à
îÄéÌÀñåÉãÅé äÇãÌÈú, ìÅéãÇò ùÑÆäÈàÅì îÀðÇáÌÅà àÆú áÌÀðÅé äÈàÈãÈí; åÀàÅéï äÇðÌÀáåÌàÈä çÈìÈä àÅìÈà òÇì çÈëÈí âÌÈãåÉì áÌÀçÈëÀîÈä, âÌÄáÌåÉø áÌÀîÄãÌåÉúÈéå, åÀìÉà éÄäÀéÆä éÄöÀøåÉ îÄúÀâÌÇáÌÅø òÈìÈéå áÌÀãÈáÈø áÌÈòåÉìÈí àÅìÈà äåÌà îÄúÀâÌÇáÌÅø áÌÀãÇòÀúÌåÉ òÇì éÄöÀøåÉ úÌÈîÄéã, áÌÇòÇì ãÌÅòÈä øÀçÈáÈä ðÀëåÉðÈä òÇã îÀàåÉã.
|
1
Uno de los fundamentos de
la Ley es comprender que Dios concede la profecía a los
seres humanos; no siéndole receptaculo sino un hombre sabio poseedor de gran sabiduría,
de virtuosa moral y que no se deja dominar de ningún modo por sus instintos sino
él los domina concienzudamente, siendo alguien de muy aguda
percepción.
|
á
àÈãÈí ùÑÀäåÌà îÀîËìÌÈà áÌÀëÈì äÇîÌÄãÌåÉú äÈàÅìÌåÌ, ùÑÈìÅí áÌÀâåÌôåÉ, ëÌÀùÑÆéÌÄëÌÈðÅñ ìÇôÌÇøÀãÌÅñ åÀéÄîÌÈùÑÅêÀ áÌÀàåÉúÈï äÈòÄðÀéÈðåÉú äÇâÌÀãåÉìÄéí äÈøÀçåÉ÷Äéí, åÀúÄäÀéÆä ìåÉ ãÌÇòÇú ðÀëåÉðÈä ìÀäÈáÄéï åÌìÀäÇùÌÒÄéâ, åÀäåÌà îÄúÀ÷ÇãÌÅùÑ åÀäåÉìÅêÀ ôÌåÉøÅùÑ îÄãÌÇøÀëÅé ëÌÀìÇì äÈòÈí äÇäåÉìÀëÄéí áÌÀîÇçÀùÑÇëÌÅé äÇæÌÀîÈï, åÀäåÉìÅêÀ îÀæÈøÅæ òÇöÀîåÉ åÌîÀìÇîÌÅã ðÇôÀùÑåÉ ùÑÆìÌÉà úÄäÀéÆä ìåÉ îÇçÀùÑÈáÈä ëÌÀìÈì áÌÀàÆçÈã îÄãÌÀáÈøÄéí áÌÀèÅìÄéí, åÀìÉà îÅäÇáÀìÅé äÇæÌÀîÈï åÀúÇçÀáÌåÌìåÉúÈéå, àÅìÈà ãÌÇòÀúÌåÉ úÌÈîÄéã ôÌÀðåÌéÈä ìÀîÇòÀìÈä, ÷ÀùÑåÌøÈä úÌÇçÇú äÇëÌÄñÌÅà, ìÀäÈáÄéï áÌÀàåÉúÈï äÇöÌåÌøåÉú äÇ÷ÌÀãåÉùÑåÉú äÇèÌÀäåÉøåÉú, åÌîÄñÀúÌÇëÌÅì áÌÀçÈëÀîÈúåÉ ùÑÆìÌÀäÇ÷ÌÈãåÉùÑ áÌÈøåÌêÀ äåÌà ëÌËìÌÈäÌ îÄöÌåÌøÈä øÄàùÑåÉðÈä òÇã èÇáÌåÌø äÈàÈøÆõ, åÀéåÉãÅòÇ îÅäÆí âÌÈãÀìåÉ--îÄéÌÈã øåÌçÇ äÇ÷ÌÉãÆùÑ ùÑåÉøÈä òÈìÈéå.
|
2
Un hombre pleno de tales cualidades, que sea corporalmente sano, cuando entre al
“Pardés” y escrute todos aquellos asuntos magníficos y distantes y
posea la capacidad de raciocinio correcta para entender y excogitar, continuando él
consagrándose y apartándose de las actitudes del pueblo que se dedica a vanalidades,
y
animándose y enseñandose a evitar ocuparse ni de nonadas ni de
pasatiempos ni de argucias, sino su percepción está siempre
libre ante lo altísimo, pendiendo bajo
“La Silla” para entender a aquellas formas
sagradas y puras, mientras observa toda la sapiencia del Santo, bendito Sea, desde la primera
entidad hasta
los confines de la tierra, alcanzando por su medio a comprender Su grandiosidad.
