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äÄìÀëÌåÉú éÀñåÉãÅé äÇúÌåÉøÈä Las Leyes de los Fundamentos de la Torá

ôÌÅøÆ÷ á Capítulo Dos

à äÈàÅì äÇðÌÄëÀáÌÈã åÀäÇðÌåÉøÈà äÇæÌÆä--îÄöÀåÈä ìÀàÈäÃáåÉ åÌìÀéÄøÀàÈä îÄîÌÆðÌåÌ, ùÑÆðÌÆàÁîÈø "åÀàÈäÇáÀúÌÈ, àÅú ä' àÁìÉäÆéêÈ" (ãáøéí å,ä; ãáøéí éà,à) åÀðÆàÁîÈø "àÆú-ä' àÁìÉäÆéêÈ úÌÄéøÈà" (ãáøéí å,éâ; ãáøéí é,ë). [á] åÀäÅéàÇêÀ äÄéà äÇãÌÆøÆêÀ ìÀàÇäÂáÈúåÉ, åÀéÄøÀàÈúåÉ: áÌÀùÑÈòÈä ùÑÆéÌÄúÀáÌåÉðÅï äÈàÈãÈí áÌÀîÇòÂùÒÈéå åÌáÀøåÌàÈéå äÇðÌÄôÀìÈàÄéí äÇâÌÀãåÉìÄéí, åÀéÄøÀàÆä îÅäÆí çÈëÀîÈúåÉ ùÑÀàÅéï ìÈäÌ òÅøÆêÀ åÀìÉà ÷Åõ--îÄéÌÈã äåÌà àåÉäÅá åÌîÀùÑÇáÌÅçÇ åÌîÀôÈàÅø åÌîÄúÀàÇåÌÆä úÌÇàÂåÈä âÌÀãåÉìÈä ìÅéãÇò äÇùÌÑÅí äÇâÌÈãåÉì, ëÌÀîåÉ ùÑÆàÈîÇø ãÌÈåÄéã "öÈîÀàÈä ðÇôÀùÑÄé, ìÅàìÉäÄéí--ìÀàÅì çÈé" (úäéìéí îá,â). 1 Es un Precepto amar y temer a este Dios glorioso y temible, como está escrito: "Y amarás al Señor tu Dios" (Dt. 6:5; Dt. 11:1) y asimismo está escrito: "Al Señor, tu Dios, temerás" (Dt. 6:13; Dt. 10:20). ¿Y de qué modo han de cristalizar el amor y el temor a Él? En cuanto el hombre medite acerca de Sus grandiosamente maravillosas acciones y creaciones, y por su causa advierta Su inconmesurable e infinita sabiduría, inmediatamente se colmará de amor y Le loará y Le glorificará y anhelará enormemente entender al gran Nombre, tal cual lo dijera David: "Sedienta está mi alma por Dios ¡Por el Dios viviente!" (Sal. 42:3).
á åÌëÀùÑÆîÌÀçÇùÌÑÅá áÌÇãÌÀáÈøÄéí äÈàÅìÌåÌ òÇöÀîÈï, îÄéÌÈã äåÌà ðÄøÀúÌÈò ìÇàÂçåÉøÈéå, åÀéÄéøÈà åÀéÄôÀçÇã åÀéÅãÇò ùÑÀäåÌà áÌÄøÀéÈä ÷ÀèÇðÌÈä ùÑÀôÈìÈä àÂôÅìÈä, òåÉîÅã áÌÀãÇòÇú ÷ÇìÌÈä îÀòåÌèÈä ìÄôÀðÅé úÌÀîÄéí ãÌÅòåÉú, ëÌÀîåÉ ùÑÆàÈîÇø ãÌÈåÄéã "ëÌÄé-àÆøÀàÆä ùÑÈîÆéêÈ . . . îÈä-àÁðåÉùÑ ëÌÄé-úÄæÀëÌÀøÆðÌåÌ" (úäéìéí ç,ã-ä). 2 Y cuando piensa en esas mismas cosas inmediatamente se convulsiona hasta perder el equilibrio, y temerá y se asustará y percibirá que no es sino una criatura pequeña y baladí de conocimiento endeble y escaso presente ante el Omnisapiente, tal cual lo dijera David: "Cuando veo tus cielos...¿Qué es el humano para que le recuerdes?" (Sal. 8:4-5).
