÑÆéÌÄäÀéÆä îÅàÈãÈí åÌáÀäÅîÈä åÈòåÉó åÀøÆîÆùÒ åÀãÈâ åÀöÆîÇç åÌîÇúÌÆëÆú åÇàÂáÈðÄéí èåÉáåÉú åÌîÇøÀâÌÈìÄéÌåÉú åÌùÑÀàÈø àÇáÀðÅé áÌÄðÀéÈï åÀäÈøÄéí åÀâåÌùÑÅé òÈôÈø--äÇëÌÉì, âÌËìÀîåÉ îÀçËáÌÈø îÅàÇøÀáÌÇò éÀñåÉãåÉú äÈàÅìÌåÌ.
|
1
Esos cuatro elementos que son el fuego, el aire, el agua y la tierra; ellos son los fundamentos
de todas las creaciones bajo el firmamento. Estando todo, desde el hombre y los animales, y las
aves y los reptiles y los peces, y los metales y las piedras y las piedras preciosas, como
así también las piedras usadas en las construcciones, y los montes y los
montículos, todo compuesto esencialmente por estos cuatro fundamentos.
|
á
ðÄîÀöÀàåÌ ëÌÈì äÇâÌåÌôÄéí ùÑÆìÌÀîÇèÌÈä îÄï äÈøÈ÷ÄéòÇ, çåÌõ îÅàÇøÀáÌÇò éÀñåÉãåÉú äÈàÅìÌåÌ, îÀçËáÌÈøÄéí îÄâÌÉìÆí åÀöåÌøÈä, åÀâÉìÆí ùÑÆìÌÈäÆí îÀçËáÌÈø îÅàÇøÀáÌÇò éÀñåÉãåÉú àÅìÌåÌ; àÂáÈì ëÌÈì àÆçÈã îÅàÇøÀáÌÇò éÀñåÉãåÉú, àÅéðåÌ îÀçËáÌÈø àÅìÈà îÄâÌÉìÆí åÀöåÌøÈä áÌÄìÀáÈã.
|
2
Es decir que todos los cuerpos debajo del firmamento, a excepción de
esos cuatro, están
compuestos por materia y forma, siendo su materia de esos cuatro elementos. Sin embargo cada uno
de esos cuatro fundamentos no está integrado sino solo de materia y forma.
|
â
[á] ãÌÆøÆêÀ äÈàÅùÑ åÀäÈøåÌçÇ, ìÄäÀéåÉú îÇäÀìÈëÈí îÄîÌÇèÌÈä îÄèÌÇáÌåÌø äÈàÈøÆõ ìÀîÇòÀìÈä ëÌÀìÇôÌÅé äÈøÈ÷ÄéòÇ; åÀãÆøÆêÀ äÇîÌÇéÄí åÀäÈàÈøÆõ, ìÄäÀéåÉú îÇäÀìÈëÈí îÄúÌÇçÇú äÈøÈ÷ÄéòÇ ìÀîÇèÌÈä ìÈàÆîÀöÈò--ùÑÆàÆîÀöÇò äÈøÈ÷ÄéòÇ, äåÌà äÇîÌÇèÌÈä ùÑÀàÅéï ìÀîÇèÌÈä îÄîÌÆðÌåÌ. åÀàÅéï äÄìÌåÌëÈí áÌÀãÇòÀúÌÈí åÀìÉà áÌÀçÆôÀöÈí, àÅìÈà îÄðÀäÈâ ùÑÆðÌÄ÷ÀáÌÇò áÌÈäÆí åÀèÆáÇò ùÑÆðÌÄèÀáÌÇò áÌÈäÆí.
|
3
La peculiaridad del fuego y el aire es la de moverse desde debajo del centro de la Tierra
hacia arriba, hasta el firmamento; y la del agua y la tierra es la de moverse debajo del
firmamento en dirección al centro, siendo el centro del firmamento el “abajo”
que no hay abajo de él.
No se mueven ni consciente ni voluntariamente sino por una
costumbre que fijóseles y por una naturaleza que se les dispuso.
|
ã
èÆáÇò äÈàÅùÑ çÇí éÈáÅùÑ, åÀäåÌà ÷Çì îÄëÌËìÌÈí; åÀäÈøåÌçÇ çÇí ìÇç; åÀäÇîÌÇéÄí ÷ÈøÄéí ìÇçÄéí; åÀäÈàÈøÆõ éÀáÅùÑÈä ÷ÈøÈä, åÀäÄéà ëÌÀáÅãÈä îÄëÌËìÌÈí. åÀäÇîÌÇéÄí ÷Çì îÄîÌÆðÌÈä, ìÀôÄéëÌÈêÀ ðÄîÀöÈà ìÀîÇòÀìÈä îÄï äÈàÈøÆõ; åÀäÈøåÌçÇ ÷Çì îÄï äÇîÌÇéÄí, ìÀôÄéëÌÈêÀ äåÌà îÀøÇçÅó òÇì ôÌÀðÅé äÇîÌÇéÄí; åÀäÈàÅùÑ ÷Çì îÄï äÈøåÌçÇ.
|
4
El fuego es por naturaleza caliente y seco, siendo el más liviano
de todos; y el aire es
caliente y humedo; y el agua es fria y humeda; y la tierra es seca y fria, siendo el más
pesado
de todos. Y el agua es más liviana que ella por lo cual se encuentra por sobre la
tierra, y el aire es más liviano que el agua por lo cual el flota sobre el agua; y el fuego
es más liviano que el aire.