Inmediatamente reposa en él un
espiritu de santidad.
|
â
åÌáÀòÅú ùÑÆúÌÈðåÌçÇ òÈìÈéå äÈøåÌçÇ--úÌÄúÀòÈøÇá ðÇôÀùÑåÉ áÌÀîÇòÂìÇú äÇîÌÇìÀàÈëÄéí äÇðÌÄ÷ÀøÈàÄéí àÄéùÑÄéí, åÀéÅäÈôÅêÀ ìÀàÄéùÑ àÇçÅø, åÀéÈáÄéï áÌÀãÇòÀúÌåÉ ùÑÀàÅéðåÌ ëÌÀîåÉú ùÑÆäÈéÈä, àÅìÈà ùÑÆðÌÄúÀòÇìÌÈä òÇì îÇòÂìÇú ùÑÀàÈø áÌÀðÅé àÈãÈí äÇçÂëÈîÄéí: ëÌÀîåÉ ùÑÆðÌÆàÁîÈø áÌÀùÑÈàåÌì, "åÀäÄúÀðÇáÌÄéúÈ òÄîÌÈí; åÀðÆäÀôÌÇëÀúÌÈ, ìÀàÄéùÑ àÇçÅø" (ùîåàì à é,å).
|
3
Y, en cuanto repose sobre él el espíritu, su alma alcanzará el
nivel de encumbramiento de los ángeles llamados
“Ishim”, tornándose entonces en una
persona diferente y comprendiendo por sí mismo que ya no es como era sino se ha elevado del
nivel de encumbramiento del resto de los hombres sabios, como está escrito respecto de Shaul:
"y profetizarás con ellos y te tornarás en otro hombre"
(1 S. 10:6).
|
ã
[á] äÇðÌÀáÄéàÄéí, îÇòÂìåÉú îÇòÂìåÉú äÆï: ëÌÀîåÉ ùÑÆéÌÅùÑ áÌÀçÈëÀîÈä çÈëÈí âÌÈãåÉì îÅçÂáÅøåÉ, ëÌÈêÀ áÌÇðÌÀáåÌàÈä ðÈáÄéà âÌÈãåÉì îÄðÌÈáÄéà. åÀëËìÌÈï àÅéï øåÉàÄéï îÇøÀàÅä äÇðÌÀáåÌàÈä àÅìÈà áÌÇçÂìåÉí áÌÀçÆæÀéåÉï äÇìÌÇéÀìÈä, àåÉ áÌÇéÌåÉí àÇçÇø ùÑÆúÌÄôÌÉì òÂìÅéäÆï úÌÇøÀãÌÅîÈä: ëÌÀîåÉ ùÑÆðÌÆàÁîÈø "áÌÇîÌÇøÀàÈä àÅìÈéå àÆúÀåÇãÌÈò, áÌÇçÂìåÉí àÂãÇáÌÆø-áÌåÉ" (áîãáø éá,å).
|
4
Los profetas se dividen en
niveles, tal como entre los sabios hay quien es más grande que
su prójimo, también hay entre los profetas quien es mayor que otro profeta.
Sin embargo, todos ellos no ven su profecía sino en
sueños, como una visión
nocturna, o de día, después de
ser adormecidos, como está escrito:
"en visión Me le revelaré, en sueños le hablaré"
(Nm. 12:6).