â åÌìÀôÄé äÇãÌÀáÈøÄéí äÈàÅìÌåÌ àÂðÄé îÀáÈàÅø ëÌÀìÈìÄéí âÌÀãåÉìÄéí îÄîÌÇòÂùÒÆä øÄáÌåÉï äÈòåÉìÈîÄéí, ëÌÀãÅé ùÑÆéÌÄäÀéåÌ ôÌÆúÇç ìÇîÌÅáÄéï ìÆàÁäÉá àÆú äÇùÌÑÅí, ëÌÀîåÉ ùÑÆàÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí áÌÀòÄðÀéÇï àÇäÂáÈä, ùÑÆîÌÄúÌåÉêÀ ëÌÈêÀ àÇúÌÈä îÇëÌÄéø àÆú îÄé ùÑÆàÈîÇø åÀäÈéÈä äÈòåÉìÈí. 3 Y conforme a lo antedicho yo esclarezco magnas reglas respecto de las acciones del Señor de los mundos que al entendedor le servirán de portal al amor al Nombre, tal cual lo dijeran nuestros Sabios -de vendita memoria- al referirse al amor "a través de él tú reconoces a Aquel cuyo dicho realizara al mundo"
ã [â] ëÌÈì îÇä ùÑÆáÌÈøÈà äÇ÷ÌÈãåÉùÑ áÌÈøåÌêÀ äåÌà áÌÀòåÉìÈîåÉ, ðÆçÀìÈ÷ ìÄùÑÀìåÉùÑÈä çÂìÈ÷Äéí: îÅäÆí áÌÀøåÌàÄéí ùÑÀäÆí îÀçËáÌÈøÄéí îÄâÌÉìÆí åÀöåÌøÈä--åÀäÆí ðÆäÁåÄéí åÀðÄôÀñÈãÄéí úÌÈîÄéã, ëÌÀîåÉ âÌåÌôåÉú äÈàÈãÈí åÀäÇáÌÀäÅîÈä åÀäÇöÌÀîÈçÄéí åÀäÇîÌÇúÌÈëåÉú. åÌîÅäÆí áÌÀøåÌàÄéí ùÑÀäÆí îÀçËáÌÈøÄéí îÄâÌÉìÆí åÀöåÌøÈä, àÂáÈì àÅéðÈí îÄùÑÀúÌÇðÌÄéí îÄâÌåÌó ìÀâåÌó åÌîÄöÌåÌøÈä ìÀöåÌøÈä ëÌÀîåÉ äÈøÄàùÑåÉðÄéí, àÅìÈà öåÌøÈúÈí ÷ÀáåÌòÈä áÌÀâËìÀîÈí ìÀòåÉìÈí, åÀàÅéðÈí îÄùÑÀúÌÇðÌÄéí ëÌÀîåÉ àÅìÌåÌ--åÀäÆí äÇâÌÇìÀâÌÇìÌÄéí åÀäÇëÌåÉëÈáÄéí ùÑÆáÌÈäÆï, åÀàÅéï âÌËìÀîÈí ëÌÄùÑÀàÈø âÌÀìÈîÄéí åÀìÉà öåÌøÈúÈí ëÌÄùÑÀàÈø öåÌøåÉú. 4 Todo lo que el Santo, bendito Sea, creara en Su universo se divide en tres géneros: hay entre ellos creaciones compuestas por materia y esencia, formándose y descomponiéndose siempre, tal cual les ocurre a los cuerpos humanos y los animales y los vegetales y los metales. Y hay entre ellos creaciones compuestas por materia y esencia, pero sus cuerpos y esencia no se transforman como los antedichos, siendo su esencia permanente en su materia eternamente, no transformándose como aquellos, se trata de los zodiacos y las estrellas que hay en ellos, no siendo su materia como el resto ni su esencia como la de las demás.