|
ä
åÌîÄôÌÀðÅé ùÑÀäÆí éÀñåÉãåÉú ìÀëÈì âÌåÌôÄéí ùÑÆúÌÇçÇú äÈøÈ÷ÄéòÇ, éÄîÌÈöÅà ëÌÈì âÌåÌó åÀâåÌó îÅàÈãÈí åÌáÀäÅîÈä åÀçÇéÌÈä åÈòåÉó åÀãÈâ åÀöÆîÇç åÌîÇúÌÆëÆú åÀàÆáÆï, âÌËìÀîåÉ îÀçËáÌÈø îÅàÅùÑ åÀøåÌçÇ åÌîÇéÄí åÀòÈôÈø; åÀàÇøÀáÌÇòÀúÌÈï éÄúÀòÈøÀáåÌ áÌÀéÇçÇã åÀéÄùÑÀúÌÇðÌÆä ëÌÈì àÆçÈã îÅäÆí áÌÀòÅú äÈòÅøåÌá, òÇã ùÑÆéÌÄîÌÈöÅà äÇîÌÀçËáÌÈø îÅàÇøÀáÌÇòÀúÌÈï àÅéðåÌ ãÌåÉîÆä ìÀàÆçÈã îÅäÆï ëÌÄùÑÀäåÌà ìÀáÇãÌåÉ. åÀàÅéï áÌÇîÌÀòÉøÈá îÅäÆï, àÇôÄìÌåÌ çÅìÆ÷ àÆçÈã ùÑÀäåÌà àÅùÑ áÌÄôÀðÅé òÇöÀîÈäÌ àåÉ îÇéÄí áÌÄôÀðÅé òÇöÀîÈï àåÉ àÆøÆõ áÌÄôÀðÅé òÇöÀîÈäÌ àåÉ øåÌçÇ áÌÄôÀðÅé òÇöÀîÈäÌ; àÅìÈà äÇëÌÉì ðÄùÑÀúÌÇðÌåÌ, åÀðÇòÂùÒåÌ âÌåÌó àÆçÈã.
|
5
Por ser ellos los fundamentos de todos los cuerpos debajo del firmamento, todo
cuerpo -desde los hombres hasta los animales domésticos y salvajes, las aves, los peces, los
vegetales, los metales y las piedras- se halla materialmente compuesto de fuego, aire, agua y
polvo, mesclándose los cuatro y transformándose durante su mezcla hasta
que que el compuesto de ellos no se asemeja a ninguno como fuera al mezclarse. Y no habiendo en
tal compuesto ni una parte que sea sólo fuego o sólo agua o sólo tierra o sólo
aire; sino todos cambiaron, convirtiéndose en un único cuerpo.
|
å
åÀëÈì âÌåÌó åÀâåÌó äÇîÌÀçËáÌÈø îÅàÇøÀáÌÇòÀúÌÈï, éÄîÌÈöÅà áÌåÉ ÷Éø åÀçÉí ìÅçÇ åÀéÉáÆùÑ ëÌÀàÆçÈã. àÂáÈì éÅùÑ îÅäÆí âÌåÌôÄéí ùÑÆéÌÄäÀéÆä áÌÈäÆí çÈæÀ÷Èä îÄéÌÀñåÉã äÈàÅùÑ ëÌÀîåÉ áÌÇòÂìÅé ðÆôÆùÑ çÇéÌÈä, ìÀôÄéëÌÈêÀ éÅøÈàÆä áÌÈäÆí äÇçÉí éÈúÅø; åÀéÅùÑ îÅäÆí âÌåÌôÄéí ùÑÆéÌÄäÀéÆä áÌÈäÆí çÈæÀ÷Èä îÄéÌÀñåÉã äÈàÈøÆõ ëÌÀîåÉ äÈàÂáÈðÄéí, ìÀôÄéëÌÈêÀ éÅøÈàÆä áÌÈäÆí äÇéÌÉáÆùÑ äÇøÀáÌÅä.
|
6
Y en cada cuerpo formado por los cuatro se hallará frio, calor, humedad y sequedad a la vez.
Pero hay entre ellos cuerpos en los cuales preponderará el fuego, como en los seres vivos y
por ello se denotará en ellos abundancia de calor; y hay entre ellos cuerpos en los cuales
predominará la tierra, como en las piedras y por ello se denotará en ellos la sequedad
en abundancia.
|
æ
åÀòÇì äÇãÌÆøÆêÀ äÇæÌÆä, éÄîÌÈöÅà âÌåÌó çÇí éÈúÅø îÄâÌåÌó àÇçÅø çÇí, åÀâåÌó éÈáÅùÑ éÈúÅø îÄâÌåÌó àÇçÅø éÈáÅùÑ. åÀëÅï éÄîÌÈöÅà âÌåÌôÄéí, éÅøÈàÆä áÌÈäÆí äÇ÷ÌÉø áÌÄìÀáÈã; åÀâåÌôÄéí, éÅøÈàÆä áÌÈäÆí äÇìÌÅçÇ áÌÄìÀáÈã. åÀâåÌôÄéí, éÅøÈàÆä áÌÈäÆí äÇ÷ÌÉø åÀäÇéÌÉáÆùÑ ëÌÀàÆçÈã áÌÀùÑåÉåÆä, àåÉ äÇ÷ÌÉø åÀäÇìÌÅçÇ ëÌÀàÆçÈã áÌÀùÑåÉåÆä, àåÉ äÇçÉí åÀäÇéÌÉáÆùÑ ëÌÀàÆçÈã áÌÀùÑåÉåÆä, àåÉ äÇçÉí åÀäÇìÌÅçÇ ëÌÀàÆçÈã áÌÀùÑåÉåÆä. ìÀôÄé øÉá äÇéÌÀñåÉã ùÑÆäÈéÈä áÌÀòÄé÷Çø äÇúÌÇòÂøÉáÆú, éÅøÈàåÌ îÇòÂùÒÅä àåÉúåÉ äÇéÌÀñåÉã åÀèÄáÀòåÉ áÌÇâÌåÌó äÇîÌÀòÉøÈá.