|
ä
åÀëËìÌÈï, ëÌÀùÑÆîÌÄúÀðÇáÌÀàÄéï, àÅáÈøÅéäÆï îÄæÀãÌÇòÀæÀòÄéï åÀëåÉçÇ äÇâÌåÌó ëÌåÉùÑÅì, åÀòÆùÑÀúÌåÉðåÉúÅéäÆí îÄèÌÈøÀôåÉú åÀúÄùÌÑÈàÅø äÇãÌÅòÈä ôÌÀðåÌéÈä ìÀäÈáÄéï îÇä ùÑÆúÌÄøÀàÆä: ëÌÀîåÉ ùÑÆðÌÆàÁîÈø áÌÀàÇáÀøÈäÈí, "åÀäÄðÌÅä àÅéîÈä çÂùÑÅëÈä âÀãÉìÈä, ðÉôÆìÆú òÈìÈéå" (áøàùéú èå,éá); åÌëÀîåÉ ùÑÆðÌÆàÁîÈø áÌÀãÈðÄéÌÅàì, "åÀäåÉãÄé, ðÆäÀôÌÇêÀ òÈìÇé ìÀîÇùÑÀçÄéú, åÀìÉà òÈöÇøÀúÌÄé, ëÌÉçÇ" (ãðééàì é,ç).
|
5
Y todos, al profetizar, experimentan una sacudida de sus miembros y su cuerpo se debilita, y
se tornan inconscientes, quedando su percepción libre para comprender lo que verán, como
está escrito respecto de Abraham:
"y entonces un pavor, una gran oscuridad, se le abatió"
(Gn. 15:12); y como está escrito respecto de Daniel:
"y mi semblante, tornóse lívido, no podiendo retener mis fuerzas"
(Dn. 10:8).
|
å
[â] äÇãÌÀáÈøÄéí ùÑÆîÌåÉãÄéòÄéï ìÇðÌÈáÄéà áÌÀîÇøÀàÅä äÇðÌÀáåÌàÈä--ãÌÆøÆêÀ îÈùÑÈì îåÉãÄéòÄéï ìåÉ, åÌîÄéÌÈã éÅçÈ÷Å÷ áÌÀìÄáÌåÉ ôÌÄúÀøåÉï äÇîÌÈùÑÈì áÌÀîÇøÀàÅä äÇðÌÀáåÌàÈä, åÀéÅãÇò îÇä äåÌà: ëÌÀîåÉ äÇñÌËìÌÈí ùÑÆøÈàÈä éÇòÂ÷åÉá àÈáÄéðåÌ, åÌîÇìÀàÈëÄéí òåÉìÄéí åÀéåÉøÀãÄéí áÌåÉ, åÀäåÌà äÈéÈä îÈùÑÈì ìÀîÇìÀëÄéÌåÉú, åÀùÑÄòÀáÌåÌãÈï; åÌëÀîåÉ äÇçÇéÌåÉú ùÑÆøÈàÈä éÀçÆæÀ÷Åàì, åÀäÇñÌÄéø äÇðÌÈôåÌçÇ åÌîÇ÷ÌÅì ùÑÈ÷Åã ùÑÆøÈàÈä éÄøÀîÀéÈä, åÀäÇîÌÀâÄìÌÈä ùÑÆøÈàÈä éÀçÆæÀ÷Åàì, åÀäÈàÅéôÈä ùÑÆøÈàÈä æÀëÇøÀéÈä.
|
6
Las cosas que se le comunican a un profeta como visión profética, le son comunicadas
alegóricamente e inmediatamente, proféticamente, se le graba en el corazón como
interpretar la alegoría, percibiendo entonces a qué se refiere. Como
“la escalera” que vió I`aqob nuestro padre, por la cual subían y bajaban
ángeles, representando ella al avasallamiento de los reinos; y como
“los animales” que vió Iejezquel, y la
“olla bulliente” y la
“vara de almendro” que vió Irmiá, y el
“rollo”
que vió Iejezqel y la
“efá” que vió Zekhariá.
|
æ
åÀëÅï ùÑÀàÈø äÇðÌÀáÄéàÄéí, éÅùÑ îÅäÆï àåÉîÀøÄéï äÇîÌÈùÑÈì åÌôÄúÀøåÉðåÉ ëÌÀîåÉ àÅìÌåÌ; åÀéÅùÑ îÅäÆï àåÉîÀøÄéï äÇôÌÄúÀøåÉï áÌÄìÀáÈã. åÌôÀòÈîÄéí àåÉîÀøÄéï äÇîÌÈùÑÈì áÌÄìÀáÈã áÌÀìÉà ôÌÄúÀøåÉï, ëÌÀîÄ÷ÀöÇú ãÌÄáÀøÅé éÀçÆæÀ÷Åàì åÌæÀëÇøÀéÈä. åÀëËìÌÈí, áÌÀîÈùÑÈì åÀãÆøÆêÀ çÄéãÈä äÆí îÄúÀðÇáÌÀàÄéí.