ä åÌîÅäÆí áÌÀøåÌàÄéí öåÌøÈä áÌÀìÉà âÌÉìÆí ëÌÀìÈì--åÀäÆí äÇîÌÇìÀàÈëÄéí, ùÑÆäÇîÌÇìÀàÈëÄéí àÅéðÈí âÌåÌó åÌâÀåÄéÌÈä, àÅìÈà öåÌøåÉú ðÄôÀøÈãåÉú æåÉ îÄæÌåÉ. [ã] åÌîÇä äåÌà æÆä ùÑÆäÇðÌÀáÄéàÄéí àåÉîÀøÄéí ùÑÆøÈàåÌ äÇîÌÇìÀàÈêÀ àÅùÑ åÌáÇòÇì ëÌÀðÈôÇéÄí--äÇëÌÉì áÌÀîÇøÀàÅä äÇðÌÀáåÌàÈä åÀãÆøÆêÀ çÄéãÈä, ìåÉîÇø ùÑÀàÅéðåÌ âÌåÌó åÀàÅéðåÌ ëÌÈáÅã ëÌÇâÌåÌôåÉú äÇëÌÀáÅãÄéí, ëÌÀîåÉ ùÑÆðÌÆàÁîÈø "ëÌÄé ä' àÁìÉäÆéêÈ, àÅùÑ àÉëÀìÈä äåÌà" (ãáøéí ã,ëã), åÀàÅéðåÌ àÅùÑ àÅìÈà îÈùÑÈì. åÌëÀîåÉ ùÑÆðÌÆàÁîÈø "òÉùÒÆä îÇìÀàÈëÈéå, øåÌçåÉú" (úäéìéí ÷ã,ã). 5 Y hay entre ellos criaturas de forma totalmente inmaterial, siendo ellas los ángeles ya que ellos no son corpóreos sino formas separadas la una de la otra. ¿Qué significa entonces lo que dicen los Profetas que vieron a cierto ángel incandescente y alado? Todo según la visión profética y metafóricamente, queriendo decir que es incorpóreo y carente de peso como los cuerpos pesados, como está escrito "Porque el Señor, tu Dios, es fuego que consume" (Dt. 4:24) no siendo fuego sino solo una ejemplificación, tal cual está escrito: "Hace de Sus ángeles vientos" (Sal. 104:4)
å [ä] åÌáÇîÌÆä éÄôÌÈøÀãåÌ äÇöÌåÌøåÉú æåÉ îÄæÌåÉ, åÇäÂøÅé àÅéðÈï âÌåÌôÄéï--ìÀôÄé ùÑÀàÅéðÈï ùÑåÉåÄéï áÌÄîÀöÄéàÈúÈï, àÅìÈà ëÌÈì àÆçÈã îÅäÆï ìÀîÇèÌÈä îÄîÌÇòÂìÈúåÉ ùÑÆìÌÇçÂáÅøåÉ åÀäåÌà îÈöåÌé îÄëÌåÉçåÉ æÆä ìÀîÇòÀìÈä îÄæÌÆä; åÀäÇëÌÉì ðÄîÀöÈàÄéí îÄëÌåÉçåÉ ùÑÆìÌÀäÇ÷ÌÈãåÉùÑ áÌÈøåÌêÀ äåÌà åÀèåÌáåÉ. åÀæÆä äåÌà ùÑÆøÈîÇæ ùÑÀìÉîÉä áÌÀçÈëÀîÈúåÉ åÀàÈîÇø "ëÌÄé âÈáÉäÌÇ îÅòÇì âÌÈáÉäÌÇ, ùÑÉîÅø, åÌâÀáÉäÄéí, òÂìÅéäÆí" (÷åäìú ä,æ). 6 Y ¿qué diferencia a estas entidades la una de la otra? Ya que son incorpóreas y no son de equivalente existencia sino cada una de ellas está por debajo del nivel de encumbramiento de su semejante, dependiendo su existencia de la del anterior nivel. Y existiendo todas por el poder del Santo, bendito Sea, y su bondad. Siendo ésto lo que insinuó Shelomó, según su sabiduría, y dijo: "ya que uno más alto que el alto vigila, habiendo más altos sobre ellos" (Ecl. 5:7).