|
7
Y siendo así, se hallan cuerpos que son más calientes que otros cuerpos calientes,
y cuerpos que son más secos que otros cuerpos secos. Y asimismo en ciertos cuerpos
tan solo se hallará el frio; y en ciertos cuerpos tan solo se hallará la humedad.
Y en ciertos cuerpos se hallarán a la vez el frio y la sequedad o el frio y la humedad o el
calor y la sequedad o el calor y la humedad. Según sea mayor cierto elemento en la mezcla, su
influencia natural se notará en la composición del cuerpo resultante.
|
ç
[â] åÀëÈì äÇîÌÀçËáÌÈø îÅàÇøÀáÌÇò éÀñåÉãåÉú àÅìÌåÌ, ìÈäÆí äåÌà ðÄôÀøÈã áÌÇñÌåÉó. éÅùÑ ùÑÀäåÌà ðÄôÀøÈã ìÀàÇçÇø éÈîÄéí àÂçÈãÄéí, åÀéÅùÑ ùÑÀäåÌà ðÄôÀøÈã ìÀàÇçÇø ùÑÈðÄéí øÇáÌÄéí; åÀëÈì ùÑÆðÌÄúÀçÇáÌÇø îÅäÆí--àÅé àÄôÀùÑÈø ùÑÆìÌÉà éÄôÌÈøÅã ìÈäÆí, àÇôÄìÌåÌ äÇæÌÈäÈá åÀäÈàÉãÆí: àÅé àÄôÀùÑÈø ùÑÆìÌÉà éÄôÌÈñÅã åÀéÇçÀæÉø ìÄéñåÉãåÉúÈéå, åÀéÇçÀæÉø îÄ÷ÀöÈúåÉ ìÀàÅùÑ åÌîÄ÷ÀöÈúåÉ ìÀîÇéÄí åÌîÄ÷ÀöÈúåÉ ìÀøåÌçÇ åÌîÄ÷ÀöÈúåÉ ìÀàÆøÆõ.
|
8
Y todo lo formado por esos cuatro elementos finalmente se tornará en ellos. Algunos se
separan al cabo de unos días y algunos lo hacen al cabo de muchos años; y
es imposible que todo lo que de ellos se haya formado no se torne en ellos, incluso el oro y el
rubí. Es imposible que no se descompongan y tornen en sus elementos básicos,
convirtiéndose en parte en fuego, y en parte en agua, y en parte en aire y en parte en
tierra.
|
è
[ã] äåÉàÄéì åÀëÈì äÇðÌÄôÀøÈã ìÀàÅìÌåÌ éÄôÌÈøÅã, ìÈîÌÈä ðÆàÁîÈø ìÈàÈãÈí "åÀàÆì-òÈôÈø úÌÈùÑåÌá" (áøàùéú â,éè)--ìÀôÄé ùÑÆøÉá áÌÄðÀéÈðåÉ îÄï äÆòÈôÈø. åÀìÉà ëÌÈì äÇðÌÄôÀñÈã, ëÌÀùÑÆéÌÄôÌÈñÅã, îÄéÌÈã éÇçÀæÉø ìÀàÇøÀáÌÇò äÇéÌÀñåÉãåÉú; àÅìÈà éÄôÌÈñÅã åÀéÇçÀæÉø ìÀãÈáÈø àÇçÅø, åÀãÈáÈø àÇçÅø ìÀãÈáÈø àÇçÅø, åÀñåÉó äÇãÌÀáÈøÄéí éÇçÀæÉø ìÇéÌÀñåÉãåÉú. åÀðÄîÀöÀàåÌ ëÌÈì äÇãÌÀáÈøÄéí çåÉæÀøÄéï çÈìÄéìÈä.
|
9
Teniendo en cuenta que todo, al separarse, se convertirá
en esos ¿por qué se le dijo a Adam "y al polvo volverás"
(Gn. 3:19)? Debido a que la mayor parte de su
confección es de polvo. Pero no todo lo que se descompone, al hacerlo, se convierte
inmediatamente en
los cuatro fundamentos sino
se descompondrá y convertirá en otra cosa, y esa en otra cosa, volviendo
finalmente a los
fundamentos. De hecho todas las cosas
vuelven continuamente.