|
7
Tal cual ocurre con el resto de los profetas, hay quienes dicen la alegoría y su
explicación como esos y hay quienes solo dicen la explicación. Y algunas veces
sólo dicen la alegoría omitiendo su explicación, como algunas de las palabras
de Iejezquel y Zekhariá. Y en todos los casos profetizan por medio de alegorías y
enigmas.
|
ç
[ã] ëÌÈì äÇðÌÀáÄéàÄéí--àÅéï îÄúÀðÇáÌÀàÄéï áÌÀëÈì òÅú ùÑÆéÌÄøÀöåÌ, àÅìÈà îÀëÇåÌÀðÄéï ãÌÇòÀúÌÈï åÀéåÉùÑÀáÄéï ùÒÀîÅçÄéí åÀèåÉáÅé ìÅá åÌîÄúÀáÌåÉãÀãÄéï: ùÑÀàÅéï äÇðÌÀáåÌàÈä ùÑåÉøÈä ìÉà îÄúÌåÉêÀ òÇöÀáåÌú åÀìÉà îÄúÌåÉêÀ òÇöÀìåÌú, àÅìÈà îÄúÌåÉêÀ ùÒÄîÀçÈä. ìÀôÄéëÌÈêÀ áÌÀðÅé äÇðÌÀáÄéàÄéí, ìÄôÀðÅéäÆí ðÅáÆì åÀúÉó åÀçÈìÄéì åÀëÄðÌåÉø, åÀäÆí îÀáÇ÷ÌÀùÑÄéí äÇðÌÀáåÌàÈä; åÀæÆä äåÌà ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀäÅîÌÈä îÄúÀðÇáÌÀàÄéí" (ùîåàì à é,ä)--ëÌÀìåÉîÇø îÀäÇìÌÀëÄéï áÌÀãÆøÆêÀ äÇðÌÀáåÌàÈä òÇã ùÑÆéÌÄðÌÈáÀàåÌ, ëÌÀîåÉ ùÑÆàÇúÌÈä àåÉîÅø ôÌÀìåÉðÄé îÄúÀâÌÇãÌÅì.
|
8
Los profetas no profetizan en cuanto lo desean sino predisponen su discernimiento y permanecen
alegres, dichosos y solitarios, ya que la profecía no es inducida ni por la tristeza ni
por el ocio sino por la alegría. Por eso acompañan a los alumnos de los profetas la
cítara, el tambor, la flauta y el harpa mientras éstos procuran la profecía, tal
como está escrito: "y ellos requieren la profecía"
(1 S. 10:5), es decir que se comportan según lo
requiere la profecía hasta que profeticen, tal cual se dice
“fulano está engrandeciéndose”.
|
è
[ä] àÅìÌåÌ ùÑÀäÆí îÀáÇ÷ÌÀùÑÄéí ìÀäÄúÀðÇáÌÅà, äÆí äÇðÌÄ÷ÀøÈàÄéí áÌÀðÅé äÇðÌÀáÄéàÄéí. åÀàÇó òÇì ôÌÄé ùÑÆîÌÀëÇåÌÀðÄéï ãÌÇòÀúÌÈï, àÄôÀùÑÈø ùÑÆúÌÄùÑÀøÆä ùÑÀëÄéðÈä òÂìÅéäÆï, åÀàÄôÀùÑÈø ùÑÆìÌÉà úÄùÑÀøÆä.
|
9
Quienes procuran la profecía son llamados
“hijos de los profetas”.