æ [å] æÆä ùÑÆàÈîÇøÀðåÌ ìÀîÇèÌÈä îÄîÌÇòÂìÈúåÉ, àÅéðÈäÌ îÇòÂìÇú îÈ÷åÉí ëÌÀîåÉ àÈãÈí ùÑÆéÌåÉùÑÅá ìÀîÇòÀìÈä îÅçÂáÅøåÉ; àÅìÈà ëÌÀîåÉ ùÑÆàåÉîÀøÄéï áÌÄùÑÀðÅé çÂëÈîÄéí ùÑÆàÆçÈã âÌÈãåÉì îÅçÂáÅøåÉ áÌÀçÈëÀîÈä, ùÑÀäåÌà ìÀîÇòÀìÈä îÄîÌÇòÂìÈúåÉ ùÑÆìÌÀæÆä, åÌëÀîåÉ ùÑÆàåÉîÀøÄéï áÌÈòÄìÌÈä, ùÑÀäÄéà ìÀîÇòÀìÈä îÄï äÆòÈìåÌì. 7 Aquello que dijimos “por debajo del nivel de encumbramiento de su” no se refiere a una situación como la de un hombre sentado por encima de su prójimo sino como se dice respecto de dos Sabios, cuando la sabiduría de uno es mayor que la del otro, que “éste resalta exaltadamente respecto del otro” y como decimos respecto de la acción “que está por encima de la reacción”.
ç [æ] ùÑÄðÌåÌé ùÑÀîåÉú äÇîÌÇìÀàÈëÄéí, òÇì ùÑÅí îÇòÂìåÉúÈí äÄéà; åÌìÀôÄéëÌÈêÀ ðÄ÷ÀøÈàÄéí çÇéÌåÉú äÇ÷ÌÉãÆùÑ åÀäÆí ìÀîÇòÀìÈä îÄï äÇëÌÉì, àåÉôÇðÌÄéí, åÀàÆøÀàÆìÌÄéí, åÀçÇùÑÀîÇìÌÄéí, åÌùÒÀøÈôÄéí, åÌîÇìÀàÈëÄéí, åÅàìÉäÄéí, åÌáÀðÅé àÁìÉäÄéí, åÌëÇøÌåÌáÄéí, åÀàÄéùÑÄéí. 8 El cambio de nombres de los ángeles está relacionado con su nivel de exaltación, por lo tanto se llaman “Jaiot ha-Qodesh” -siendo ellos los del nivel superior a todos-, “Ofanim”, “Erelim”, “Jashmalim”, “Serafim”, “Malakhim”, “Elohim”, “Bené Elohim”, “Keruvim” e “Ishim”.
è ëÌÈì àÅìÌåÌ òÂùÒÈøÈä äÇùÌÑÅîåÉú ùÑÆðÌÄ÷ÀøÀàåÌ áÌÈäÆí äÇîÌÇìÀàÈëÄéí, òÇì ùÑÅí òÆùÒÆø îÇòÂìåÉú ùÑÆìÌÈäÆí äÆí. åÌîÇòÂìÈä ùÑÀàÅéï ìÀîÇòÀìÈä îÄîÌÆðÌÈä àÅìÈà îÇòÂìÇú äÈàÅì áÌÈøåÌêÀ äåÌà, äÄéà îÇòÂìÇú äÇöÌåÌøåÉú ùÑÆðÌÄ÷ÀøÅàú çÇéÌåÉú; ìÀôÄéëÌÈêÀ ðÆàÁîÈø áÌÇðÌÀáåÌàÈä, ùÑÀäÆï úÌÇçÇú äÇëÌÄñÌÅà. åÌîÇòÂìÈä òÂùÒÄéøÄéú, äÄéà îÇòÂìÇú äÇöÌåÌøÈä ùÑÆðÌÄ÷ÀøÅàú àÄéùÑÄéí, åÀäÆí äÇîÌÇìÀàÈëÄéí ùÑÆîÌÀãÇáÌÀøÄéí òÄí äÇðÌÀáÄéàÄéí åÀðÄøÀàÄéí ìÈäÆí áÌÀîÇøÀàÅä äÇðÌÀáåÌàÈä; ìÀôÄéëÌÈêÀ ðÄ÷ÀøÀàåÌ àÄéùÑÄéí, ùÑÆîÌÇòÂìÈúÈí ÷ÀøåÉáÈä îÄîÌÇòÂìÇú ãÌÇòÇú äÈàÈãÈí. 