|
é
[ä] àÇøÀáÌÈòÈä éÀñåÉãåÉú àÅìÌåÌ, îÄùÑÀúÌÇðÌÄéí æÆä ìÀæÆä úÌÈîÄéã áÌÀëÈì éåÉí åÌáÀëÈì ùÑÈòÈä--îÄ÷ÀöÈúÈï, ìÉà ëÌÈì âÌåÌôÈï. ëÌÅéöÇã: îÄ÷ÀöÇú äÈàÈøÆõ äÇ÷ÌÀøåÉáÈä îÄï äÇîÌÇéÄí, îÄùÑÀúÌÇðÌÅéú åÌîÄúÀôÌåÉøÆøÆú åÀðÇòÂùÒÅéú îÇéÄí; åÀëÅï îÄ÷ÀöÇú äÇîÌÇéÄí äÇñÌÀîåÌëÄéï ìÈøåÌçÇ, îÄùÑÀúÌÇðÌÄéí åÌîÄúÀîÇñÀîÀñÄéï åÀäåÉåÄéï øåÌçÇ; åÀëÅï äÈøåÌçÇ, îÄ÷ÀöÈúåÉ äÇñÌÈîåÌêÀ ìÈàÅùÑ îÄùÑÀúÌÇðÌÆä åÌîÄúÀçåÉìÅì åÀðÇòÂùÒÆä àÅùÑ. åÀëÅï äÈàÅùÑ, îÄ÷ÀöÈúÈäÌ äÇñÌÈîåÌêÀ ìÈøåÌçÇ îÄùÑÀúÌÇðÌÆä åÌîÄúÀëÌÇðÌÅñ åÀðÇòÂùÒÆä øåÌçÇ; åÀëÅï äÈøåÌçÇ, îÄ÷ÀöÈúåÉ äÇñÌÈîåÌêÀ ìÇîÌÇéÄí îÄùÑÀúÌÇðÌÆä åÌîÄúÀëÌÇðÌÅñ åÀðÇòÂùÒÆä îÇéÄí; åÀëÅï äÇîÌÇéÄí, îÄ÷ÀöÈúÈï äÇñÌÈîåÌêÀ ìÈàÈøÆõ îÄùÑÀúÌÇðÌÆä åÌîÄúÀëÌÇðÌÅñ åÀðÇòÂùÒÆä àÆøÆõ.
|
10
Estos cuatro fundamentos se transforman continuamente el uno en el otro, cada día y cada
noche, pero algunos solo parcialmente. ¿de qué modo? parte de la tierra
cercana al agua cambia desmenuzándose hasta hacerse agua; asimismo parte del agua
próxima al aire cambia evaporándose y haciendose aire; asimismo parte del aire
próximo al fuego cambia regenerándose y tornándose en fuego. Y asimismo parte del
fuego próximo al aire cambia concentrándose y tornándose en aire; y asimismo parte
del aire próximo al agua cambia concentrándose hasta tornarse en agua; y asimismo parte
del agua próxima a la tierra cambia concentrándose y tornándose en tierra.
|
éà
åÀùÑÄðÌåÌé æÆä, îÀòÇè îÀòÇè åÌìÀôÄé àÉøÆêÀ äÇéÌÈîÄéí; åÀàÅéï ëÌÈì äÇéÌÀñåÉã îÄùÑÀúÌÇðÌÆä òÇã ùÑÆéÌÅòÈùÒÆä ëÌÈì äÇîÌÇéÄí øåÌçÇ àåÉ ëÌÈì äÈøåÌçÇ àÅùÑ, ùÑÀàÅé àÄôÀùÑÈø ùÑÆéÌÄáÌÈèÅì àÆçÈã îÄï äÇéÌÀñåÉãåÉú äÈàÇøÀáÌÈòÈä. àÅìÈà îÄ÷ÀöÈú éÄùÑÀúÌÇðÌÆä îÅàÅùÑ ìÀøåÌçÇ åÌîÄ÷ÀöÈú îÅøåÌçÇ ìÀàÅùÑ; åÀëÅï áÌÅéï ëÌÈì àÆçÈã åÇçÂáÅøåÉ, éÄîÌÈöÅà äÇùÌÑÄðÌåÌé áÌÅéï àÇøÀáÌÇòÀúÌÈí åÀçåÉæÀøåÉú çÈìÄéìÈä.
|
11
Y este cambio se produce paulatinamente, y según sea necesario; no tornándose
ningún fundamento de modo que toda el agua se convierta en aire o todo el aire en fuego.
Ya que es imposible que uno de los cuatro fundamentos se anule sino tornaráse un poco del
fuego en aire y un poco del aire en fuego y el uno en el otro; produciéndose el cambio entre
los cuatro continuamente.
|
éá
[å] åÀùÑÄðÌåÌé æÆä éÄäÀéÆä áÌÄñÀáÄéáÇú äÇâÌÇìÀâÌÇì, åÌîÄñÌÀáÄéáÈúåÉ éÄúÀçÇáÌÀøåÌ àÇøÀáÌÇòÀúÌÈí åÀéÄäÀéÆä îÅäÆí ùÑÀàÈø âÌËìÀîÅé áÌÀðÅé àÈãÈí åÀðÆôÆùÑ çÇéÌÈä åÀöÆîÇç åÀàÆáÆï åÌîÇúÌÆëÆú. åÀäÈàÅì ðåÉúÅï ìÀëÈì âÌÉìÆí åÀâÉìÆí öåÌøÈä äÈøÀàåÌéÈä ìåÉ, òÇì éÀãÅé äÇîÌÇìÀàÈêÀ äÈòÂùÒÄéøÄé ùÑÀäÄéà äÇöÌåÌøÈä äÇðÌÄ÷ÀøÅàú àÄéùÑÄéí.
|
12
Tal mutación ocurre en torno a
la esfera, y su movimiento causa la unión de
los cuatro transformándose en el resto de las materias humanas, y
almas vivientes, y
vegetales, y piedras y metales. Proporcionándole Dios a
cada materia la esencia que le corresponde por
medio del
décimo ángel, que es la esencia llamada Ishim.