Y, a pesar de que predisponen su discernimiento, puede que la Presencia Divina se pose sobre
ellos y puede que no.
|
é
[å] ëÌÈì äÇãÌÀáÈøÄéí ùÑÆàÈîÇøÀðåÌ, äÆï ãÌÆøÆêÀ äÇðÌÀáåÌàÈä ìÀëÈì äÇðÌÀáÄéàÄéí äÈøÄàùÑåÉðÄéí åÀäÈàÇçÂøåÉðÄéí--çåÌõ îÄîÌÉùÑÆä, øÇáÌÅðåÌ åÀøÄáÌÈï ùÑÆìÌÀëÈì äÇðÌÀáÄéàÄéí. åÌîÇä äÆôÀøÅùÑ éÅùÑ áÌÅéï ðÀáåÌàÇú îÉùÑÆä ìÄùÑÀàÈø ëÌÈì äÇðÌÀáÄéàÄéí--ùÑÆëÌÈì äÇðÌÀáÄéàÄéí, áÌÇçÂìåÉí àåÉ áÌÀîÇøÀàÆä; åÌîÉùÑÆä øÇáÌÅðåÌ--äåÌà òÅø åÀòåÉîÅã, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÌáÀáÉà îÉùÑÆä àÆì-àÉäÆì îåÉòÅã, ìÀãÇáÌÅø àÄúÌåÉ, åÇéÌÄùÑÀîÇò àÆú-äÇ÷ÌåÉì" (áîãáø æ,ôè).
|
10
Todo lo antedicho se refirió al modo de profetizar de todos los profetas, tanto los
primeros como los últimos. Excepto Moshé nuestro Maestro y el de todos los profetas.
¿Y cúal es la diferencia entre la profecía de Moshé y la del resto de los
profetas? Que aquella de todos los profetas les llega en sueños o visión mientras
que Moshé, nuestro Maestro, la percibe estando despierto y de pie, como está escrito:
"Y al entrar Moshé en el Tabernáculo, a hablar con Él, oía la voz"
(Nm. 7:89).
|
éà
ëÌÈì äÇðÌÀáÄéàÄéí, òÇì éÀãÅé îÇìÀàÈêÀ; ìÀôÄéëÌÈêÀ øåÉàÄéï îÇä ùÑÀäÆï øåÉàÄéï áÌÀîÈùÑÈì åÀçÄéãÈä. åÌîÉùÑÆä øÇáÌÅðåÌ, ìÉà òÇì éÀãÅé îÇìÀàÈêÀ, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ôÌÆä àÆì-ôÌÆä àÂãÇáÌÆø-áÌåÉ" (áîãáø éá,ç), åÀðÆàÁîÈø "åÀãÄáÌÆø ä' àÆì-îÉùÑÆä ôÌÈðÄéí àÆì-ôÌÈðÄéí" (ùîåú ìâ,éà), åÀðÆàÁîÈø "åÌúÀîËðÇú ä', éÇáÌÄéè" (áîãáø éá,ç): ëÌÀìåÉîÇø ùÑÀàÅéï ùÑÈí îÈùÑÈì, àÅìÈà øåÉàÆä äÇãÌÈáÈø òÇì áÌÈøÀéåÉ áÌÀìÉà çÄéãÈä áÌÀìÉà îÈùÑÈì; äåÌà ùÑÆäÇúÌåÉøÈä îÀòÄéãÈä òÈìÈéå, "åÌîÇøÀàÆä åÀìÉà áÀçÄéãÉú" (ùí), ùÑÀàÅéðåÌ îÄúÀðÇáÌÅà áÌÀçÄéãÈä àÅìÈà áÌÀîÇøÀàÆä, ùÑÆøåÉàÆä äÇãÌÈáÈø òÇì áÌÈøÀéåÉ.
|
11
Todos los profetas la reciben por medio de un ángel, por lo cual ven lo que ven
alegórica y enigmáticamente. Pero Moshé, nuestro Maestro, no la recibe por medio
de un ángel, como está escrito: "Boca a boca hablaré con él"
(Nm. 12:8), y también está escrito:
"Y hablaba el Señor con Moshé cara a cara"
(Ex. 33:11), y también está escrito:
"y la apariencia de Dios contempla"
(Nm. 12:8). Es decir que no se trata de alegorías sino
ve la cosa tal cual es, no enigmática ni alegóricamente; dando de esto la Torá
testimonio "y por visión, no enigmas" (Ibídem), ya que no profetiza enigmáticamente
sino según la visión que ve tal cual es.