9 Los diez nombres por los que se ha llamado a los ángeles corresponden a sus diez niveles de exaltación. Y aquel encumbramiento por sobre el cual no hay otro nivel de exaltación sino el de Dios, bendito Sea, es el de las entidades llamadas “Jaiot”, por lo tanto está escrito en la Profecía que ellas están debajo de “La Silla”. Y el décimo nivel de encumbramiento es el de las entidades llamadas “Ishim”, siendo ellos los ángeles que hablan con los Profetas presentándoseles en las visiones proféticas; por lo cual se llaman “Ishim” ya que su nivel de encumbramiento es cercano al nivel de percepción del hombre.
é [ç] åÀëÈì äÇöÌåÌøåÉú äÈàÅìÌåÌ çÇéÌÄéí åÌîÇëÌÄéøÄéí àÆú äÇáÌåÉøÅà, åÀéåÉãÀòÄéï àåÉúåÉ ãÌÅòÈä âÌÀãåÉìÈä òÇã ìÄîÀàåÉã. ëÌÈì öåÌøÈä åÀöåÌøÈä ìÀôÄé îÇòÂìÈúÈäÌ, ìÉà ìÀôÄé âÌÈãÀìåÉ. àÇôÄìÌåÌ îÇòÂìÈä äÈøÄàùÑåÉðÈä àÅéðÈäÌ éÀëåÌìÈä ìÀäÇùÌÒÄéâ àÂîÄúÌÇú äÇáÌåÉøÅà ëÌÀîÇä ùÑÀäÄéà, àÅìÈà ãÌÇòÀúÌÈäÌ ÷ÀöÈøÈä ìÀäÇùÌÒÄéâ. 10 Y todas esas entidades viven y conocen al Creador y Le perciben con mayúscula percepción. Cada una de las entidades según su própio encumbramiento, no según Su grandeza. Ni siquiera al primer nivel le es posible comprender la veracidad del Creador tal cual es, siendo su percepción insuficiente para comprenderla.
éà àÂáÈì îÇùÌÒÆâÆú åÀéåÉãÇòÇú éÈúÅø, îÄîÌÇä ùÑÆîÌÇùÌÒÆâÆú åÀéåÉãÇòÇú öåÌøÈä ùÑÆìÌÀîÇèÌÈä îÄîÌÆðÌÈä; åÀëÅï ëÌÈì îÇòÂìÈä åÌîÇòÂìÈä, òÇã îÇòÂìÈä òÂùÒÄéøÄéú. åÌîÇòÂìÈä òÂùÒÄéøÄéú âÌÇí äÄéà éåÉãÇòÇú äÇáÌåÉøÅà, ãÌÅòÈä ùÑÀàÅéï ëÌåÉçÇ áÌÀðÅé àÈãÈí äÇîÌÀçËáÌÈøÄéï îÄâÌÉìÆí åÀöåÌøÈä éÈëåÉì ìÀäÇùÌÒÄéâ åÀìÅéãÇò ëÌÀîåÉúÈäÌ. åÀäÇëÌÉì àÅéðÈï éåÉãÀòÄéï àÆú äÇáÌåÉøÅà, ëÌÀîåÉ ùÑÀäåÌà éåÉãÅòÇ òÇöÀîåÉ. 11 Pero ella comprende y percibe más que la entidad del nivel inferior a ella y, asimismo, ocurre con cada una de las entidades hasta el décimo nivel. Y el décimo nivel percibe al Creador con una comprensión imposible de ser igualada por la capacidad de percepción del hombre compuesto por materia y esencia. Y ninguno percibe al Creador como Él se percibe a Sí mismo.