|
éâ
[æ] ìÀòåÉìÈí àÅéï àÇúÌÈä øåÉàÆä âÌÉìÆí áÌÀìÉà öåÌøÈä, àåÉ öåÌøÈä áÌÀìÉà âÌÉìÆí. àÅìÈà ìÅá äÈàÈãÈí--äåÌà ùÑÆîÌÀçÇìÌÅ÷ äÇâÌåÌó äÇðÌÄîÀöÈà áÌÀãÇòÀúÌåÉ, åÀéåÉãÅòÇ ùÑÀäåÌà îÀçËáÌÈø îÄâÌÉìÆí åÀöåÌøÈä, åÀéåÉãÅòÇ ùÑÆéÌÅùÑ ùÑÈí âÌåÌôÄéí ùÑÆâÌËìÀîÈí îÀçËáÌÈø îÅàÇøÀáÌÇò éÀñåÉãåÉú, åÀâåÌôÄéí ùÑÆâÌËìÀîÈí ôÌÈùÑåÌè åÀàÅéðåÌ îÀçËáÌÈø îÄâÌÉìÆí àÇçÅø. åÀäÇöÌåÌøåÉú ùÑÀàÅéï ìÈäÆí âÌÉìÆí, àÅéðÈï ðÄøÀàÄéï ìÈòÇéÄï, àÅìÈà áÌÀòÅéï äÇìÌÅá äÆí éÀãåÌòÄéí, ëÌÀîåÉ ùÑÆéÌÈãÇòÀðåÌ àÂãåÉï äÇëÌÉì áÌÀìÉà øÀàÄéÌÇú òÇéÄï.
|
13
Jamás podrás ver materia sin forma o forma sin materia. Sino es el corazón del
hombre el que distingue al cuerpo que se halla en su imaginacón y sabe que el mismo está
formado por materia y forma, y sabe que hay cuerpos cuya materia está formada por los cuatro
fundamentos, y cuerpos cuya materia es simple, no estando formados por otra materia. En cuanto a
las formas inmateriales, son invisibles a los ojos, siendo solo percibidas por el corazón,
tal como percibimos al Señor de todo sin verlo.
|
éã
[ç] ðÆôÆùÑ ëÌÈì áÌÈùÒÈø, äÄéà öåÌøÈúåÉ ùÑÆðÌÈúÇï ìåÉ äÈàÅì. åÀäÇãÌÇòÇú äÇéÌÀúÅøÈä äÇîÌÀöåÌéÈä áÌÀðÇôÀùÑåÉ ùÑÆìÌÈàÈãÈí, äÄéà öåÌøÇú äÈàÈãÈí äÇùÌÑÈìÅí áÌÀãÇòÀúÌåÉ; åÀòÇì öåÌøÈä æåÉ ðÆàÁîÈø áÌÇúÌåÉøÈä "ðÇòÂùÒÆä àÈãÈí áÌÀöÇìÀîÅðåÌ ëÌÄãÀîåÌúÅðåÌ" (áøàùéú à,ëå), ëÌÀìåÉîÇø ùÑÆúÌÄäÀéÆä ìåÉ öåÌøÈä äÇéÌåÉãÇòÇú åÌîÇùÌÒÆâÆú äÇãÌÅòåÉú ùÑÀàÅéï ìÈäÆí âÌÉìÆí, òÇã ùÑÆéÌÄãÌÈîÆä ìÈäÆï. åÀàÅéðåÌ àåÉîÅø òÇì öåÌøÈä æåÉ äÇðÌÄëÌÆøÆú ìÈòÅéðÇéÄí, ùÑÀäÄéà äÇôÌÆä åÀäÇçÉèÆí åÀäÇìÌÀñÈúåÉú åÌùÑÀàÈø øÉùÑÆí äÇâÌåÌó, ùÑÆæÌåÉ úÌÉàÇø ùÑÀîÈäÌ.
|
14
El alma de toda carne es la esencia que le fuera dada por Dios. Y el intelecto,
adicionalmente presente, en el alma humana es la esencia del hombre
cuya percepción es plena; habiéndose la Torá referido a tal esencia al decir:
"hagamos un hombre a nuestra imagen y semejanza" (Gn. 1:26). Es decir: que
posea una esencia que perciba y comprenda
los conocimientos inmateriales, hasta que se les
asemeje. No se refiere esto a las formas reconocibles visualmente, como la boca, la nariz, las
mandíbulas y las demás características corporales, ya que ellas no son sino
características.
|
èå
åÀàÅéðÈäÌ äÇðÌÆôÆùÑ äÇîÌÀöåÌéÈä ìÀëÈì ðÆôÆùÑ çÇéÌÈä, ùÑÆáÌÈäÌ àåÉëÅì åÀùÑåÉúÆä åÌîåÉìÄéã åÌîÇøÀâÌÄéùÑ åÌîÀäÇøÀäÅø. àÅìÈà äÇãÌÅòÈä--ùÑÀäÄéà öåÌøÇú äÇðÌÆôÆùÑ, åÌáÀöåÌøÇú äÇðÌÆôÆùÑ äÇëÌÈúåÌá îÀãÇáÌÅø. åÌôÀòÈîÄéí øÇáÌåÉú, úÌÄ÷ÌÈøÅà æåÉ äÇöÌåÌøÈä ðÆôÆùÑ åÀøåÌçÇ; åÌìÀôÄéëÌÈêÀ öÈøÄéêÀ ìÀäÄæÌÈäÅø áÌÇùÌÑÅîåÉú, ùÑÆìÌÉà úÄèÀòÆä: åÀëÈì ùÑÅí åÀùÑÅí, éÄìÌÈîÅã îÅòÄðÀéÈðåÉ.