|
éá
ëÌÈì äÇðÌÀáÄéàÄéí, éÀøÅàÄéï åÀðÄáÀäÈìÄéï åÌîÄúÀîåÉâÀâÄéí. åÌîÉùÑÆä øÇáÌÅðåÌ, àÅéðåÌ ëÌÅï; äåÌà ùÑÆäÇëÌÈúåÌá àåÉîÅø "ëÌÇàÂùÑÆø éÀãÇáÌÅø àÄéùÑ àÆì-øÅòÅäåÌ" (ùîåú ìâ,éà): ëÌÀîåÉ ùÑÀàÅéï àÈãÈí ðÄáÀäÈì ìÄùÑÀîÉòÇ ãÌÄáÀøÅé çÂáÅøåÉ, ëÌÈêÀ äÈéÈä ëÌåÉçÇ áÌÀãÇòÀúÌåÉ ùÑÆìÌÀîÉùÑÆä øÇáÌÅðåÌ ìÀäÈáÄéï ãÌÄáÀøÅé äÇðÌÀáåÌàÈä; åÀäåÌà òåÉîÅã òÇì òÈîÀãåÉ ùÑÈìÅí.
|
12
Todos los profetas temen se espantan y sobrecogen, no siendo éste el caso de Moshé,
nuestro Maestro, tal cual lo dice la Escritura: "tal cual le hablarí uno a su prójimo"
(Ex. 33:11). Así como una persona no se espanta al
escuchar a su prójimo, Moshé nuestro Maestro tenía fuerza perceptiva para
comprender una profecía hallándose él parado
apaciblemente.
|
éâ
ëÌÈì äÇðÌÀáÄéàÄéí, àÅéï îÄúÀðÇáÌÀàÄéí áÌÀëÈì òÅú ùÑÆéÌÄøÀöåÌ. åÌîÉùÑÆä øÇáÌÅðåÌ, àÅéðåÌ ëÌÅï, àÅìÈà ëÌÈì æÀîÈï ùÑÆéÌÇçÀôÌÉõ, øåÌçÇ äÇ÷ÌÉãÆùÑ ìåÉáÇùÑÀúÌåÉ åÌðÀáåÌàÈä ùÑåÉøÈä òÈìÈéå; åÀàÅéðåÌ öÈøÄéêÀ ìÀëÇåÌÇï ãÌÇòÀúÌåÉ åÌìÀäÄæÀãÌÇîÌÇï ìÈäÌ, ùÑÆäÂøÅé äåÌà îÀëËåÌÈï åÌîÀæËîÌÈï åÀòåÉîÅã ëÌÀîÇìÀàÂëÅé äÇùÌÑÈøÅú. ìÀôÄéëÌÈêÀ îÄúÀðÇáÌÅà áÌÀëÈì òÅú, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "òÄîÀãåÌ åÀàÆùÑÀîÀòÈä, îÇä-éÀöÇåÌÆä ä' ìÈëÆí" (áîãáø è,ç).
|
13
Los profetas no profetizan cuando quieren hacerlo, no siendo tal el caso de
Moshé nuestro Maestro sino en cuanto lo desea un espíritu de santidad se le apodera y
la profecía reposa en él, no siéndole necesario predisponer su discernimiento y
prepararse ya que él está predispuesto y preparado como
“malhakhé ha-Sharet”. Por lo cual profetiza en todo momento, como está
escrito: "Esperad y oiré que ordenará el Señor acerca de vosotros"
(Nm. 9:8).
|
éã
åÌáÀæÆä äÄáÀèÄéçåÉ äÈàÅì, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ìÅêÀ, àÁîÉø ìÈäÆí: ùÑåÌáåÌ ìÈëÆí, ìÀàÈäÃìÅéëÆí. åÀàÇúÌÈä, ôÌÉä òÂîÉã òÄîÌÈãÄé" (ãáøéí ä,ëå-ëæ). äÇà ìÈîÇãÀúÌÈ ùÑÆëÌÈì äÇðÌÀáÄéàÄéí, ëÌÀùÑÆäÇðÌÀáåÌàÈä îÄñÀúÌÇìÌÆ÷Æú, çåÉæÀøÄéï ìÀàÈäÃìÈí, ùÑÀäåÌà öÈøÀëÌÅé äÇâÌåÌó ëÌËìÌÈï ëÌÄùÑÀàÈø äÈòÈí; ìÀôÄéëÌÈêÀ àÅéðÈï ôÌåÉøÀùÑÄéï îÄðÌÀùÑåÉúÅéäÆï. åÌîÉùÑÆä øÇáÌÅðåÌ, ìÉà çÈæÇø ìÀàÈäÃìåÉ äÈøÄàùÑåÉï; ìÀôÄéëÌÈêÀ ôÌÅøÇùÑ îÄï äÈàÄùÌÑÈä ìÀòåÉìÈí åÌîÄëÌÈì äÇãÌåÉîÆä ìÈäÌ, åÀðÄ÷ÀùÑÀøÈä ãÌÇòÀúÌåÉ áÌÀöåÌø äÈòåÉìÈîÄéí, åÀìÉà ðÄñÀúÌÇìÌÇ÷ äÇäåÉã îÅòÈìÈéå ìÀòåÉìÈí åÀ÷ÈøÇï òåÉø ôÌÈðÈéå, åÀðÄúÀ÷ÇãÌÇùÑ ëÌÇîÌÇìÀàÈëÄéí.