éá [è] ëÌÈì äÇðÌÄîÀöÈàÄéí çåÌõ îÄï äÇáÌåÉøÅà, îÄöÌåÌøÈä äÈøÄàùÑåÉðÈä òÇã éÀúåÌùÑ ÷ÈèÈï ùÑÆéÌÄäÀéÆä áÌÀèÇáÌåÌø äÈàÈøÆõ--äÇëÌÉì îÄëÌåÉçÇ àÂîÄúÌåÉ ðÄîÀöÀàåÌ. åÌìÀôÄé ùÑÀäåÌà éåÉãÅòÇ òÇöÀîåÉ åÌîÇëÌÄéø âÌÈãÀìåÉ åÀúÄôÀàÇøÀúÌåÉ åÇàÂîÄúÌåÉ, äåÌà éåÉãÅòÇ äÇëÌÉì åÀàÅéï ãÌÈáÈø ðÆòÀìÈí îÄîÌÆðÌåÌ. 12 Todo lo que existe, a excepción del Creador, desde la primera entidad hasta el pequeño mosquito que se haya en los confines de la tierra. Todo ello existe por razón de Su veracidad. Y, debido a que Él se auto-percibe y conoce Su grandeza, gloria y veracidad, Él es omnisapiente, no siéndole nada imperceptible.
éâ [é] äÇ÷ÌÈãåÉùÑ áÌÈøåÌêÀ äåÌà îÇëÌÄéø àÂîÄúÌåÉ, åÀéåÉãÅòÇ àåÉúÈäÌ ëÌÀîåÉú ùÑÀäÄéà. åÀàÅéðåÌ éåÉãÅòÇ áÌÀãÅòÈä ùÑÀäÄéà çåÌõ îÄîÌÆðÌåÌ ëÌÀîåÉ ùÑÆàÈðåÌ éåÉãÀòÄéï, ùÑÀàÅéï àÈðåÌ åÀãÇòÀúÌÅðåÌ àÆçÈã. àÂáÈì äÇáÌåÉøÅà--äåÌà åÀãÇòÀúÌåÉ åÀçÇéÌÈéå àÆçÈã, îÄëÌÈì öÇã åÌîÄëÌÈì ôÌÄðÌÈä: ùÑÆàÄìÀîÈìÅà äÈéÈä çÇé áÌÀçÇéÌÄéí åÀéåÉãÅòÇ áÌÀãÅòÈä, äÈéåÌ ùÑÈí àÁìåÉäåÉú äÇøÀáÌÅä--äåÌà åÀçÇéÌÈéå åÀãÇòÀúÌåÉ; åÀàÅéï äÇãÌÈáÈø ëÌÅï, àÅìÈà àÆçÈã îÄëÌÈì öÇã åÌîÄëÌÈì ôÌÄðÌÈä åÌáÀëÈì ãÌÆøÆêÀ éÅçåÌã. 13 El Santo, bendito Sea, conoce su veracidad y la percibe tal cual es. No percibiendo con una percepción impropia a sí mismo como lo hacemos nosotros, ya que nuestra percepción y nosotros no somos uno. Sin embargo, el Creador tanto Él como su percepción y su vida son uno, desde cualquier punto de vista. Ya que si su vida y percepción fueran cual las corrientes, habrían muchas deidades; Él y su vida y su percepción, no siendo ésto así sino se trata de Uno desde cualquier punto de vista y defición de la unicidad.