|
15
Ni se trata
del alma común a todo ser vivo, debido a la cual él bebe, procrea,
siente y piensa. Sino es la percepción, que es la forma del
alma, refiriéndose a ella
la Escritura. Siendo muchas veces tal forma llamada tanto
alma como espíritu, por lo
tanto débese tener cuidado de no confundir los nombres, aprendiéndose
sobre cada nombre según su contexto.
|
èæ
[è] àÅéï öåÌøÇú äÇðÌÆôÆùÑ äÇæÌÉàú îÀçËáÌÆøÆú îÄï äÇéÌÀñåÉãåÉú, ëÌÀãÅé ùÑÆúÌÄôÌÈøÅã ìÈäÆí, åÀàÅéðÈäÌ îÄëÌåÉçÇ äÇðÌÀùÑÈîÈä, òÇã ùÑÆúÌÀäÆà öÀøÄéëÈä ìÇðÌÀùÑÈîÈä ëÌÀîåÉ ùÑÆäÇðÌÀùÑÈîÈä öÀøÄéëÈä ìÇâÌåÌó; àÅìÈà îÅàÅú ä', îÄï äÇùÌÑÈîÇéÄí äÄéà. ìÀôÄéëÌÈêÀ ëÌÀùÑÆéÌÄôÌÈøÅã äÇâÌÉìÆí ùÑÀäåÌà îÀçËáÌÈø îÄï äÇéÌÀñåÉãåÉú, åÀúÉàáÇã äÇðÌÀùÑÈîÈä îÄôÌÀðÅé ùÑÀàÅéðÈäÌ îÀöåÌéÈä àÅìÈà òÄí äÇâÌåÌó åÌöÀøÄéëÈä ìÇâÌåÌó áÌÀëÈì îÇòÂùÒÆéäÈ, ìÉà úÄëÌÈøÅú äÇöÌåÌøÈä äÇæÌÉàú, ìÀôÄé ùÑÀàÅéðÈäÌ öÀøÄéëÈä ìÇðÌÀùÑÈîÈä áÌÀîÇòÂùÒÆéäÈ--àÅìÈà éåÉãÇòÇú åÌîÇùÌÒÆâÆú äÇãÌÅòåÉú äÇôÌÀøåÌãåÉú îÄï äÇâÌÀìÈîÄéí, åÀéåÉãÇòÇú áÌåÉøÅà äÇëÌÉì, åÀòåÉîÆãÆú ìÀòåÉìÈí, åÌìÀòåÉìÀîÅé òåÉìÈîÄéí. äåÌà ùÑÆàÈîÇø ùÑÀìÉîÉä áÌÀçÈëÀîÈúåÉ, "åÀéÈùÑÉá äÆòÈôÈø òÇì-äÈàÈøÆõ, ëÌÀùÑÆäÈéÈä; åÀäÈøåÌçÇ úÌÈùÑåÌá, àÆì-äÈàÁìÉäÄéí àÂùÑÆø ðÀúÈðÈäÌ" (÷åäìú éá,æ).
|
16
Esta forma
espiritual no está compuesta por los fundamentos para que se convierta en ellos
ni depende del
alma para que dependa de ésta como el alma necesita al cuerpo, sino proviene
de Dios, es celestial. Por lo tanto cuando se descomponga la materia que está formada por
los fundamentos y se desvanezca
el alma ya que no se halla sino en el cuerpo, necesitándole
definitivamente, ésta forma no perecerá ya que es definitivamente independiente del
alma; comprendiendo y percibiendo a los conocimientos que son inmateriales y percibe al
Creador de todo y existe eternamente y por siempre. Como lo dijera Shelomó en su
sabiduría: "Y el polvo retornará a la tierra, como era, y el espíritu volverá a Dios que lo dio" (Ecl. 12:7)
|
éæ
[é] ëÌÈì äÇãÌÀáÈøÄéí äÈàÅìÌåÌ ùÑÆãÌÄáÌÇøÀðåÌ áÌÀòÄðÀéÈï æÆä, ëÌÀîÇø îÄãÌÀìÄé äÆí; åÌãÀáÈøÄéí òÂîåÌ÷Äéí äÆí, àÂáÈì àÅéðÈí ëÌÀòÉîÆ÷ òÄðÀéÇï ôÌÅøÆ÷ øÄàùÑåÉï åÀùÑÅðÄé. åÌáÅàåÌø ëÌÈì àÅìÌåÌ äÇãÌÀáÈøÄéí ùÑÆáÌÀôÅøÆ÷ ùÑÀìÄéùÑÄé åÌøÀáÄéòÄé, äåÌà äÇðÌÄ÷ÀøÈà îÇòÂùÒÅä áÌÀøÅàùÑÄéú. åÀëÌÈêÀ öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí äÈøÄàùÑåÉðÄéí, ùÑÀàÅéï ãÌåÉøÀùÑÄéï âÌÇí áÌÇãÌÀáÈøÄéí äÈàÅìÌåÌ áÌÈøÇáÌÄéí, àÅìÈà ìÀàÈãÈí àÆçÈã áÌÄìÀáÈã îåÉãÄéòÄéí ãÌÀáÈøÄéí àÅìÌåÌ åÌîÀìÇîÌÀãÄéï àåÉúåÉ.
|
17
Todo lo que hemos mencionado sobre este asunto es como una gota en un balde y son cosas
profundas, pero no tanto como el asunto tratado en los capítulos primero y segundo.