|
14
Habiéndole Dios asegurado esto, como está escrito:
"¡Ve! diles, ¡regresad a vuestras tiendas! Y tú ¡quedate aquí
conmigo!" (Dt. 5:26-27). De lo antedicho has aprendido
que todos los profetas, cuando ya no profetizan, vuelven a
sus tiendas que son las necesidades
corporales comunes al resto del pueblo, por lo tanto no dejan a sus esposas. Pero Moshé,
nuestro Maestro, no regresó a su primera tienda, por lo cual dejo a su esposa para siempre,
así como a todo
lo similar a ella, ligándose su discernimiento a la Roca Eterna y no
apartándose de él la majestuosidad, y resplandeciále la piel de su rostro,
habiéndose santificado cual un ángel.
|
èå
[æ] äÇðÌÈáÄéà, àÄôÀùÑÈø ùÑÆúÌÄäÀéÆä ðÀáåÌàÈúåÉ ìÀòÇöÀîåÉ áÌÄìÀáÈã, ìÀäÇøÀçÄéá ìÄáÌåÉ åÌìÀäåÉñÄéó ãÌÇòÀúÌåÉ, òÇã ùÑÆéÌÅãÇò îÇä ùÑÆìÌÉà äÈéÈä éåÉãÅòÇ, îÅàåÉúÈï äÇãÌÀáÈøÄéí äÇâÌÀãåÉìÄéí. åÀàÄôÀùÑÈø ùÑÆéÌÀùÑËìÌÇç ìÀòÇí îÅòÇîÌÅé äÈàÈøÆõ, àåÉ ìÀàÇðÀùÑÅé òÄéø àåÉ îÇîÀìÈëÈä, ìÀáåÉðÅï àåÉúÈí åÌìÀäåÉãÄéòÈí îÇä éÇòÂùÒåÌ, àåÉ ìÄîÀðÉòÇ àåÉúÈí îÄîÌÇòÂùÒÄéí äÈøÈòÄéí ùÑÆáÌÄéãÅéäÆí; åÌëÀùÑÆîÌÀùÑÇìÌÀçÄéï àåÉúåÉ, ðåÉúÀðÄéï ìåÉ àåÉú åÌîåÉôÅú ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÅãÀòåÌ äÈòÈí ùÑÆäÈàÅì ùÑÄìÌÀçåÉ áÌÆàÁîÆú.
|
15
Es posible que un profeta profetice sólo para sí mismo, para abrir su corazón y
adicionarle discernimiento hasta que comprenda lo que no comprendía acerca de tales
extraordinarias cosas. Es posible que sea enviado a cierto pueblo o a la gente de una ciudad o un
reino para hacerles comprender e informarles acerca de lo que deben hacer o para hacerles
desistir de sus malos actos; y al enviarlo le dan una señal o un prodigio para que el pueblo
sepa que realmente le ha enviado Dios.