éã ðÄîÀöÅàúÈ àåÉîÅø: äåÌà äÇéÌåÉãÅòÇ, åÀäåÌà äÇéÌÈãåÌòÇ, åÀäåÌà äÇãÌÅòÈä òÇöÀîÈäÌ--äÇëÌÉì àÆçÈã. åÀãÈáÈø æÆä--àÅéï ëÌåÉçÇ áÌÇôÌÆä ìÀàÈîÀøåÉ åÀìÉà áÌÈàÉæÆï ìÀùÑÈîÀòåÉ åÀìÉà áÌÀìÅá äÈàÈãÈí ìÀäÇëÌÄéøåÉ, òÇì áÌÈøÀéåÉ. åÌìÀôÄéëÌÈêÀ àåÉîÀøÄéï "çÅé ôÇøÀòÉä" (áøàùéú îá,èå; áøàùéú îá,èæ) åÀ"çÅé ðÇôÀùÑÀêÈ" (ùîåàì à à,ëå; åòåã äøáä, áöéøä), åÀàÅéï àåÉîÀøÄéï çÅé ä' àÅìÈà "çÇé-ä'" (ùåôèéí ç,éè; åòåã äøáä, áôúç)--ùÑÀàÅéï äÇáÌåÉøÅà åÀçÇéÌÈéå ùÑÀðÇéÄí ëÌÀîåÉ çÇéÌÅé äÇâÌåÌôåÉú äÇçÇéÌÄéí, àåÉ ëÌÀçÇéÌÅé äÇîÌÇìÀàÈëÄéí. 14 Es decir que Él es el Omnisapiente, y Él es el percibido y el es la percepción en sí, todo en uno. Siéndole a la boca imposible expresar tal afirmación como le es al oído escucharla y al corazón humano comprenderla plenamente. Y por lo tanto decimos "por la vida del faraón" (Gn. 42:15;Gn. 42:16) y "por la vida de tu alma" (1 Sam. 1:26), pero no decimos “por la vida del Señor” sino "Vive el Señor" (Jc. 8:19). Ya que la vida del Creador y Él mismo no son dos como aquella de los cuerpos vivientes ni como la de los ángeles.
èå ìÀôÄéëÌÈêÀ àÅéðåÌ îÇëÌÄéø äÇáÌÀøåÌàÄéí åÀéåÉãÀòÈí îÅçÂîÇú äÇáÌÀøåÌàÄéí, ëÌÀîåÉú ùÑÆàÈðåÌ éåÉãÀòÄéí àåÉúÈí, àÅìÈà îÅçÂîÇú òÇöÀîåÉ éÀãÈòÈí; ìÀôÄéëÌÈêÀ îÄôÌÀðÅé ùÑÀäåÌà éåÉãÅòÇ òÇöÀîåÉ, éÈãÇò äÇëÌÉì--ùÑÆäÇëÌÉì ðÄñÀîÈêÀ áÌÇäÂåÈéÈúåÉ ìåÉ. 15 Por lo tanto Él no conoce a los creados ni los percibe debido a sí mismos como nosotros les percibimos sino les percibe debido a Sí mismo. Por tal motivo, como consecuencia de Su auto-percepción, Él lo percibe todo ya que toda existencia depende de Él.
èæ [éà] ãÌÀáÈøÄéí àÅìÌåÌ ùÑÆàÈîÇøÀðåÌ áÌÀòÄðÀéÈï æÆä áÌÄùÑÀðÅé ôÌÀøÈ÷Äéí àÅìÌåÌ, ëÌÀîåÉ èÄôÌÈä îÄï äÇéÌÈí äÆï îÄîÌÇä ùÑÆöÌÈøÄéêÀ ìÀáÈàÅø áÌÀòÄðÀéÈï æÆä. åÌáÅàåÌø ëÌÈì äÈòÄé÷ÈøÄéí ùÑÆáÌÄùÑÀðÅé ôÌÀøÈ÷Äéí àÅìÌåÌ--äåÌà äÇðÌÄ÷ÀøÈà îÇòÂùÒÅä îÆøÀëÌÈáÈä. 16 Esas cosas que dijimos acerca de este tema en estos dos capítulos son como una gota del agua del mar de lo que hay que esclarecer respecto a él. Y el esclarecimiento de los principios inherentes a estos dos capítulos es lo llamado “El Asunto del Carruaje”.