El esclarecimiento de todas estas cosas del tercer y cuarto capítulo es
lo llamado
“El Asunto del Principio”.
Y asimismo nos ordenaron los antiguos Sabios que no explicáramos acerca de esas cosas públicamente sino a una sola
persona pueden transmitírse y enseñarse.
|
éç
[éà] åÌîÇä áÌÅéï òÄðÀéÇï îÇòÂùÒÅä îÆøÀëÌÈáÈä ìÀòÄðÀéÇï îÇòÂùÒÅä áÌÀøÅàùÑÄéú--ùÑÆòÄðÀéÇï îÇòÂùÒÅä îÆøÀëÌÈáÈä, àÇôÄìÌåÌ ìÀàÆçÈã àÅéï ãÌåÉøÀùÑÄéï áÌåÉ, àÅìÈà àÄí ëÌÅï äÈéÈä çÈëÈí åÌîÅáÄéï îÄãÌÇòÀúÌåÉ, ðåÉúÀðÄéï ìåÉ øÈàùÑÅé äÇôÌÀøÈ÷Äéí; åÀòÄðÀéÇï îÇòÂùÒÅä áÌÀøÅàùÑÄéú, îÀìÇîÌÀãÄéï àåÉúåÉ ìÇéÌÈçÄéã, àÇó òÇì ôÌÄé ùÑÀàÅéðåÌ îÅáÄéï àåÉúåÉ îÄãÌÇòÀúÌåÉ, åÌîåÉãÄéòÄéï àåÉúåÉ ëÌÈì ùÑÆéÌÈëåÉì ìÅéãÇò îÄãÌÀáÈøÄéí àÅìÌåÌ. åÀìÈîÌÈä àÅéï îÀìÇîÌÀãÄéï àåÉúåÉ áÌÈøÇáÌÄéí, ìÀôÄé ùÑÀàÅéï ëÌÈì àÈãÈí éÅùÑ ìåÉ ãÌÇòÇú øÀçÈáÈä ìÀäÇùÌÒÄéâ ôÌÅøåÌùÑ åÌáÅàåÌø ëÌÈì äÇãÌÀáÈøÄéí òÇì áÌÈøÀéÈï.
|
18
Y ¿cúal es la diferencia entre
“El Asunto del Carruaje” y “El Asunto del Principio”? la misma
es que respecto del “Asunto del Carruaje” no se le instruye a una persona a menos que
sea sabia y autodidacta, caso en el cual se le dan a conocer los
principios sintetizados.
Mientras que respecto del “Asunto del Principio” se le enseña a un individuo a
pesar de ser incapaz de comprenderlo por sí mismo, informándosele acerca de todo lo que
logre entender respecto de esas cosas. Y ¿por qué no se enseña respecto del mismo
públicamente? debido a que no toda persona posee el amplio conocimiento requerido para
comprender la explicación y el esclarecimiento de estas cosas plenamente.
|
éè
[éá] áÌÄæÀîÈï ùÑÆàÈãÈí îÄúÀáÌåÉðÅï áÌÄãÀáÈøÄéí àÅìÌåÌ, åÌîÇëÌÄéø ëÌÈì äÇáÌÀøåÌàÄéí îÄîÌÇìÀàÈêÀ åÀâÇìÀâÌÇì åÀàÈãÈí åÀëÇéÌåÉöÆà áÌåÉ, åÀéÄøÀàÆä çÈëÀîÈúåÉ ùÑÆìÌÀäÇ÷ÌÈãåÉùÑ áÌÈøåÌêÀ äåÌà áÌÀëÈì äÇéÌÀöåÌøÄéí åÀëÈì äÇáÌÀøåÌàÄéí--îåÉñÄéó àÇäÂáÈä ìÇîÌÈ÷åÉí, åÀúÄöÀîÈà ðÇôÀùÑåÉ åÀéÄëÀîÇäÌ áÌÀùÒÈøåÉ ìÆàÁäÉá äÇîÌÈ÷åÉí áÌÈøåÌêÀ äåÌà; åÀéÄéøÈà åÀéÄôÀçÇã îÄùÌÑÄôÀìåÌúåÉ åÀãÇìÌåÌúåÉ åÀ÷ÇìÌåÌúåÉ, ëÌÀùÑÆéÌÇòÂøÉêÀ òÇöÀîåÉ ìÀàÆçÈã îÅäÇâÌåÌôåÉú äÇ÷ÌÀãåÉùÑÄéí äÇâÌÀãåÉìÄéí, åÀëÈì ùÑÆëÌÅï ìÀàÆçÈã îÅäÇöÌåÌøåÉú äÇèÌÀäåÉøåÉú äÇðÌÄôÀøÈãåÉú îÄï äÇâÌÀìÈîÄéí, ùÑÆìÌÉà ðÄúÀçÇáÌÀøåÌ áÌÀâÉìÆí ëÌÀìÈì. åÀéÄîÀöÈà òÇöÀîåÉ, ùÑÀäåÌà ëÌÄëÀìÄé îÈìÅà áÌåÌùÑÈä åÌëÀìÄîÌÈä, øÅé÷ åÀçÈñÅø.
|
19
Cuando una persona reflexiona acerca de estas cosas y conoce a todas las creaciones, desde los
ángeles hasta las esferas y el hombre y cosas por el estilo, reconociendo la Sabiduría
del Santo, bendito Sea, en las criaturas y creaciones, acrecienta el amor a Dios.