|
èæ
åÀìÉà ëÌÈì äÈòåÉùÒÆä àåÉú åÌîåÉôÅú, îÇàÂîÄéðÄéï àåÉúåÉ ùÑÀäåÌà ðÈáÄéà: àÅìÈà àÈãÈí ùÑÆäÈéÄéðåÌ éåÉãÀòÄéï áÌåÉ îÄúÌÀçÄìÌÈúåÉ ùÑÀäåÌà øÈàåÌé ìÇðÌÀáåÌàÈä áÌÀçÈëÀîÈúåÉ åÌáÀîÇòÂùÒÈéå, ùÑÆðÌÄúÀòÇìÌÈä áÌÈäÆï òÇì ëÌÈì áÌÀðÅé âÌÄéìåÉ, åÀäÈéÈä îÀäÇìÌÅêÀ áÌÀãÇøÀëÅé äÇðÌÀáåÌàÈä åÌáÄ÷ÀãËùÌÑÈúÈäÌ åÌôÀøÄéùÑåÌúÈäÌ, åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ áÌÈà åÀòÈùÒÈä àåÉú åÌîåÉôÅú åÀàÈîÇø ùÑÆäÈàÅì ùÑÄìÌÀçåÉ--îÄöÀåÈä ìÄùÑÀîÉòÇ îÄîÌÆðÌåÌ, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "àÅìÈéå, úÌÄùÑÀîÈòåÌï" (ãáøéí éç,èå).
|
16
Sin embargo, no creeremos un profeta a todo aquel que haga una señal o un prodigio. Sino
si se trata de un hombre del que sabemos de antemano que el enaltecimiento de su sabiduría y
actos, que van allende lo corriente entre aquellos de su edad, le hacen digno de serlo, y él
observa la santidad y el ascetismo que encaminan a la profecía;
es un Precepto escucharle, como está escrito: "a él escucharéis"
(Dt. 18:15).
|
éæ
åÀàÄôÀùÑÈø ùÑÆéÌÇòÂùÒÆä àåÉú åÌîåÉôÅú åÀàÅéðåÌ ðÈáÄéà, åÀæÆä äÈàåÉú éÅùÑ ìåÉ ãÌÀáÈøÄéí áÌÀâåÉ; åÀàÇó òÇì ôÌÄé ëÅï, îÄöÀåÈä ìÄùÑÀîÉòÇ ìåÉ, äåÉàÄéì åÀàÈãÈí âÌÈãåÉì äåÌà åÀçÈëÈí åÀøÈàåÌé ìÇðÌÀáåÌàÈä, îÇòÀîÄéãÄéï àåÉúåÉ òÇì çÆæÀ÷ÈúåÉ--ùÑÆáÌÀëÌÈêÀ ðÄöÀèÇåÌÄéðåÌ: ëÌÀîåÉ ùÑÆðÌÄöÀèÇåÌÄéðåÌ ìÇçÀúÌÉêÀ äÇãÌÄéï òÇì ôÌÄé ùÑÀðÇéÄí òÅãÄéí ëÌÀùÑÅøÄéí, åÀàÇó òÇì ôÌÄé ùÑÆàÄôÀùÑÈø ùÑÆäÅòÄéãåÌ áÌÀùÑÆ÷Æø, äåÉàÄéì åÌëÀùÑÅøÄéí äÆí àÆöÀìÅðåÌ, îÇòÀîÄéãÄéï àåÉúÈï òÇì ëÌÇùÑÀøåÌúÈï. åÌáÇãÌÀáÈøÄéí äÈàÅìÌåÌ åÀëÇéÌåÉöÆà áÌÈäÆï, ðÆàÁîÈø "äÇðÌÄñÀúÌÈøÉú--ìÇä', àÁìÉäÅéðåÌ; åÀäÇðÌÄâÀìÉú ìÈðåÌ åÌìÀáÈðÅéðåÌ" (ãáøéí ëè,ëç), åÀðÆàÁîÈø "ëÌÄé äÈàÈãÈí éÄøÀàÆä ìÇòÅéðÇéÄí, åÇä' éÄøÀàÆä ìÇìÌÅáÈá" (ùîåàì à èæ,æ).
|
17
Y es posible que haga una señal o un prodigio no siendo un profeta, tratándose de una
señal de dudoso origen; no obstante eso, nos
es un Precepto obedecerle, ya que se trata de un
gran hombre sabio y digno de profetizar, respetamos su status ya que así nos ha sido ordenado.
Tal cual nos fue ordenado juzgar según el testimonio de dos testigos aptos, a pesar de que
puede ser que hayan testificado falsamente, como son aptos
a nuestro parecer, respetamos su status. Y acerca de estas cosas y otras similares
está escrito: "Las cosas ocultas son del Señor, nuestro Dios; y las reveladas son
nuestras y de nuestros hijos" (Dt. 29:28), y está
escrito: "porque el hombre mira según sus ojos, mas el Señor mira el corazón"
(1 S. 16:7).
|