éæ [éá] öÄåÌåÌ çÂëÈîÄéí äÈøÄàùÑåÉðÄéí ùÑÆìÌÉà ìÄãÀøÉùÑ áÌÄãÀáÈøÄéí àÅìÌåÌ àÅìÈà ìÀàÄéùÑ àÆçÈã áÌÄìÀáÈã, åÀäåÌà ùÑÆéÌÄäÀéÆä çÈëÈí åÌîÅáÄéï îÄãÌÇòÀúÌåÉ. åÀàÇçÇø ëÌÈêÀ îåÉñÀøÄéï ìåÉ øÈàùÑÅé äÇôÌÀøÈ÷Äéí, åÌîåÉãÄéòÄéï àåÉúåÉ ùÑÆîÆõ îÄï äÇãÌÈáÈø; åÀäåÌà îÅáÄéï îÄãÌÇòÀúÌåÉ, åÀéåÉãÅòÇ ñåÉó äÇãÌÈáÈø åÀòÈîÀ÷åÉ. 17 Los antiguos Sabios nos ordenaron que no explicáramos acerca de esas cosas sino a un solo hombre, a condición de que sea un sabio autodidacto. Solo entonces se le revelan los principios sintetizados y se le informan pequeñeces del asunto, entendiéndolas él por propia percepción y percibiéndolas en toda su profundidad.
éç åÌãÀáÈøÄéí àÅìÌåÌ ãÌÀáÈøÄéí òÂîåÌ÷Äéí äÆí òÇã ìÄîÀàåÉã, åÀàÅéï ëÌÈì ãÌÇòÇú åÀãÇòÇú øÀàåÌéÈä ìÀñÈáÀìÈï. åÇòÂìÅéäÆï àÈîÇø ùÑÀìÉîÉä áÌÀçÈëÀîÈúåÉ ãÌÆøÆêÀ îÈùÑÈì, "ëÌÀáÈùÒÄéí ìÄìÀáåÌùÑÆêÈ" (îùìé ëæ,ëå); ëÌÈêÀ àÈîÀøåÌ çÂëÈîÄéí áÌÀôÅøåÌùÑ îÈùÑÈì æÆä, ãÌÀáÈøÄéí ùÑÀäÆï ëÌÄáÀùÑåÉðåÉ ùÑÆìÌÈòåÉìÈí éÄäÀéåÌ ìÄìÀáåÌùÑÈêÀ, ëÌÀìåÉîÇø ìÈêÀ ìÀáÇãÌÈêÀ, åÀàÇì úÌÄãÀøÉùÑ àåÉúÈï áÌÈøÇáÌÄéí. åÇòÂìÅéäÆí àÈîÇø "éÄäÀéåÌ-ìÀêÈ ìÀáÇãÌÆêÈ; åÀàÅéï ìÀæÈøÄéí, àÄúÌÈêÀ" (îùìé ä,éæ). åÇòÂìÅéäÆï àÈîÇø "ãÌÀáÇùÑ åÀçÈìÈá úÌÇçÇú ìÀùÑåÉðÅêÀ" (ùéø äùéøéí ã,éà); ëÌÈêÀ ôÌÅøÀùÑåÌ çÂëÈîÄéí äÈøÄàùÑåÉðÄéí, ãÌÀáÈøÄéí ùÑÀäÆï ëÌÄãÀáÇùÑ åÀçÈìÈá, éÄäÀéåÌ úÌÇçÇú ìÀùÑåÉðÈêÀ. 18 Y esas cosas son muy complicadas, no estando todo intelecto capacitado para captarlas. Y acerca de ellas dijo sabiamente Shelomó, a manera de proverbio, "Corderos para tu vestimenta" (Pr. 27:26); así dijeron los Sabios al explicar este proverbio ¡“que las cosas que son los enigmas del mundo, deseando todos saberlas, sean para tí como tu vestimenta”! es decir ¡“sólo para tí y no las expliques públicamente”!. Y sobre ellas dijo "¡Que sean para tí solo y no lo compartan extraños"! (Pr. 5:17). Y dijo acerca de ellas "hay miel y leche debajo de tu lengua" (Ct. 4:11); explicando ésto así los Antiguos Sabios ¡“que las cosas que son como miel y leche estén debajo de tu lengua”!

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