Y su alma tendrá sed, y anhelo su carne, de amar al Eterno, bendito Sea.
Y temerá y se atemorizará debido a su inferioridad e insignificancia al compararse
con los grandes cuerpos sagrados, y más aún al compararse con una de las
formas puras inmateriales, que no fueron formadas por materia alguna. Entonces se percatará
de ser como un utensilio repleto de vergüenza y oprobio, vacuo y carente.
|
ë
[éâ] åÀòÄðÀéÀðÅé àÇøÀáÌÈòÈä ôÌÀøÈ÷Äéí àÅìÌåÌ ùÑÆáÌÀçÈîÅùÑ îÄöÀååÉú äÈàÅìÌåÌ--äÆí ùÑÆçÂëÈîÄéí äÈøÄàùÑåÉðÄéí ÷åÉøÀàÄéï àåÉúÈï ôÌÇøÀãÌÅñ, ëÌÀîåÉ ùÑÆàÈîÀøåÌ àÇøÀáÌÈòÈä ðÄëÀðÀñåÌ ìÇôÌÇøÀãÌÅñ: åÀàÇó òÇì ôÌÄé ùÑÆâÌÀãåÉìÅé éÄùÒÀøÈàÅì äÈéåÌ åÇçÂëÈîÄéí âÌÀãåÉìÄéí äÈéåÌ, ìÉà ëÌËìÌÈí äÈéÈä áÌÈäÆï ëÌåÉçÇ ìÅéãÇò åÌìÀäÇùÌÒÄéâ ëÌÈì äÇãÌÀáÈøÄéí òÇì áÌÈøÀéÈï.
|
20
Y los asuntos de estos
cuatro capítulos correspondientes a estos
cinco preceptos son lo llamado por los Antiguos Sabios
“Pardes”. Como lo dijeran "Cuatro entraron al Pardes".
Y, a pesar de que fueran grandes Sabios de Israel, no todos tuvieron la fortaleza necesaria para
comprender y percibir todas las cosas plenamente.
|
ëà
åÇàÂðÄé àåÉîÅø ùÑÀàÅéï øÈàåÌé ìÀäÄèÌÇéÌÇì áÌÇôÌÇøÀãÌÅñ, àÅìÈà îÄé ùÑÆðÌÄúÀîÇìÌÈà ëÌÀøÅñåÉ ìÆçÆí åÌáÈùÒÈø; åÀìÆçÆí åÌáÈùÒÈø æÆä, äåÌà ìÅéãÇò áÌÅàåÌø äÈàÈñåÌø åÀäÇîÌËúÌÈø åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï îÄùÌÑÀàÈø äÇîÌÄöÀååÉú. åÀàÇó òÇì ôÌÄé ùÑÆãÌÀáÈøÄéí àÅìÌåÌ, ãÌÈáÈø ÷ÈèÈï ÷ÈøÀàåÌ àåÉúÈí çÂëÈîÄéí, ùÑÆäÂøÅé àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí ãÌÈáÈø âÌÈãåÉì îÇòÂùÒÅä îÆøÀëÌÈáÈä, åÀãÈáÈø ÷ÈèÈï äÂåÈéÈä ãÌÀàÇáÌÇéÌÅé åÀøÈáÈà; àÇó òÇì ôÌÄé ëÅï, øÀàåÌéÄéï äÆï ìÀäÇ÷ÀãÌÄéîÈï: ùÑÀäÆï îÀéÇùÌÑÀáÄéï ãÌÇòÀúÌåÉ ùÑÆìÌÈàÈãÈí úÌÀçÄìÌÈä, åÀòåÉã ùÑÀäÆï äÇèÌåÉáÈä äÇâÌÀãåÉìÈä ùÑÆäÄùÑÀôÌÄéòÇ äÇ÷ÌÈãåÉùÑ áÌÈøåÌêÀ äåÌà ìÀéÄùÌÑåÌá äÈòåÉìÈí äÇæÌÆä, ëÌÀãÅé ìÄðÀçÉì çÇéÌÅé äÈòåÉìÈí äÇáÌÈà. åÀàÄôÀùÑÈø ùÑÆéÌÅãÈòÅí äÇëÌÉì--âÌÈãåÉì åÀ÷ÈèÈï, àÄéùÑ åÀàÄùÌÑÈä, áÌÇòÇì ìÅá øÈçÅá åÌáÇòÇì ìÅá ÷ÈöÅø.
|
21
Y yo digo que no es apropiado
que pasee por el “Huerto” sino quien se haya
saciado de pan y carne. Siendo este
pan y carne la comprensión de lo prohibido y lo permitido, y demás cosas
concernientes al resto de los Preceptos. Y a pesar de que
a tales cosas las llamaron los Sabios
“pequeñeces” ya que dijeron "El Asunto del Carruaje es una cosa grandiosa
y
los debates entre Abaié y Rabá son pequeñeces".
A pesar de eso, es apropiado
anteponerlas ya que, primero, afirman la conciencia del hombre y
además son el gran bien que nos hiciera el Santo, bendito Sea, para que el mundo sea habitado y para heredar
la vida del Mundo Venidero. Y a
todos les es posible saberlos, grandes y chicos, varones y
mujeres, avispados y lerdos.
|